
Resumen del libro ¿Puedes Aprender a Tener Suerte? por Karla Starr (Can You Learn to Be Lucky? )(2018)
Resumen corto: Can you Learn to Be Lucky explica cómo los prejuicios dictan nuestro comportamiento y los acontecimientos mundiales de forma predecible. Al comprender los mecanismos detrás de los eventos aparentemente aleatorios, podemos aprender cómo aprovechar nuestra a suerte y sacarle partido.
¿Quién es Karla Starr?
Karla Starr es periodista y escritora centrada en la divulgación científica y el tema de la suerte. Ha escrito para Atlantic, Slate, The Guardian y Los Angeles Times. Su perspectiva sobre las suerte nace de un accidente que tuvo hace años, casi muere en un accidente automovilístico. Tuvo la suerte de sobrevivir, y desde entonces explora el concepto de suerte y sus ramificaciones.
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La suerte depende de quién llegue el último
Acontecimientos aparentemente debidos a la suerte tienen, en muchos casos, causas predecibles. Por ejemplo, la proximidad es un predictor de amistad, no podemos encontrarnos con alguien si no estamos en el mismo lugar, y mismo periodo temporal. E incluso si lo somos, no llegaremos a conocerlos a menos que hagamos un esfuerzo por hablar con ellos. No podemos controlar todo en la vida. Pero la suerte es más predecible de lo que pensamos, y todos podemos adaptar nuestro comportamiento para aumentar nuestras posibilidades.
La vida es aleatoria, pero eso no significa que no podamos sacarle partido. Cuando comenzamos a comprender cómo funciona nuestro cerebro y cómo los sesgos cognitivos nos afectan, y sus patrones, podemos tomar control de nuestra suerte.
En cualquier situación en la que varias personas, objetos o habilidades se comparan entre sí, estar entre los últimos en ser juzgados aumenta nuestras posibilidades de éxito.
Por ejemplo, un análisis de los campeonatos europeos de patinaje artístico entre 1994 y 2004 encontró que el finalista tenía un 14 por ciento de posibilidades de ganar, un porcentaje mucho más alto que en cualquier otra posición.
Los jueces de patinaje artístico son reacios a otorgar a uno de los primeros participantes un 5.9 o un 6 (la puntuación más alta) porque esto hará que sea imposible otorgar a los competidores posteriores una calificación más alta. Tener una mejor comprensión del nivel medio de la competición, así como saber que nadie más se presentará, hace que sea más fácil dar las calificaciones más altas a los últimos. El mismo patrón se ha encontrado en todo, desde los campeonatos de natación sincronizada hasta Eurovisión.
El cerebro humano está programado para funcionar de esta manera. Se basa en el contexto, en la información y las emociones de las que dispone actualmente. Los primeros que vemos se juzgan en función de nuestros ideales porque nuestro cerebro aún no tiene con qué comparar. Pero, a medida que veamos más, nuestro cerebro recibirá información sobre lo que hay ahí fuera.
Tendremos lo que se llama un ancla, algo con lo que comparar y conocer el valor relativo de lo que estamos considerando. Es difícil de decidir,si algo es mejor o peor, por no decir imposible, en el vacío. El valor que asignamos a un objeto cambia constantemente, y esto no se debe a un cambio en el objeto en sí, sino a un cambio en la información disponible, así como en nuestras emociones. Si alguno de esos dos cambia, el valor que asignamos a algo cambia.
Estos cambios siguen un patrón y, como tal, podemos aprovecharlo para aumentar el valor de lo que ofrecemos.
El efecto de la repetición
Un psicólogo social llamado Robert Zajonc una vez realizó un experimento en el que expuso a los occidentales a caracteres extranjeros (kanji japonés, por ejemplo) y luego se les pidió evaluar cuánto les “gusta” cada uno. En general, los participantes favorecieron a los caracteres que habían visto con frecuencia.
Este experimento es una demostración del efecto de la exposición, que muestra que las personas valoran más las cosas que recuerdan. Este efecto tiene una explicación evolutiva obvia. Como dijo Zajonc, “si nos suena, todavía no nos ha comido”.
En una ocasión, un estudio examinó si la apariencia de los músicos afectaba la forma en que eran evaluados. A los jueces se les mostró el sentido de las interpretaciones de violín grabadas en video. Algunos de los violinistas vestían faldas cortas y ropa ajustada, mientras que otros vestían trajes formales de concierto. El truco era que cada actuación era del mismo artista. Los jueces calificaron sistemáticamente a los que llevaban vestimenta formal como técnicamente más competentes.
Otros estudios muestran que los médicos pueden aumentar sus calificaciones de fiabilidad al ponerse una bata blanca sobre su traje. Estos son los resultados de tomar decisiones con lo que Daniel Kahneman llama Sistema 1. Cuando tenemos que tomar decisiones rápidamente y no creemos que la tarea sea lo suficientemente importante como para pensar profundamente, usamos la intuición. El problema es que la intuición suele estar equivocada. La parte buena es que podemos hacer uso de estos “juicios de una fracción de segundo” a nuestro favor.
Los seres humanos están predispuestos a favorecer a las personas atractivas
Un rostro atractivo y simétrico servía como indicador de que alguien estaba sano y tenía un sistema lo suficientemente fuerte como para no dejar ningún efecto externo. Significa que es más probable que sus descendientes sobrevivan en caso de una enfermedad. Es la misma razón por la que consideramos mejor un cuerpo fuerte, ya que significa que podrían protegerse en caso de una pelea.
Según múltiples estudios, las personas de diferentes géneros, culturas y razas coinciden muchas veces en quién es atractivo y quién no, aunque es difícil saber hasta que punto esto no se debe al efecto de la globalización.
Las personas atractivas tienen una ventaja, es más fácil que otros les muestren cariño o quieran interactuar con ellos, lo que aumenta sus posibilidades. Esto comienza a una edad temprana. Un estudio encontró que los padres con bebés atractivos, a juicio de otras personas, son más cariñosos con sus hijos.
En un estudio, los investigadores dejaron solicitudes universitarias en cabinas telefónicas, como si las hubieran dejado allí por accidente. Algunas de las solicitudes, que incluían fotografías y direcciones, eran de candidatos atractivos, mientras que otras eran de candidatos menos agraciados. Los participantes enviaron por correo muchas más solicitudes a los estudiantes atractivos.
Si queremos generar cierta impresión, debemos entender cuál es el estereotipo asociado a ella e imitarlo. La gente usa, instintivamente, las primeras impresiones como guía para la toma de decisiones. Facilitándoles las cosas, imitando el estereotipo que nos beneficia, puede permitirnos generar la impresión que deseamos.
