Resumen del libro Vivir sin cabeza Una experiencia Zen por Douglas Harding (On Having No Head)

Resumen del libro Vivir sin cabeza Una experiencia Zen por Douglas Harding (On Having No Head)

Resumen corto/Sinópsis: Vivir sin cabeza (1994) es un clásico filosófico, espiritual y místico único en su clase. Su objetivo es romper nuestra noción de dualidad entre mente y todo lo demás, combinando observaciones del autor, experiencias místicas, introspección, ejercicios prácticos. Un libro ideal para cualquier persona interesada en el Budismo zen y otras tradiciones espirituales orientales. 

¿Quién es Douglas Edison Harding?

Douglas Harding fue un filósofo, místico y maestro espiritual de Inglaterra. Escribió varios libros, incluyendo The Hierarchy of Heaven and Earth.

En The Hierarchy of Heaven and Earth Harding explora la idea de que estamos hechos de ‘capas’. Lo que somos dependía de la perspectiva del observador. Como resultado de su investigación, Harding se convenció de que solo era humano en un sentido limitado y que si vamos explorando a niveles más pequeños cada vez, por ejemplo celular, molecular y atómico al final descubrimos que no hay ‘nada’ en el centro. Según Douglas Harding así encontró su identidad central, su “Verdadero Ser”. La Jerarquía del Cielo y la Tierra, de título original The Hierarchy of Heaven and Earth, que Faber & Faber publicó en 1952.

CS Lewis, el famoso escritor y teólogo cristiano, que escribió el prefacio de este libro, elogiándolo como “una obra del más alto ingenio”. En el otro extremo del espectro religioso, el prominente Nuevo Ateo y neurocientífico Sam Harris ha defendido partes de On Having No Head, y presenta el concepto en algunas de las meditaciones de su aplicación Waking Up.

La siguiente cita, un ejercicio que recomienda Douglas Harding para entender la no dualidad, ilustra sus ideas:

“Señale sus pies, piernas, vientre y pecho, seguido de lo que está encima de eso. Continúe mirando lo que su dedo está señalando ahora”. . ¿Qué está mirando?” – Douglas Harding Vivir Sin Cabeza

¿Cómo llegó Douglas Harding a la idea de no dualidad y vivir sin cabeza?

Douglas Hardy tuvo una experiencia cuando tenía años que cambió por completo cómo se veía a sí mismo y al mundo que lo rodeaba. El autor estaba dando un paseo por el Himalaya un día cuando de repente dejó de pensar. En ese momento entró en un estado similar al que podemos llegar a veces cuando llevamos unos años meditando, ya no usaba el lenguaje para razonar, imaginar o interpretar el mundo. 

Según él, incluso olvidó su nombre y que era algo llamado “ser humano” y, se centró por completo en el ahora y en la experiencia sensorial que estaba teniendo en él. Su atención se centró en su campo visual en concreto en este punto, y empezó a trazar mentalmente los contornos de su propio cuerpo. 

Siguiéndolo hacia abajo, descubrió que las piernas de su pantalón terminaban en un par de zapatos. Las mangas de su camisa terminaban en un par de manos a los lados. Moviéndose hacia arriba, y a medida que iba repitiendo este proceso se dio cuenta de que, sobre sus hombros no había nada. 

Todos sabemos lo que “debería” haber estado allí: su cabeza. Sin embargo, cuando miró a su alrededor y se concentró únicamente en sus percepciones visuales inmediatas, no ninguna vio cabeza. En cambio, vio un vacío donde “debería” haber estado su cabeza. 

Cuando miró más de cerca, notó algo extraño en el espacio vacío de este vacío sin cabeza. No estaba del todo vacío;  era todo lo contrario. Estaba ocupado, lleno de hierba, árboles, colinas y montañas, así como el cielo azul, del paisaje del Himalaya. 

La ausencia de su cabeza dio lugar a la presencia de todo el mundo que lo rodeaba. Pero no era sólo su cabeza lo que faltaba. Otra cosa también faltaba, el propio “Douglas Harding”. No había ningún “yo” , el mundo estaba allí, sin necesidad de que alguien lo estuviera observando. Esta idea podría considerarse como una antítesis de las ideas del filósofo y teólogo Berkeley, que consideraba que el mundo solo existía si lo observaba una conciencia, y que según él, el mundo seguía existiendo porque la “conciencia de Dios estaba observandolo”. Para Hardy, donde creemos que está la conciencia, donde creemos que está el yo que observa el mundo, no hay nada, solo está el mundo. No hay un yo que observe, cuando percibimos el mundo percibimos lo que hay a través de nuestros sentidos.

