
Resumen del libro The 15 Commitments of Conscious Leadership A New Paradigm for Sustainable Success por Jim Dethmer, Diana Chapman y Kale Warner Klemp
Reseña/Sinópsis: Los 15 Compromisos del Liderazgo Consciente (2014) nos enseña cómo convertirnos en un líder consciente, un líder que inspira un cambio positivo, crea una buena atmósfera de trabajo y construye relaciones cercanas en su vida personal. Porque liderar es mucho más que dar órdenes.
¿Quién es Jim Dethmer?
Jim Dethmer, que ha trabajado con muchos directores ejecutivos de Fortune 500, es conferenciante y coach profesional.
¿Quién es Diana Chapman?
Diana Chapman, asesora, ha trabajado con más de 700 líderes organizacionales.
¿Quién es Kale Warner Klemp?
Kale Warner Klemp es un conferenciante profesional y coach ejecutivo.
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Muchos líderes se consideran exitosos, incluso si su empresa tiene una atmósfera estresante o no tienen relaciones sanas en su vida personal
Sin embargo, el éxito no tiene por qué ser algo que conseguimos a costa de nuestra satisfacción: podemos encontrar el éxito y la satisfacción personal si llevamos una vida consciente.
Una persona puede vivir, y liderar, de dos maneras: consciente o inconscientemente. Los líderes inconscientes no responden bien a los cambios en su entorno. Se aferran a viejos modelos y patrones, incluso cuando es contraproducente, por eso siempre se consideran a sí mismos como víctimas de las circunstancias. Piensan que su éxito y satisfacción personal se debe a factores externos.
Vivir inconscientemente puede sonar desagradable, pero en realidad es la norma para la mayoría de nosotros. Si somos felices, no hay nada de malo en vivir inconscientemente. Sin embargo, si queremos ser un líder que crea energía en la empresa y construye relaciones sanas, tenemos que ser honestos con nosotros mismos sobre nuestra posición. Tenemos que hacer un esfuerzo consciente para llevar una vida de liderazgo consciente.
Los buenos líderes, en cambio, tienen mejor adaptabilidad. Aprenden de cualquier situación en la que se encuentren y saben que tienen el poder de cambiarla. Nosotros también podemos ser buenos líderes si nos mantenemos siempre honestos con nosotros mismos y con la posición en la que estamos.
Ser un buen líder requiere que aceptemos nuestra responsabilidad
Los buenos líderes deben aprender a asumir la plena responsabilidad de todos los aspectos de su vida. Cuando las cosas no salen según lo planeado, los líderes inconscientes intentan culpar a algo o a alguien más. Para evitar actuar de esta forma, responsabilizarnos por todo lo que hacemos.
Si las cifras trimestrales son más bajas de lo proyectado, por ejemplo, un director ejecutivo inconsciente buscaría a quien culpar. Y, dependiendo de su personalidad, se consideraran a sí mismos como víctimas, héroes o villanos de la situación. Las víctimas atribuyen sus problemas a las injusticias del mundo, los villanos señalan con el dedo a alguien o algo más, y los héroes intentan asumir más responsabilidad de la que les corresponde.
Los tres son perjudiciales para el grupo: las víctimas no tienen el impulso de cambiar nada, los villanos pierden el control de la situación y los héroes trabajan hasta que se agotan.
Los buenos líderes, sin embargo, se comprometen a asumir la responsabilidad que les corresponde. Entienden que sus acciones tienen consecuencias, por lo que no se apresuran a culpar a los demás.
Los buenos líderes deben aprender a mantener la curiosidad, en lugar de intentar demostrar algo. Los líderes inconscientes no aprovechan la oportunidad de aprender de sus errores cuando las cosas van mal. En cambio, se ponen a la defensiva e insisten obstinadamente en que tienen razón, incluso si es obvio que no es así.
Los buenos líderes saben que cada experiencia, buena o mala, es una oportunidad de aprendizaje. Son realistas sobre sus propios puntos de vista, saben que no siempre tienen la razón y están ansiosos por aprender cosas nuevas. En lugar de buscar algo a lo que culpar, buscan una lección que aprender.
Los buenos líderes son maestros del aprendizaje
Son estudiantes tanto de sí mismos como de su entorno. Saben cómo aprender por sí mismos, explorando sus propios sentimientos. Por eso, los buenos líderes deben aprender a no resistir ni reciclar ninguna emoción.
Hay poco espacio para las emociones en la empresa. A la gente se le enseña a pensar sólo con la cabeza. Eso es aún más cierto en el caso de los líderes: los líderes inconscientes piensan que los sentimientos y las emociones los distraen del trabajo, por lo que tratan de reprimirlos.
Reprimimos nuestros sentimientos de muchas maneras y todos sabemos cómo se siente. Solo por ejemplo la última vez que nos sentimos incómodos por algo en el trabajo pero no dijimos nada al respecto. Otra forma en que los líderes inconscientes se resisten a lidiar con sus sentimientos es reciclándolos: quedando atrapados en un ciclo en el que alimentan sus emociones con pensamientos que las apoyan, como una persona celosa que busca pruebas de que su pareja los está engañando.
Esto nos encierra en un ciclo de sentimientos negativos que se perpetúa a sí mismo y que en realidad nunca abordamos. Los buenos líderes, en cambio, se comprometen a tener una alta inteligencia emocional. Saben que los sentimientos son fuente de sabiduría. La ira, por ejemplo, es una señal de que algo no está en armonía: una parte del todo debe arreglarse.
La tristeza es la forma que tiene nuestro cuerpo de decirnos que dejemos ir algo. La alegría es una señal de que las cosas van bien, que hay que celebrar. Por eso, los buenos líderes no le dan la espalda a sus emociones. Saben que las emociones son herramientas poderosas para aprender o unir a otros para superar los desafíos.
