
Resumen del libro Vitalidad diaria Cómo prosperar, sobrevivir y sentirse vivo Por Samantha Boardman (Everyday Vitality)
Reseña/Sinópsis: Everyday Vitality (2021) explora cómo podemos cultivar la resiliencia mientras hacemos malabares con las pequeñas tensiones incesantes de la vida cotidiana. Aquellos que lo hacen porque construyen vitalidad, una fuerza de poder y flexibilidad que les permite afrontar las dificultades. Las personas que se enfrentan a estos obstáculos son las que encuentran formas de convertir su estrés en fuerza a través de la intencionalidad, el propósito y la conexión.
¿Quién es Samantha Boardman?
Samantha Boardman es una psiquiatra formada en Harvard y Cornell que ejerció en la ciudad de Nueva York durante años antes de obtener una maestría en Psicología Positiva Aplicada de la Universidad de Pensilvania. Ahora practica la psiquiatría positiva, ha publicado su obra en revistas profesionales y en el Wall Street Journal y Psychology Today, y ha aparecido en el Today Show.
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¿Somos el tipo de persona que puede superar las dificultades?
La diferencia entre quienes manejan bien el estrés y quienes no lo hacen es el cultivo de la vitalidad. Miremos a nuestro alrededor a nuestros amigos y familiares. ¿Quién parece estar bien incluso cuando las cosas no salen como ellos quieren, y quién deja que la situación los arrastre hacia abajo?
El profesor de Penn State, David Almeida, se refiere a estos grupos, respectivamente, como personas de teflón y personas con velcro. Las personas con “velcro” siguen atrapadas en situaciones difíciles, catastróficas y en espiral hacia más negatividad: se alejan de los demás y se entregan a lo que él denomina actividades de “algodón de azúcar” para el alma, como comer en exceso o atracones de programas de televisión.
Estas son cosas que pueden parecer buenas al principio, pero que no hacen ningún bien a largo plazo. Este grupo tiende a tener más problemas de salud física. Las personas del grupo de “Teflón”, en cambio demuestran vitalidad.
Hacen planes pero siguen siendo flexibles. Se mantienen comprometidos y planean de forma consciente hacer cosas a diario que los hagan sentir bien y fuertes. Incluso apoyan a otros en sus momentos de necesidad. La clave está en “hacer”. Lo que hacemos nos ayuda a generar vitalidad, no lo que pensamos.
No es necesario que se presente un evento que altere la vida para empezar a desarrollar la vitalidad. Son las pequeñas cosas las que nos deprimen, como señaló Muhammad Ali, es el guijarro en nuestro zapato lo que nos desgasta, no la montaña frente a nosotros. Arrastrar nuestro alma a diario en busca de reservas de resiliencia para lidiar con la miríada de tensiones y obstáculos de la vida cotidiana puede ser un agotamiento y un desafío para nosotros. el más fuerte de nosotros.
A veces lo único que necesitamos son unos segundos
En una fría noche de diciembre de 1955, Rosa Parks estaba sentada en un autobús de la ciudad y se negó a ponerse de pie y ceder su asiento a un hombre blanco. Sin embargo, este pequeño acto de desafío fue un momento histórico de gran valentía en la lucha por los derechos civiles, y nos muestra que no se necesitan grandes gestos para provocar un cambio significativo.
Este es el mismo tipo de filosofía que hace efectiva la regla de los cinco segundos. Contar hacia atrás desde cinco no es un cambio dramático, pero puede impulsarnos a ser una persona más valiente.
Las acciones de Rosa Parks desembocaron en otra pequeña decisión que cambiaría el rumbo de la historia. Cuatro días después del arresto de Parks, la gente empezó a organizar un boicot a los autobuses segregados y querían que un predicador de 26 años fuera la voz de su protesta. Este predicador escribiría más tarde: “No tuve tiempo para pensarlo bien. Es probable que si lo hubiera hecho, habría rechazado la nominación”.
El nombre del predicador era Martin Luther King, Jr. Parks and King no se consideraban personas valientes en su vida cotidiana, sus instintos no eran para luchar contra la injusticia. Sin embargo, eso es lo que hicieron.
Ambos encontraron un momento en el que sus instintos chocaron con sus creencias y metas y sintieron el poder del empujón. La mayoría de nosotros tenemos instintos que nos dicen que vayamos a lo seguro y que no seamos valientes. Pero recordar que nosotros también podemos cambiar puede darnos suficiente tiempo para movernos en la dirección que nos abra a las oportunidades de la vida.
Cada día presenta una oportunidad de avanzar hacia la grandeza o seguir con una rutina segura y mundana. Si queremos vivir una vida excepcional, tendremos que tomar la decisión de salir de nuestra zona de confort.
A veces tenemos que dejar de pensar y empezar a hacer
Para muchos de nosotros, los atletas profesionales son una fuente de inspiración. Los atletas nos muestran lo que es posible cuando sometemos nuestro cuerpo a un entrenamiento y una práctica rigurosos.
Algunos atletas profesionales parecen titanes, pero su capacidad para superar los límites físicos de la mayoría de nosotros está determinada por un rasgo simple. A pesar de sentirse agotado, un atleta tiene la capacidad de separarse de este sentimiento y dar un paso más.
Los atletas saben que los sentimientos son solo sugerencias y podemos ignorar esas sugerencias, especialmente cuando estamos intentando alcanzar una meta. Esta es una gran lección , ya que la mayoría de nosotros basamos nuestras decisiones en sentimientos más que en una lógica orientada a objetivos.
Según el investigador Antonio Damasio, nuestras emociones son el factor determinante del 95 por ciento de nuestras decisiones. En lugar de “pensar”, “sentimos y actuamos”. Parte de la investigación de Damasio involucró a personas con daño cerebral que no podían experimentar emociones. A pesar de que podían enumerar los pros y los contras de cualquier opción dada, no podían tomar decisiones, demostrando con ello la importancia de las regiones del cerebro que controlan nuestras emociones.
El trabajo de Damasio lo llevó a creer que los seres humanos no son “máquinas pensantes que sienten”, sino “máquinas sensibles que piensan”. Armados con esta comprensión de cuánto dominio tienen nuestras emociones sobre nuestras decisiones, podemos poner en práctica la regla de los cinco segundos.
En lugar de dejar que los miedos y las preocupaciones nos impidan cumplir nuestros sueños en la vida, debemos aprovechar el poder de los cinco segundos para tomar la decisión que nos acerque a nuestra meta.
Tenemos que cambiar nuestro comportamiento antes de poder cambiar cómo nos sentimos con nosotros mismos.
