
Resumen del libro The Point of View of the Universe, by Katarzyna de Lazari-Radek and Peter Singer
La justicia Kantiana
El concepto de justicia es algo que nos obsesiona, y que esperamos en nuestras interacciones. Cuando consideramos que algo no es justo nos frustra. Esta frustración nos viene de dentro, y es algo que tambien compartimos con algunos de nuestros parientes mas cercanos.
Se ha visto que los monos tambien aplican una concepto parecido al de justicia. Cuando se ofrecen recompensas diferentes a los monos, y pueden ver que otro ha conseguido algo que considera mejor, se produce una respuesta de “indignación”.
Esta respuesta de indignacion cuando consideramos que no se nos ha tratado de forma justa, no se limita a los monos. Asumimos que somos seres racionales, pero los distintos bias y sesgos que tenemos demuestran que no es del todo cierto, y uno de ellos es el de sesgo de justicia kantiana.
El efecto del sesgo de justicia kantiana define nuestra “expectativa de justicia e igualdad” en un mundo en el que la aleatoriedad domina. El bias lleva a que estemos menos satisfechos con las opciones que nos presenta, aunque sean buenas o mejores que lo que tenemos, únicamente porque percibimos que otros han conseguido algo mejor y que nos merecemos más.
La primera persona en mencionar el sesgo o bias de justicia kantiana fue el inversor Charlie Munger, en su discurso Economía Académica – Fortalezas y Debilidades, tras Considerar Necesidades Interdisciplinarias.
Según Munger:
“No siempre se reconoce que, para funcionar bien, la moralidad debería a veces parecer injusta, como la mayoría de los desenlaces en el mundo. El deseo por la igualdad perfecta lleva a que ocurran muchos problemas en los sistemas.
Algunos sistemas deberían hacerse “injustos” deliberadamente, porque serán más justos de media para todos nosotros. Suelo citar el ejemplo de tener perder tu carrera, en la marina, si se hunde tu barco, aun cuando no es culpa tuya.
Considero que la falta de justicia para el que no tenía culpa es más que compensada por la mayor justicia para todos cuando todo capitán de barco lucha con uñas y dientes para asegurarse de que no se hunda el barco.
Tolerar un poco de “injusticia” para conseguir más justicia para todos, es un modelo que os recomiendo a todos. Pero claro, no lo pondria en tu tarea de la universidad si quieres tener buena nota, sobre todo en una facultad de derecho moderna, en la que suele haber un amor excesivo por el proceso de buscar justicia.”
Según Munger, puede ser beneficioso a nivel social tener pequeñas injusticias siempre que el resultado al que lleven sea más positivo de media. Pero esto nos lleva a repensar el concepto de justicia.
Porque somos menos éticos de lo que pensamos
Nos gusta pensar que nuestra conducta suele ser ética, que cumplimos con lo que debemos y que en la mayoría de los casos son los demás los que actúan de forma poco ética. Pero la ciencia demuestra que nosotros tampoco somos tan “buenas personas” como nos gustaría creer
En su libro ‘’Blind Spots’’ los autores Max Bazerman y Ann Tebrusnel nos explican varias formas en las que solemos engañarnos para no ver nuestro comportamiento con objetividad.
1)Cometemos errores de predicción del comportamiento.
Solemos creer que nos comportaremos de una forma x en cierta situación, pero cuando realmente sucede nos comportamos de forma diferente. Bias como el del sesgo de disponibilidad, o el del creador pueden llevarnos a dar más importancia a las ganancias del momento que a nuestro código moral
2)Tendemos a juzgar lo ético que es un comportamiento según el resultado, lo que se conoce como bias o sesgo del resultado.
Le damos mucha más importancia a aquellos problemas que tienen “víctimas que podemos ver” y con las que nos sentimos identificados. Es una de las razones por las que las noticias le dan el mismo tiempo en pantalla a la muerte de un perro que la muerte de cientos de personas en otros país.
3)La “ceguera motivacional”
Es un bias que se basa en no hacer caso a posibles consecuencias de una acción si tenemos una motivación suficiente para hacerlo. Puede llevarnos a mirar hacia otro lado cuando alguien hace algo poco ético o incluso realizar el mismo comportamiento. También está relacionado con la razón por la que un gran porcentaje de emprendedores hoy en día tienen menos de 30 años, son más impulsivos y esto les lleva a no ver las posibles ramificaciones.
4)Sobrecarga cognitiva
Cuando estamos sobrecargados cognitivamente, es mucho más probable que hagamos trampas, simplemente porque para mantener un cierto nivel de ética tenemos que estar en un estado que permita el control de las emociones. Cuando estamos saturados triunfa el sistema 1 y nos lleva a decidir con intuición.
Esta sobrecarga cognitiva se suele deber no tanto a una sobrecarga en una situación concreta sino a una sobrecarga general. Se da cuando estamos rodeados de tanta información que es de interés inmediato para nosotros que nos sentimos abrumados por la incesante presión de ser capaces de seguir el ritmo.
Este problema aumenta sobre todo cuando debemos tener en cuenta todas las redes sociales, emails, llamadas, whatsaps, mensajes de slack e información que requiere nuestra atención y parece urgente sin serlo.
La sobrecarga cognitiva se debe a un exceso de información y por lo tanto se puede aliviar si reducimos la cantidad de información a la que tenemos acceso.