¿Qué significa vivir sin cabeza según Douglas Harding?

La experiencia de Harding en el Himalaya alteró su percepción de sí mismo. Se dio cuenta de que llegó a su experiencia con una concepto ambiguo preconcebida de quién somos, que empieza por el cuerpo, después estan los ojos, que eran como dos ventanas en el ático, y finalmente, esta nuestro “yo consciente”. El autor lo compara con una casa, en la que el cuerpo es el edificio en sí, los ojos son la ventana hacia el exterior, y el “yo” es como alguien viviendo dentro de la casa que podía mirar por las ventanas para ver lo que estaba pasando afuera. 

Pero cuando se concentró en su experiencia visual inmediata, descubrió algo nuevo. No había alguien observando desde la ventana, hasta donde podía ver, solo había una ventana: su campo visual general. Y al estudiarlo con más detenimiento, se dio cuenta de que, ni siquiera era una ventana porque no tenía marco; no había ningún borde que rodeara su campo visual; era una extensión abierta de par en par, y esto es lo que él llamó el “vacío sin cabeza”, o “having no head”

No había nada más que el vacío y las imágenes que lo llenaban, nada más, nada menos. Por lo que podía ver, nada se interponía entre las imágenes y el vacío. No era como si las imágenes se proyectaran o se filtraran. Las imágenes interactuaban directamente con el vacío. No había separación ni distancia entre el vacío y las imágenes que lo llenaban. Las imágenes y el vacío se habían fusionado por completo en una sola realidad unificada, que era todo lo que podía ver. Solo existía la vista en sí.

¿Cómo podemos experimentar la no dualidad que comenta Douglas Harding?

Podemos estar perplejos o sentirnos escépticos en este punto después de escuchar sobre la experiencia del autor y las observaciones iniciales. ¿Qué diablos está pasando? ¿Qué está intentando decir? ¿Y qué le hizo pensar que era tan importante? Para responder a estas preguntas, intentemos recrear su experiencia. La primera parte es simple, y podemos completarla ahora mismo con uno de los ejercicios que recomienda. 

Primero, empecemos por mirar hacia nuestros lados y hacia abajo. Podremos ver nuestras piernas, brazos y torso. Si seguimos desde nuestros dedos de los pies hacia arriba  llegaremos a donde “debería” estar nuestra cabeza. Pero algo de lo que no nos solemos dar cuenta, es que a menos que usemos un espejo, no podemos ver nuestra cabeza. 

Podemos ver nuestra nariz, los brazos mientras escriben, incluso el bigote o la barba si tenemos, pero no podemos ver mucho más. Es como si hubiera un hueco donde “debería” estar nuestra cabeza. 

Sin embargo, si examinamos lo que vemos en ese espacio vacío, notaremos que esta “nada” contiene todo, todas las imágenes que vemos en nuestro campo visual, cuando intentamos mirar donde debería estar nuestro cerebro, lo único que acabamos viendo, es el mundo que nos rodea. 

Lo que veamos en concreto, dependerá de dónde nos encontremos. Podríamos estar leyendo esto en un café o en el sofá de casa, y como resultado en cada situación veremos algo diferente al intentar hacer el ejercicio. Lo que a su vez ayuda a reforzar la idea de que no hay un yo que observa, sino que lo único que existe es el mundo, y nosotros como extensión del mismo. 

Podríamos viajar a las estrellas más lejanas en una nave espacial o mirar las partículas más pequeñas a través de un microscopio pero cuando intentemos ver dónde está nuestra cabeza, lo único que veremos es el mundo. Llegado este punto, a menos que no sea la primera vez que hemos leído sobre el tema o si tenemos experiencia meditando, lo más probable es que tengamos un montón de preguntas escépticas y objeciones dando vueltas en nuestras cabezas. Si ese es el caso, no estamos solos; tampoco las personas con las que el autor compartió sus experiencias y observaciones. Por eso el autor ofrece una serie de respuestas a las preguntas más comunes para ayudarnos en el proceso.

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