
Resumen del libro This is Your Dirty Mind Cómo nuestros cerebros influyen en el amor, el sexo y las relaciones por Kayt Sukel
Reseña/Sinópsis: Dirty Minds (2012) trata sobre el cerebro humano y cómo influye en nuestras relaciones con el amor y el sexo. El libro utiliza la neurociencia para el fenómeno de la conexión humana, desde nuestra capacidad para atraer a otros hasta nuestro sentido de compromiso.
¿Quién es Kayt Sukel?
Kayt Sukel es una escritora científica que ha contribuido con el Washington Post , Atlantic Monthly , New Scientist y Dana Foundation Journal , entre otras publicaciones. Tiene una carrera en psicología cognitiva de la Universidad Carnegie Mellon y una maestría en psicología de ingeniería del Instituto de Tecnología de Georgia.
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Gracias a los avances en ciencia podemos empezar a entender cómo funciona el cerebro y las emociones
La tecnología y la ciencia médica han logrado grandes avances en la exploración del amor y el deseo. Sin embargo, antes de que las prácticas y los procedimientos comenzaran a iluminar el funcionamiento del cuerpo humano, la gente estaba confundida sobre qué órganos guiaban estas experiencias humanas.
En la antigua Grecia, Aristóteles pensaba que el corazón era tanto el lugar de la inteligencia humana como la fuente de nuestra pasión. Creía que el cerebro tenía una función de enfriamiento que amortiguaba las emociones cuando se salían de control. Más tarde, en el siglo XIX, los científicos se interesaron más en el cerebro, aunque su enfoque inicial fue erróneo.
Su investigación empezó en la década de 1850 con los científicos Franz Joseph Gall y Johann Gaspar Spurzheim, quienes desarrollaron lo que sería la base teórica de la frenología, el estudio del cráneo para determinar el carácter y las capacidades mentales de una persona.
Según la frenología, al pasar una mano por la parte posterior del cráneo de una persona y estudiar su topografía, un practicante podría determinar información del sujeto. hoy, sabemos que esto es una tontería, y en el siglo XX, la tecnología empezó a evolucionar para ofrecer nuevas técnicas más productivas para examinar el cerebro.
Estos avances permitieron procesos de neuroimagen como la TAC y la PET, o la tomografía axial computarizada y la tomografía por emisión de positrones. La ciencia médica ya no tenía que depender de las protuberancias del cráneo para explorar la función cerebral. Y en la década de 1990, nació la resonancia magnética funcional (fMRI).
Esto permitió a los investigadores, en concreto a los científicos, estudiar el cerebro de una forma más detallada al ver cómo fluye la sangre dentro del cerebro. Como resultado, una exploración puede mostrar qué partes del cerebro se vuelven más activas en respuesta a diversos estímulos, como, por ejemplo, el sentimiento de amor.
Los ganglios basales
Este grupo de áreas subcorticales, situado en el prosencéfalo, es responsable de la liberación del neurotransmisor dopamina, que juega un papel clave en el comportamiento humano. Dos de estas áreas, el área tegmental ventral, y la sustancia negra, funcionan con dopamina, que es liberada por algunas de las células cerebrales en estas estructuras.
Como resultado, la dopamina juega un papel influyente en la biología humana. Basta con considerar la enfermedad de Parkinson. Múltiples estudios han encontrado que la falta de neuronas productoras de dopamina causa síntomas de Parkinson como demencia y temblores.
Otros estudios han demostrado que los niveles variables de dopamina, ya sean bajos o altos, corresponden a enfermedades como la esquizofrenia, el TOC y el TDAH. Y la dopamina tambien es esencial para el amor.
El amor hace que atribuyamos significados poderosos como el destino a las coincidencias. Este comportamiento también se observa en los esquizofrénicos y se debe al aumento de los niveles de dopamina. Esta conexión es un ejemplo de cómo la dopamina afecta cómo los humanos se comportan cuando están enamorados.
Otra parte de los ganglios basales que impacta la experiencia humana del amor se llama sistema límbico mesocortical, una vía alimentada por dopamina que ayuda al cuerpo a procesar las recompensas y, por lo tanto, afecta cómo aprendemos nuevos comportamientos.
Digamos que decidimos besar a otra persona. Si el beso se siente bien, nuestro cuerpo lo tomará como recompensa. De esta forma, la dopamina nos enseña a reproducir comportamientos que harán que una vez más recibamos la recompensa de un beso.
Nuestro cerebro y el sexo
El poder de la imaginación y la neuroplasticidad tambien puede tener un efecto sobre nuestro libido. Se ha visto que nuestro libido puede aumentar e incluso desarrollar nuevas preferencias si se entrenan las neuronas a cargo
Un ejemplo que se ha visto es como al ver porno se activan las vias del cerebro encargadas del libido y como cuanto mas veamos mas se entrenan y menos respuesta generan, por lo que empezamos a desarrollar tendencias hacia el sexo mas fuerte.
Y esto curiosamente se ha traducido en un gran aumento de la popularidad de tendencias sadomasoquistas en el consumo del porno. Aunque otra razón podría ser simplemente que la gente no sabia que existia o que no se atrevía a verlo y que con el tiempo simplemente se ha ido normalizando.
El sexo en la sociedad actual
Una noción que crecio a la vez que se desarrollaba la monogamia fue la de que las mujeres tienen menos libido que los hombres, y por lo tanto no piensan tanto en sexo. Esta noción se basaba en el hecho de que los hombres tienen más testosterona y que por eso tenían mas deseo sexual
Pero esto se ha desmentido, todo tenemos libido y la cantidad no depende de nuestro sexo. La única diferencia es que en el caso de las mujeres no hay una respuesta obvia a simple vista a nivel fisiológico, y que socialmente se les enseña desde pequeñas que deberían ser más reservadas con estos temas.
Por lo que realmente todos tenemos una atracción por la sexualidad, lo único es que en el caso de los hombres lo que nos atrae suele ser más simple, según se ha visto, mientras que en el caso de las mujeres tienen en cuenta varios factores de mayor complejidad a la hora de decidir pareja.
