Resumen del libro The Leadership Lab por Chris Lewis

Resumen del libro The Leadership Lab por Chris Lewis

Reseña/Sinópsis: The Leadership Lab (2018) analiza los cambios clave en nuestro siglo, los efectos positivos y negativos que están teniendo y cómo los líderes pueden manejarlos. The Leadership Lab también brinda orientación a los líderes sobre cómo comunicarse de forma efectiva, maximizar la eficiencia de los equipos y alentar la participación, así como también cómo demostrar paciencia y fomentar la confianza.

¿Quién es Chris Lewis?

Chris Lewis es un destacado experto en comunicaciones y fundador de Lewis Advisory Board, una agencia líder de comunicación y relaciones públicas. Su experiencia incluye brindar entrenamiento en medios para líderes, políticos y famosos, y publicar artículos en The Guardian, Financial Times y Daily Telegraph. 

¿Quién es Pippa Malmgren?

La Dra. Pippa Malmgren es una observadora de tendencias y analista económica que ha trabajado como asesora de inversores y líderes gubernamentales. Ha aparecido en Bloomberg, la BBC, el Financial Times y The Economist, y es la autora del libro Signals, un éxito de ventas.

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Un buen liderazgo requiere una combinación de pensamiento analítico y creativo

Ya sea en los negocios o en la política, la mayoría de nosotros tenemos una idea similar de lo que hace a un buen líder. Son rápidos para entender los hechos y las cifras de una situación, analizarlos y encontrar soluciones. Hay un término que se refiere a este enfoque, a saber: personas que confían en los datos y la lógica para llegar a respuestas y conclusiones precisas. 

Se llama pensamiento del cerebro izquierdo y el liderazgo en muchos campos se basa en él por una buena razón: ha funcionado muy bien en ciencias, matemáticas y otras áreas que han ayudado al progreso mundial. Sin embargo, tal como sugiere el término, el pensamiento analítico y basado en datos no es todo lo que nuestras mentes son capaces de hacer, algo que los líderes deben tener en cuenta. 

Cuando confiamos solo en el pensamiento del cerebro izquierdo, nos perdemos las valiosas ideas que vienen de nuestro pensamiento del cerebro derecho de mayor alcance. Mientras que el lado izquierdo del cerebro trabaja de forma lógica y rápida, limitando las cosas y analizándolas, el cerebro derecho se ocupa de factores cualitativos y explora de forma más amplia mientras busca conexiones entre las cosas. 

Este tipo de procesamiento está relacionado con la creatividad y la capacidad de resolución de problemas, y pasa lentamente y sobre todo cuando no prestamos mucha atención. Y, algunos líderes hacen uso de esto sin siquiera darse cuenta. 

Durante una encuesta, se preguntó a un grupo de líderes, todos ellos muy versados en el pensamiento del lado izquierdo del cerebro, cuándo y dónde se les ocurrieron sus mejores ideas. En la mayoría de los casos, estos líderes tuvieron momentos eureka mientras estaban lejos de sus escritorios, sin pensar en el trabajo. 

Por ejemplo, surgieron ideas mientras hacían cosas como ducharse, hablar o dar un paseo. Lo que esto sugiere es que cuando le damos un descanso al hemisferio izquierdo, el cerebro derecho trabaja tranquilamente en los problemas de nuestra mente. Sin embargo, esto no significa que los líderes deban dejar de analizar y simplemente esperar que las ideas de bombilla los sorprendan. Un liderazgo eficiente significa aprovechar ambos procesos, profundizar en los datos y al mismo tiempo considerar el panorama cualitativo más amplio.

¿Por qué necesitamos el método científico?

Entender es una palabra cuyo significado conocemos intuitivamente, pero que muchos de nosotros seríamos incapaces de definir claramente

Podríamos decir que para “entender” algo, debemos ser capaces de dividirlo en sus constituyentes primarios, lo que se conoce como el enfoque reductivo o Cartesiano, y estudiar las conexiones entre sus elementos, hasta ser capaces de crear hipótesis sobre su comportamiento en distintos contextos.

Esta ha sido la base del pensamiento científico hasta la actualidad, y es lo que entendemos como el método inductivo. Según esta definición, para entender algo, debemos ser capaces de tener una lectura acertada de sus componentes y su contexto, algo que es altamente complicado debido a nuestros sesgos cognitivos.

Nuestros sesgos cognitivos no nos permiten ver la realidad tal y como es, del mismo modo que un miope no puede ver las formas y los colores sin el uso de gafas. Por eso, para entender algo, debemos hacer uso del método científico.

El método científico se basa en el proceso de hacer hipótesis, basadas en nuestra comprensión de la realidad y los fenómenos, y crear experimentos que nos permitan saber si nuestra interpretación es equivocada.

