
Resumen del libro The da Vinci CURSE Life design for people with too many interests and talents por Leonardo Lospennato
Resumen corto/Sinópsis: The Da Vinci Curse (2012) nos explica el problema al que se enfrentan las personas que tienen demasiados talentos e intereses, saben un poco de todo pero nunca dedican suficiente tiempo y energía a un solo proyecto. Cambian de trabajo, pasatiempos o incluso de hogar y nunca alcanzan la maestria en ninguno, algo que puede ser desastroso en una sociedad que espera que nos especialicemos. El libro describe los problemas a los que nos enfrentamos, sus causas y cómo solucionarlos.
¿Quién es Leonardo Lospennato?
Leonardo Lospennato es un hombre del Renacimiento que estudió ingeniería, trabajó para Ebay e IBM y escribió artículos periodísticos. Ahora es un luthier moderno que crea guitarras y bajos eléctricos personalizados.
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¿Por qué es tan difícil ser el Da Vinci del siglo XXI?
Leonardo Da Vinci fue un artista polifacético: pintor, escultor, arquitecto y anatomista. Nunca se especializó en un solo campo, algo relativamente común en el renacimiento, sin embargo, los tiempos han cambiado y la sociedad ya no parece valorar a los hombres y mujeres que buscan destacar en diversos campos.
Estas personas nunca dominan un solo campo del conocimiento y, por lo tanto, se vuelven casi obsoletas en la compleja sociedad del conocimiento actual. La sociedad actual tiene una larga lista de especialistas, y por una buena razón. Los especialistas nunca han sido más valiosos de lo que son hoy. Esto se debe al hecho de que tenemos tanta información en cada campo, que podríamos pasar toda la vida en uno y aun asi no dominarlo.
Y, a medida que crece el conocimiento, la práctica se vuelve cada vez más importante. Consideremos a un neurocirujano, adquirir la habilidad necesaria para no cometer un solo error requiere años de formación especializada.
Si queremos mejorar una habilidad compleja, sólo podemos dedicarnos a una cosa: esta es, de hecho, la lucha de todas las personas polifacéticas. Aquí es donde entra en juego la “maldición de Da Vinci”.
¿Qué es la maldición de Da Vinci?
Las personas que caen en esta categoría, tendían a cambiar frecuentemente de dirección, trabajos y pasatiempos. Una de las principales razones es que tienen miedo de la competencia. Tener alguien con quien competir motiva a muchas personas a mejorar sus habilidades, pero eso no funciona con los que “sufren la maldición de Da Vinci”.
Su miedo a la competencia hace que abandonen un campo cuando las cosas empiezan a ponerse interesantes. Empiezan a desarrollar una nueva habilidad y se detienen una vez que hayan aprendido lo suficiente como para convencerse de que, si quisieran, podrían dominarla.
Si juegan baloncesto, por ejemplo, sólo practican hasta que pueden decirse a sí mismos: “Esto no es difícil. Podría convertirme en un gran jugador de baloncesto si quisiera”. Pueden mantener su alta autoestima sin tener que enfrentarse a otros practicantes si abandonan el campo en ese momento.
Esto está relacionado con el miedo a la crítica. Se niegan a reconocer que todo maestro empezó como estudiante y tienen miedo de recibir feedback para crecer. Cuando las cosas se ponen difíciles, en lugar de avanzar al siguiente nivel, con frecuencia cambian de campo.
La falta de dirección hace que se sientan insatisfechos. Su incapacidad para dedicarse a un solo campo los limita a una comprensión superficial. Y, aunque pueden tener conocimientos en una variedad de campos, a menudo se sienten como “aprendices de todos los oficios, maestros de nada”. Además, después de muchos años de saltar de un campo a otro, con frecuencia sienten que han perdido el tiempo. Han ganado conocimiento pero no profundidad, y todavía no están seguros de su “verdadera vocación”. Y a medida que se acercan a la mediana edad, su desesperación crece porque saben que el tiempo se acaba y no pueden ver la forma de combinar todos sus talentos.
¿Cómo podemos luchar contra la maldición de Da Vinci?
Debemos identificar una sola actividad que sea lo suficientemente compleja como para incorporar muchas de nuestras habilidades. Y esa tarea debe reunir una variedad de habilidades que nos interesen para asegurar que cuando nos cansemos de una de las partes de esta tarea, podamos cambiar nuestro enfoque.
El caso del autor es un buen ejemplo. Trabajó para IBM, aprendió a programar y persiguió una variedad de intereses, pero nunca pudo descubrir algo a lo que dedicarse por completo. Pero llegado cierto punto se dio cuenta de que no podía seguir así, así que decidió dedicarse a construir guitarras y bajos eléctricos. Construir instrumentos musicales era lo suficientemente complejo como para aprovechar sus diversas habilidades e intereses, ya que requería conocimientos de acústica, física, ingeniería eléctrica y diseño. Y al hacerlo, consiguió satisfacer su pasión por la música, así como su deseo de ayudar a otros a ser creativos.
Si estamos cansados de ir saltando de una habilidad a otra, y ver que no avanzamos, el autor nos recomienda seguir un proceso de tres pasos que comienza con la preselección. Durante la etapa de preselección, creamos un inventario creativo de cada actividad que queremos hacer. Consideremos la posibilidad de que tengamos tiempo y dinero infinitos. ¿Qué haríamos con nuestra vida?
Deberíamos hacer una lista con esta premisa en mente, de todas las actividades que te vengan a la mente, incluidos trabajos, pasatiempos e incluso experiencias únicas, como obtener un diploma en psicología, bucear en Australia, aprender a tocar el saxofón, etc.
Podemos incluir cualquier cosa que nos llame la atención, desde ser el próximo Cahrlie Munger o Elon Musk, hasta ser el próximo Elvis. Una vez que tengamos la lista, podemos empezar el proceso de preselección. Para pasar por esta etapa, el objetivo debe cumplir con tres criterios: debe ser agradable, debemos tener talento para ello y debemos poder ganar dinero con él.
Aquellos con los que no podemos ganar dinero son solo pasatiempos, mientras que los que nos harán ricos pero no son divertidos nos harán infelices. El próximo objetivo según el autor, es encontrar nuestra “vocación”, aunque como dice Cal Newport en su libro Hazlo Tan Bien que No Puedan Ignorarte, quizá no existe el concepto de vocación, sino que cualquier cosa a la que dediquemos suficiente energía y que se nos de bien puede ser una “vocación.
