
Resumen del libro Unlimited Memory How to Use Advanced Learning Strategies to Learn Faster, Remember More and be More Productive por Kevin Horsley
Reseña/Sinopsis: Unlimited Memory (2014) explica técnicas de memoria que nos ayudarán a recordar y retener cualquier información que queramos. El libro nos explica cómo organizar y almacenar información que nunca olvidaremos.
¿Quién es Kevin Horsley?
Kevin Horsley es un experto en cómo funciona el cerebro. Como una de las pocas personas en recibir el título de Gran Maestro Internacional de la Memoria, trabaja como consultor para organizaciones de todo el mundo sobre cómo abordar el aprendizaje, la motivación y la creatividad.
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3 trucos para mejorar nuestra memoria
Todo el mundo quiere tener buena memoria, pero teniendo en cuenta que a muchos de nosotros nos resulta difícil concentrarnos en los detalles, recordarlos parece imposible. Sin embargo, hay formas de hacerlo.
Una serie de pasos que podemos seguir para el proceso son:Primero, deshacernos del conflicto, es decir, cualquier cosa que nos lleve en diferentes direcciones y nos impida concentrarnos. ¿Pasamos tiempo cambiando entre revisar nuestro correo electrónico y enviar varios mensajes en nuestro teléfono? Esto es algo que muchos de nosotros hacemos a diario y que no solo reduce la probabilidad de que recordemos algo, sino que además reduce nuestra capacidad para concentrarnos. Trabajar la memoria requiere concentración, y el multitasking es de lo peor que podemos hacer.
Según los expertos en neurociencia, el multitasking en realidad nos ralentiza en un 50 por ciento y aumenta nuestras posibilidades de cometer un error en un al menos un 30 por ciento. Por ejemplo, hablar por teléfono mientras conducimos hará que frenemos 0,5 segundos más lento.
Si hacemos los cálculos, a 117 kilómetros por hora, nuestro coche necesitaría 15,5 metros más para llegar a detenerse por completo, y esa puede ser la diferencia entre un susto o un accidente. Otro detalle a tener en cuenta es evitar que nuestra mente divague dándonos un propósito. Es importante porque, de esta forma, podemos recordarnos por qué queríamos concentrarnos en algo.
Una vez que hayamos encontrado un propósito, haciéndonos preguntas, nos interesaremos y sentiremos curiosidad por lo que hemos elegido aprender, lo que a su vez aumentará la probabilidad de que lo recordemos. “¿Es esto relevante para mi vida?” o “¿Puedo usar esto en el trabajo?” son buenas preguntas para empezar.
Cómo mejorar nuestra memoria con historias
Una forma fácil de recordar un poco de información es darle vida, y esto se trata de usar nuestra creatividad para crear una historia que añada contexto y que con ello facilite el proceso de recordarlo.
Por ejemplo, si estamos intentando aprender un nuevo idioma, podemos probar a dividir la palabra en las “mini-unidades” que la constituyen y con ello facilitar el proceso. Esto es especialmente útil con idiomas como el Japonés o el Alemán que suelen formar palabras a través de unir unidades más simples. Otro truco es crear imágenes mentales y asociarlas a la palabra, algo parecido a lo que hacen los kanji japoneses y sus contrapartes chinas.
Al entender las unidades que forman una palabra, es decir su raíz, y asociarle una imagen, estamos creando un contexto, lo que a su vez permitirá que nuestro cerebro lo recuerde con más facilidad. Es como crear distintos nodos alrededor del nuevo término, que nos permitirán crear una red que podremos usar para refrescar nuestra memoria. Cuanto más contexto tengamos, más fácil será recordarlo.
Se necesita algo de práctica para pensar de esta forma, pero hace que el proceso de recordar cosas sea mucho más fácil.
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El conocimiento de hechos debe preceder a la habilidad
Por “conocimiento fáctico” no nos referimos a la habilidad de memorizar listas de nombres y fechas. Sin un conocimiento previo previo, o un reconocimiento de patrones preexistentes, el cerebro tiene más dificultades para procesar la información.
Hay pocas dudas de que esta es la verdadera razón por la que algunas personas “no son buenas con las matemáticas”. Con frecuencia, el tema se enseña sin contexto y el cerebro no puede procesarlo fácilmente.
Aquellos que son “buenos en matemáticas” probablemente se les enseñaron al menos los conceptos básicos dentro de algún contexto. Una vez que tienen los conceptos básicos, hay una colección de patrones en los que el cerebro puede trabajar con cualquier nuevo patrón.
Un ejemplo del libro, es el siguiente: El procedimiento es sencillo. Primero, organizamos los artículos en diferentes grupos. Por supuesto, una pila puede ser suficiente, dependiendo de cómo se haga. Si tenemos que ir a otro lugar por falta de instalaciones, ese es el siguiente paso; de lo contrario, estamos bien establecidos. Es importante no exagerar. Es decir, es mejor hacer muy pocas cosas a la vez en lugar de intentarlo con demasiadas.
Si bien esto probablemente tuvo algún tipo de sentido para nosotros, probablemente no querríamos ser probado en una semana a partir de ahora. A menos que le dijera de qué se trataba, que es lavar la ropa.
La mayoría de la gente tiene un “¡ah, ja!” en este punto y darse cuenta de que el párrafo tiene más sentido de lo que pensaban inicialmente. Ahora imaginemos la sensación de un niño etiquetado como un mal lector. Lo más probable es que si le damos a ese niño un libro sobre lo que sea que le guste, su capacidad de lectura y concentración mejoraría drásticamente.
La consecuencia de necesitar patrones antiguos para desarrollar nuevos es que cuanto más sabemos, más fácil nos resulta aprender más. Cuantas menos cosas sepamos, menos contexto tendrá nuestro cerebro y más difícil tendrá que trabajar para procesar nueva información.
