
Resumen del libro Rewire Change Your Brain to Break Bad Habits, Overcome Addictions, Conquer Self-Destructive por Richard O’Connor
Reseña/Sinópsis: Rewire explora por qué nos involucramos en un comportamiento autodestructivo y cómo superarlo. Profundiza en la actividad cerebral que conduce a la adicción y describe estrategias para reconfigurarnos para un mejor autocontrol sobre nuestros malos hábitos.
¿Quién es Richard O’Connor?
Richard O’Connor trabaja como terapeuta. Fue el ex director ejecutivo del Centro de Servicios Familiares y Salud Mental del Noroeste de Connecticut.
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Las dos caras de la moneda
Todos hemos estado ahí: se nos presentan dos opciones, sabemos cuál es la correcta, pero elegimos la incorrecta. ¿Qué nos motiva a actuar de esta forma? Esto se debe al hecho de que todos tenemos dos yo: un yo consciente y un yo automático.
Ambos tienen un impacto en nuestras decisiones. El yo automático opera independientemente de nuestro control. Es lo que nos influye cuando comemos sin pensar mientras vemos la televisión. El yo consciente emplea el pensamiento racional y la lógica. Nuestro yo consciente está a cargo cuando decidimos probar el pulpo por primera vez.
Cuando hacemos algo de lo que luego nos arrepentimos, es porque nuestro «yo» automático está a cargo y nuestro «yo» consciente no está pensando en las consecuencias. Para superar cualquier comportamiento negativo, debemos entrenar nuestro «yo» automático para que deje de llevarnos a cometer errores.
Los cerebros pueden sufrir transformaciones físicas. Tenemos control sobre cómo se desarrolla nuestro cerebro y cómo afecta nuestro comportamiento. Nuestros cerebros están creando nuevas células y redes para conectarlas. El aprendizaje, se ha descubierto recientemente, provoca el crecimiento de nuevas células, nuestro comportamiento influye en el crecimiento de las células cerebrales y, por lo tanto, en la función cerebral.
Cuando repetimos cualquier acción, nuestras células nerviosas forman cada vez más conexiones entre sí. Por ejemplo, “ir al gimnasio” (nervio A) corresponde a “quedarme en el gimnasio hasta que termine mi entrenamiento” (nervio B). Se convertirá en un hábito a medida que hagamos más y más ejercicio. Los nervios A y B se entrelazarán cada vez más.
Como resultado, cuando desarrollamos buenos hábitos, podemos reemplazar los malos hábitos. Debemos cambiar nuestros hábitos automáticos de negativos a positivos.
La neuroplasticidad
El aprendizaje ha sido un aspecto importante de la supervivencia desde que los primeros humanos caminaron sobre la tierra. Cada generación debe aprender a sobrevivir en el contexto en el que se encuentra. Los niños aprenden de sus padres, y estos a su vez enseñan a la próxima generación, y todo esto es gracias a la capacidad de nuestro cerebro de aprender, o lo que se conoce como neuroplasticidad.
La neuroplasticidad básicamente hace referencia a la capacidad de nuestro cerebro de moldearse a distintas situaciones y en el proceso desarrollar nuevas habilidades para adaptarse a nuestras nuevas necesidades. Gracias a la neuroplasticidad podemos aprender nuevos idiomas, podemos aprender nuevos deportes, crear nuevos hábitos y mejorar la efectividad de nuestro trabajo.
Muchas de las neuronas del cerebro son multisensoriales, lo que significa que se ocupan de la entrada de múltiples sentidos al mismo tiempo, como el olfato, el oído y el gusto. Cuantos más sentidos se utilizan, más fuertes son las conexiones neuronales y, como resultado, mejor aprende el cerebro. Al prepararnos para nuestro examen de historia, es más probable que recordemos nuestras notas de clase si miramos un video sobre el tema en lugar de volver a leer un libro de texto. Esto se debe a que el video estimula nuestro cerebro con estímulos tanto visuales como auditivos, lo que le permite formar conexiones más fuertes.
Nuestros cerebros están en constante cambio, y si no los ejercitamos aprendiendo cosas nuevas, no podremos formar nuevas conexiones neuronales que nos permitan realizar tareas. Si permitimos que nuestras vías neuronales se debiliten debido a la inactividad, podemos olvidar cómo hacer algo, y con ello perderemos habilidad en cualquier otra actividad que estuviese conectada.
“Por cada día de práctica que perdamos, necesitamos tres para recuperarlo.”-Refrán de origen Chino
Consideremos lo que pasa cuando olvidamos un número de teléfono que solíamos saber de memoria. La conexión neuronal que solía conectar esta información a nuestra memoria se ha deteriorado, muy probablemente porque ya no llamamos al número con regularidad.
Debido a que el microdominio se enfoca en aprender cosas más pequeñas rápidamente, es una buena forma de ejercitar el cerebro regularmente, dándole un impulso fomentando que podamos mantener nuestro hipotálamo activo y creando memorias.
El microdominio contribuye a un estilo de vida polimático, lo que implica aprender una variedad de habilidades, lo que nos permitirá evitar que nos estanquemos, y que nuestras capacidades cognitivas se deterioren.
El piloto automático del cerebro
Nuestro yo automático tiene muchos hábitos, algunos de los cuales son beneficiosos para nosotros y otros que son perjudiciales. Los hábitos se forman cuando los patrones repetitivos de comportamiento se vuelven normales y crean nuevas vías neuronales en el cerebro. Subconscientemente, aprendemos buenos y malos hábitos.
En lugar de ir al gimnasio, un mal hábito podría ser mirar televisión y comer patatas fritas después del trabajo. Algunos hábitos, como fumar, son claramente perjudiciales, pero a veces lo que creemos que son buenos hábitos son en realidad dañinos. Los sesgos egoístas dan como resultado hábitos engañosamente dañinos.
Los sesgos egoístas influyen en cómo nos percibimos a nosotros mismos y al mundo. Decimos ser responsables de nuestros rasgos positivos, pero culpamos de nuestros defectos al mundo.
Consideremos a un hombre que casualmente echa un vistazo a todas las mujeres que conoce. Podía racionalizar sus acciones diciendo, “soy un hombre con deseos humanos”. Esa lógica implica que no es culpa suya. Pero si le va bien en el trabajo, creerá que se debe a su propio trabajo y perseverancia, no porque se encuentre en un entorno laboral de apoyo en una industria en crecimiento.
Las personas que son felices y con confianza se benefician de la seguridad en sí mismas en parte porque tienen el sesgo de que se ganaron su satisfacción y confianza. Sin embargo, si distorsiona la realidad, esto puede ser dañino.
Nuestras creencias continúan funcionando y afectan a nuestro criterio muchas veces sin que nos demos cuenta.
