
Resumen del libro El gran diseño por Stephen Hawking y Leonard Mlodinow (The Grand Design, 2010)
Resumen corto: The Grand Design (2010), o en español El Gran Diseño, cuenta la historia de cómo surgieron los humanos y cómo comenzamos a utilizar el método científico. El método científico es una de las mayores razones detrás de nuestro progreso, y este libro nos explica cómo llegó a serlo. Desde las leyes de Newton y Einstein hasta la ciencia de la física cuántica. Por Stephen Hawking y Leonard Mlodinow
¿Quién es Stephen Hawking?
Stephen Hawking (1942-2018) fue uno de los principales divulgadores de física y uno con cuyo trabajo hemos crecido muchos de nosotros. Ha recibido numerosos premios como la Medalla Presidencial de la Libertad. Durante 30 años fue profesor de matemáticas en la Universidad de Cambridge.
Algunos de sus libros son:
- Breves respuestas a las grandes preguntas
- La clave secreta del universo
- La teoría del todo: El origen y el destino del universo
- El origen del universo
- La naturaleza del espacio y el tiempo
- El tesoro cósmico
- Agujeros negros
¿Quién es Leonard Mlodinow?
Leonard Mlodinow es físico del California Institute of Technology ifornia y uno de los principales expertos en teoría cuántica. Es autor de los libros The Drunkard’s Walk: How Randomness Rules Our Lives y A Brief History of Time.
Colección de Los mejores libros de Productividad y Aprendizaje(PDF)


La curiosidad humana
Una de las características que definen a los seres humanos es nuestra curiosidad. Siempre hemos querido entender el mundo que nos rodea, y al principio, al no tener ninguna herramienta para entenderlo, optamos por hacer uso de la experiencia, aprendiendo a base de prueba y error, y cuando no podíamos hacer esto, optamos por crear dioses.
Estos dioses nos permitian explicar el mundo que nos rodeaba, le daban un orden y con ello reduciamos nuestro miedo a la incertidumbre. Si necesitábamos algo, rezabamos u ofreciamos sacrificios.
Y no fue hasta la época de la antigua grecia, con pensadores como Heraclito, el primero en aceptar que todo cambia, Pitágoras que desarrolló un culto basado en el conocimiento y el método científico y muchos más que conseguimos por primera vez intentar explicarlo todo de acuerdo a leyes que pudiésemos entender y contrastar.
En los siglos XVI y XVII, pensadores como Galileo, Kepler, Francis Bacon y Descartes fueron los primeros defensores del método científico. Isaac Newton usó este sistema para formular las leyes de la gravedad y el movimiento, lo que finalmente nos permitió comprender los movimientos de los planetas y las estrellas.
Esto nos llevó al determinismo científico, la creencia de que todo puede explicarse científicamente.
El libre albedrío
Si bien muchas personas pueden aceptar las reglas del determinismo científico que se aplican a la naturaleza, es una propuesta más complicada con respecto a la naturaleza humana.
Como resultado, los académicos han debatido durante mucho tiempo el concepto de libre albedrío y si existe.
En defensa del libre albedrío, tenemos al filósofo René Descartes, quien se negó a creer que el ser humano se adhiera a las leyes de la naturaleza, como si todos fuéramos robots.
Descartes vio una clara distinción entre el cuerpo humano, que podría explicarse a través de la ley científica; y el alma humana, a la que no se aplicaba el razonamiento.
Vio el alma como la fuente del libre albedrío de una persona e incluso llegó a sugerir una ubicación para nuestra alma: la glándula pineal, que reside en el centro del cerebro.
Descartes suena convincente, pero plantea muchas preguntas que resaltan el conflicto entre el libre albedrío y el determinismo científico.
En primer lugar, si los humanos tienen libre albedrío, ¿es así para todos los mamíferos? Si es así, ¿cuándo apareció este rasgo en nuestra evolución?
¿Es el libre albedrío un rasgo de los organismos multicelulares o también lo tienen las bacterias? ¿Dónde trazamos la línea divisoria entre los seres vivos que están sujetos a la ley científica y los que poseen esta cualidad aparentemente mágica?
La verdad es que no hay línea. Si bien puede reconfortarnos pensar que somos libres de elegir cualquier acción que consideremos adecuada, todos estos pensamientos y decisiones pueden explicarse mediante leyes físicas y químicas.
Los avances recientes en neurociencia han dejado claras las leyes científicas detrás de nuestras acciones.
Los científicos ahora saben cómo se puede estimular cada área del cerebro para dar a las personas el deseo de hablar o mover ciertas partes de su cuerpo. Cualquier elección que hagamos ahora puede atribuirse a la biología, como el resto de los organismos que nos rodean.
¿Cómo ve el mundo un pez si vive en una pecera?
Esta fue una preocupación en la ciudad de Monza, Italia. En 2004, el ayuntamiento prohibió las peceras ya que decidieron que el vidrio curvado distorsionaba la visión de los peces, obligándolos a vivir en una realidad distorsionada.
Pero para que esto sea cierto, primero tenemos que creer que nuestra realidad no está distorsionada de ninguna manera, o que hay una realidad definitivamente precisa para contemplar.
Esto sería terriblemente presuntuoso, ya que la verdad es que todos vemos las cosas de una manera que es exclusivamente nuestra. O, para decirlo de otra manera, no hay «realidad» aparte de lo que experimenta un individuo.
Lo que llamamos «realidad» es una imagen mental que nuestro cerebro produce en el marco de la información que envían nuestros sentidos. Si reconocemos la imagen de un árbol, es porque la retina de nuestro ojo recibe la luz que estaba siendo dispersada por el objeto parecido a un árbol y nuestro cerebro usó esto para crear la imagen mental de un árbol.
La razón por la que creemos que lo que vemos es la realidad es porque la gente ha utilizado los mismos sentidos que nosotros para crear las leyes científicas que han sido aceptadas. Dado que nuestra visión se adhiere a estas leyes, aceptamos nuestra realidad como correcta.
Aqui es donde entra en juego el concepto de sesgos cognitivos.
