
Resumen del libro Conciencia Plena por Susan L. Smalley 2012 (Fully Present 2010)
Resumen corto: Fully Present 2010 o en español Conciencia Plena (2013) es una guía práctica de atención plena, llena de consejos para poner en práctica la milenaria disciplina del mindfulness hoy. Basados en la experiencia de dos de los principales expertos en mindfulness de la actualidad, estos nos guían a través de la ciencia y el arte de la meditación, mostrándonos cómo integrarlos en nuestra vida cotidiana y empezar a acercar nuestra rutina al tipo de vida que queremos vivir.
¿Quién es Susan L. Smalley?
Susan L. Smalley es la fundadora y líder del Centro de Investigación de la Conciencia Plena de la Universidad de California en Los Ángeles. Es profesora de psiquiatría cuya investigación se centra en los beneficios de la atención plena.
¿Quién es Diana Winston?
Diana Winston es una popular profesora de atención plena que enseña en los EE. UU. y Asia. Es directora del Departamento de Educación Mindfulness de la Universidad de California en Los Ángeles.
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Hemos perdido el contacto con la naturaleza y la lo que comemos
Cuántos de nosotros comemos sin siquiera saborear. Simplemente cogemos lo primero que encontremos, y nos lo comemos lo más rápido posible para seguir con nuestro trabajo o cualquier otra cosa que parezca urgente. Pero esto no solo reduce la satisfacción que podemos sacar de disfrutar de una buena comida, sino que también puede tener efectos negativos sobre nuestra salud, porque evita que dejemos de lado el ajetreo y estrés de la vida diaria.
Aquí es donde entra en juego la alimentación consciente, un concepto ligado al de mindfulness. El mindfulness, es la capacidad de dejar de ser distraídos por nuestro flujo constante de pensamientos y recuperar el control de nuestra atención. Esto significa que practicar mindfulness es básicamente evitar ser distraído por nuestros pensamientos y entender dónde estamos exactamente y qué estamos haciendo.
Lo podemos aplicar a nuestras comidas con algo tan simple como coger cualquier alimento, preferiblemente sano, que tengamos a mano y ponernos cómodos. Como primer paso pongámonos en contexto. Si tenemos una verdura o fruta, debe haber empezado como una semilla, ¿verdad? Imaginemos el largo viaje que lo trajo a nuestro hogar.
Primero, brotó y creció hasta convertirse en una pequeña planta. A medida que crecía, absorbía la luz del sol, el agua y los nutrientes hasta que maduró hasta convertirse en una planta más grane o un árbol y producir sus frutos llenos. Pero eso no sucedió por sí solo.
Alguien plantó esa semilla, cuido de ella la vid y cosecharon los frutos. Otros los empaquetaron y los metieron en camiones, que los llevaron hasta un supermercado. Una vez que hemos hecho todo el recorrido mental, estamos listos para comer.
Nuestra imaginación habrá despertado nuestra curiosidad y eliminado las distracciones, y seguramente parezca que estamos viendo el alimento por primera vez. ¿De qué color es? ¿Cómo se refleja la luz en él? Finalmente, preguntarnos si queremos comerlo. Si lo hacemos, ahora es el momento de darle un mordisco, de masticar y dejar que cada matiz de su sabor deje huella en nuestro paladar.
Y mientras saboreamos prestemos atención a los pensamientos, recuerdos e ideas que pasan por nuestra mente. Lo más probable es que solo podamos pensar en el sabor y que lo disfrutemos mucho más.
Cómo crear el hábito de meditar
Los hábitos son difíciles de eliminar una vez que se arraigan. Ya sea fumar, o pasar tiempo online muchos de nuestros problemas son el resultado de patrones de comportamiento negativos. Esto se debe en parte a que cambiar nuestros hábitos es difícil. Porqué como sugieren el economista Steven Levitt y el periodista Stephen Dubner, todo se reduce a incentivos y consecuencias.
En Freakonomics mencionan un estudio, en el que los investigadores observaron los hábitos de lavado de manos del personal médico que trabaja en un hospital en Los Ángeles. Cuando les preguntaron a los médicos y enfermeras con qué frecuencia se lavaban las manos según las normas del hospital, la respuesta que recibieron fue el 73 por ciento de las veces.
Pero las cámaras ocultas demostraron que los miembros del personal se estaban lavando las manos en el minimo de casos, principalmente cuando las normas del hospital lo exigían. Esto se puede explicar por el hecho de que la administración del hospital no se había molestado en incentivar a los obedientes de las reglas ni en empujar a los infractores.
Si queremos que la gente adopte buenos hábitos, tenemos que darles un empujón ocasional. Cuando el hospital aumentó la cantidad de dispensadores de desinfectante para manos, empezó a recompensar a los que se lavaban las manos con regularidad y colocó grandes carteles mencionando que había cultivos de bacterias en desarrollo, el personal médico cambió de actitud.
Esto último funciona porque cuando estás cultivando bacterias para algún experimento es muy fácil que se contaminen con cualquier cosa, porque las creces en medios ricos que fomentan el crecimiento, lo cual significa que si alguien no se lava las manos y lo toca es muy probable que acaben contaminados con otros tipos de bacteria. A nivel de un laboratorio eso significa repetir el experimento, pero en un hospital podría significar dar el diagnóstico equivocado a un paciente.
Lo mismo ocurre cuando queremos mejorar nuestros hábitos, como el de mindfulness. Los lo simple suele funcionar mejor. Establecer un objetivo poco exigente, como dedicar cinco minutos al día hace que parezca más alcanzable.
Y para facilitar que cumplamos, es importante crear un entorno que refuerce nuestro nuevo hábito. Ese podría ser un pequeño rincón, sin aparatos electrónicos, que invite a la meditación.
Las ventajas de meditar
No nos sorprenderá saber que la meditación mejora nuestra salud. Pero es posible que no sepamos cuán bueno es. Los científicos apenas comienzan a entender los efectos de la meditación.
Estudios recientes que analizan un tipo de meditación que entrena la mente para bloquear el ruido de fondo y concentrarse en una cosa, han demostrado que las personas que meditan de forma habitual por ejemplo, muestran una mayor actividad del sistema inmune y para combatir las infecciones.
La meditación se ha relacionado con una mayor producción de algo llamado telomerasa, una enzima que repara los cromosomas y, en general, retrasa el proceso de envejecimiento. Otros estudios demuestran que da como resultado mejores niveles de colesterol, mejor presión arterial y un corazón más saludable.
Sin embargo, la meditación no es solo una bendición para nuestro bienestar físico, sino también para nuestras habilidades cognitivas. Se ha demostrado que mejorar la atención plena ayuda a nuestra mente a autorregularse, mejorar las habilidades para resolver problemas y adaptarse a situaciones nuevas.