Estos experimentos nunca acaban de confirmar nuestras hipótesis, pero sirven para demostrar que nuestras ideas no son falsas en cierto contexto, o al menos, hasta el momento. 

Cuando nuestra comprensión se separa de la realidad, no hacemos suficientes experimentos, perdemos nuestra capacidad de tomar buenas decisiones y nos volvemos esclavos de la aleatoriedad y caos del mundo. Esto es lo que convierte al método científico en una herramienta clave.

El peligro de los sesgos cognitivos

El principal problema de los sesgos cognitivos, es como no nos damos cuenta de su efecto sobre nuestra toma de decisiones. No nos damos cuenta de que no somos capaces de ver la realidad como es, ni de que la información a la que tenemos acceso a través de nuestra memoria es información sesgada.

Del mismo modo que somos incapaces de detectar nuestros puntos ciegos, el lugar en el que nuestra visión solapa con el nervio óptico, tampoco somos capaces de detectar cuando nuestros sesgos solapan con la realidad.

Algunos ejemplos de sesgos son:

  • Sesgo de disponibilidad
  • Sesgo de la aversión a la pérdida
  • Sesgo del coste hundido o costo hundido
  • ….

Existen decenas de sesgos cognitivos que controlan nuestra capacidad de tomar decisiones. El de disponibilidad hace que le demos mucha más importancia a la información que hemos recibido en los últimos meses, sin importar su relevancia real. Es la razón por la que las campañas de presencia de marca, funcionan.

El sesgo de la aversión a la pérdida es la razón por la que muchos inversores y empresarios siguen adelante con proyectos que les han causado grandes pérdidas. Porque no nos gusta perder, y estamos dispuestos a seguir, aun sabiendo que significó pérdidas, para que nuestro esfuerzo no sea inutil.

El sesgo del costo hundido está relacionado con el de la aversión a la pérdida. Este sesgo nace de nuestra dificultad para diferenciar entre algo poco probable y algo imposible. Algo poco probable puede pasar, y por lo tanto es un riesgo real, pero tendemos a tratarlo como imposible y por lo tanto no creamos mecanismos de defensa. El resutlado es que cuando haya algún cisne negro, caeremos.

Estos sesgos son la causa de innumerables pérdidas, y son la razón principal por la que es casi imposible tomar buenas decisiones. Nuestra única defensa ante ellos, es aprender sobre el comportamiento humano y la naturaleza de estos sesgos, y tomar medidas para controlar su efecto.

Debemos trabajar nuestra perspectiva, algo que se basa en obtener más herramientas para digerir y procesar la información sensorial. Aceptar que es más probable que nos equivoquemos, que que tengamos razón. Y crear un sistema de feedback basado en el método científico, de hipótesis, experimentos, hipótesis.

El objetivo final quizá de entrenar nuestra mente y capacidad de decisión, se acerca más a aprender de nuestros errores y crear normas para limitar la probabilidad de error, que a acercarnos al ideal del humano racional.

“No quiero tener una gran capacidad de resolución de problemas. Quiero evitar los problemas – evitar que pasen y hacerlo desde el principio” – Peter Bevelin

Los líderes deben aprender cuándo dejar de consumir información y cuándo empezar a hacer preguntas

Entre todos nuestros dispositivos y las muchas plataformas online que existen, nos bombardean  con más información de la que jamás hemos tenido acceso. Leemos innumerables artículos, nos comunicamos en plataformas de mensajería instantánea, compartimos instantáneas de nuestras vidas en las redes sociales y revisamos nuestro correo electrónico un promedio de 20 veces al día, manteniéndonos  distraídos. 

Con tanta información que nos llega, tenemos que hacer frente de alguna forma. Hacemos esto con la ayuda del procesamiento del cerebro izquierdo que aprendimos antes. Nos volvemos muy selectivos con la información que recibimos, clasificando y analizando  todo para decidir qué es lo más relevante para nosotros en este momento.  

En nuestra prisa por descubrir qué es lo que importa en este momento, tenemos menos tiempo para cuestionar el contenido que tenemos frente a nosotros y nos perdemos información que puede ser importante a largo plazo. 

Cuando se trata de liderazgo, este proceso significa que los que están a cargo tienden a tomar decisiones  y con una certeza que a veces puede estar equivocada. Después de todo, es posible que se hayan perdido detalles cruciales.

 ¿Cómo pueden los líderes contrarrestar esto? Una buena solución es hacer tiempo para contemplar y cuestionar. Solo cuando nos alejamos del flujo de información tenemos la oportunidad de evaluar  lo que hemos aprendido. Es  cuando podemos tomar decisiones deliberadas sobre cómo responder.

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