
Resumen del libro Clean El programa revolucionario de limpieza y detoxificación por Alejandro Junger y Amely Greeven 2011
Resumen corto: En el libro, el autor revela a cuántas toxinas nos exponemos constantemente, en nuestros alimentos y la polución e incluso algunas producidas por nuestro cuerpo. El libro nos presenta una serie de pasos para eliminar algunas de estas toxinas, y en principio, reducir las posibilidades de contraer ciertas enfermedades.
¿Quién es Alejandro Junger?
Alejandro Junger, MD, es un autor de varios New York Times best-sellers que ejerce en una clínica de cardiólogos en Nueva York. Después de terminar su formación médica, Junger estudió Medicina Oriental en la India y se convirtió en un experto en fatiga suprarrenal y los efectos mentales y físicos del estrés crónico.
¿Quién es Amely Greeven?
Amely Greeven es una blogger, periodista, redactora y sobre temas de salud cuyos artículos han aparecido en una variedad de revistas, incluyendo Vogue ,y Harpers Bazaar entre otras .
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Quizá la causa no es la que creemos
Si no nos sentimos bien, y creemos que es un resfriado, podemos ir a la farmacia a comprar algunos medicamentos. O si es un resfriado muy fuerte, podemos ir al médico a que nos hagan un diagnóstico y recete algo. Pero, ¿y si el problema tiene que ver con el funcionamiento del cuerpo?
Según el autor, cada dia nos vemos expuestos a una gran cantidad de toxinas ambientales y dietéticas que están dañando la capacidad de nuestro cuerpo para funcionar adecuadamente. Prácticamente en todo momento, somos bombardeados con pesticidas en nuestros alimentos y cócteles químicos en nuestros productos de limpieza.
Las empresas han estado fabricando productos químicos más fuertes para usarlos en una gama cada vez mayor de propósitos, y aunque esto nos ha hecho la vida más fácil, nuestros cuerpos no han tenido tiempo de desarrollar una resistencia a estos compuestos. Solo en el último siglo, hemos cambiado drásticamente cómo comemos y vivimos, y ha afectado a los sistemas de defensa de nuestro cuerpo.
La toxicidad viene acompañada de una buena cantidad de síntomas, como cansancio e hinchazón recurrentes, pero los médicos suelen descartarlos como signos del desgaste normal de nuestro cuerpo. La mayoría de los médicos dudarán en hacer cualquier cosa a menos que los síntomas sean graves y, en esos casos, su consejo será ingerir medicamentos que se suman a los residuos que nuestro cuerpo tendrá que eliminar en algún momento.
El autor propone una forma de reducir los posibles efectos de estos compuestos, a través de pequeños cambios en nuestro estilo de vida, y un programa de “detoxificación”.
Las toxinas a las que nos enfrentamos
En su clínica de cardiología en Nueva York, el autor, el Dr. Alejandro Jungerr, notó que muchos pacientes tenían síntomas de hinchazón, cansancio, estornudos y mal humor, ante lo cual, se planteó si lo que todos tenían en común eran las toxinas a nivel ambiental.
Pero para entender cómo nos llegan estas toxinas, es útil considerar los cuatro entornos diferentes con los que su cuerpo entra en contacto todos los días. El Dr. Junger se refiere a estos como nuestras “cuatro capas de piel”.
La primera capa es la defensa natural de nuestro cuerpo: nuestra piel. Las toxinas que entran a través de esta capa incluye productos químicos y cosméticos, como el aluminio que se encuentra en muchos desodorantes. Cuando frotamos productos químicos en nuestra piel, forzamos las toxinas en nuestro torrente sanguíneo a través de los poros.
Nuestra segunda piel es nuestra ropa. Suele contener tintes, perfumes y residuos de productos químicos de limpieza. Las telas se tratan más con pesticidas que nuestros alimentos. De hecho, el 25 por ciento de los pesticidas del mundo se utilizan en el algodón. No solo eso, el percloroetileno es un ingrediente común en la limpieza en seco que se ha encontrado que causa daño hepático, renal y neurológico.
Nuestra tercera piel es donde pasamos tiempo, incluidos nuestra empresa y nuestro hogar. La Agencia de Protección Ambiental ha presentado varios estudios que defienden que el interior de nuestras zonas de trabajo y viviendas contiene más compuestos tóxicos que el exterior, debido a las emisiones tóxicas de la pintura, los materiales aislantes y muebles.
Por ejemplo, el fuerte olor de una cortina de baño nueva, probablemente se trate de plástico PVC, que es uno de los productos más tóxicos del mercado.
La cuarta y última piel es el mundo exterior. Aunque podemos salir a tomar un poco de “aire fresco”, varios artículos indican que incluso unas pocas horas de exposición a una fuerte contaminación del aire pueden aumentar el riesgo de ataque cardíaco. Y las líneas eléctricas, los teléfonos móviles y los ordenadores emiten radiación que se ha relacionado con los mismos síntomas causados por toxinas químicas.
Los peligros de la “dieta moderna”
La comida siempre ha tenido el poder de unir a las personas, pero aunque ahora ya no tenemos que preocuparnos tanto por tener una intoxicación, el problema ha sido sustituido por una gran variedad de productos químicos de efecto desconocido.
Los alimentos procesados modernos, en particular, son en muchos casos “venenosos”. En nombre de la seguridad y generar ganancias a través de la comodidad y que sean más apetitosos. Uno de los ejemplos que menciona el autor, es el de la espinaca: para eliminar las bacterias y patógenos pueda tener, recibe rayos X que destruyen gran parte de sus nutrientes.
Incluso el agua del grifo es peligrosa según la zona. El fluoruro que se agrega al agua está destinado a fortalecer nuestros dientes, pero estudios recientes han relacionado el fluoruro con enfermedades de la tiroides y los riñones, así como con problemas neurológicos que pueden afectar el coeficiente intelectual de una persona.
El empaquetado también es una preocupación, ya que los compuestos químicos plásticos llamados ftalatos pueden entrar en los alimentos y acumularse en nuestros cuerpos. Y con el tiempo, los ftalatos pueden interferir con las hormonas y aumentar el riesgo de cáncer de mama, tiroides y próstata.
Para reducir el posible efecto de esta “dieta moderna”, el autor nos recomienda empezar por buscar alimentos locales y comer lo que está de temporada. En un pueblo de montaña de Cerdeña, por ejemplo, un porcentaje impresionante de personas llega a los 100 años. La gente de este pueblo y otros como él comen una dieta rica en frutas y verduras crudas de temporada, que se cultivan sin la ayuda de pesticidas. Estas personas tampoco tienen prisa. Se toman su tiempo para preparar su comida y disfrutar del ritual de cocinar. Para ellos, es un placer no una tarea.
