
Resumen del libro Chasing the Sun The New Science of Sunlight and How it Shapes Our Bodies and Minds por Linda Geddes
Resumen corto: Chasing the Sun explica la nueva ciencia sobre el efecto de la luz solar en nuestro día a día. Desde el punto de vista histórico el sol siempre ha sido una de las figuras que asemejamos a deidades, siempre con poderes curativos. En este libro la autora nos explica la ciencia detrás de estas creencias que podrían no ser del todo falsas. Por Linda Geddes
¿Quien es Linda Geddes?
Linda Geddes es una periodista especializada en el campo de la tecnología, biología y medicina. Ha trabajado para la revista New Scientist y su labor ha recibido la medalla al Best Investigative Journalism por la Association of British Science Writers.
3 de las ideas principales del libro son:
- El reloj biológico
- La helioterapia
- El efecto de la luz artificial
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El reloj biológico
Incluso sin usar un reloj de mano, o el del teléfono, todos nosotros tenemos un reloj interno que nos ayuda a entender tanto la hora, como los procesos que debería hacer nuestro cuerpo. El reloj biológico está relacionado con el funcionamiento de nuestra digestión, ciclos de sueño e incluso niveles de energía.
La región encargada de ello recibe el nombre de núcleo supraquiasmático. Esta región de nuestro cerebro está formada por apenas 20 mil células dentro del hipotálamo, la región encargada del aprendizaje, y que participa en procesos de regulación hormonal. El núcleo supraquiasmático es la región encargada de regular nuestros ciclos circadianos, los ciclos de energía a lo largo del día
Por la mañana, alrededor de las seis de la madrugada producimos hormonas como el cortisol que ayudan a despertar a nuestro cuerpo a través de aumentar la presión sanguínea. Otra de sus funciones es la de reducir nuestra temperatura corporal antes de dormir para facilitar el sueño. Todo esto depende de un delicado control a nivel hormonal, que usa la luz solar como brújula.
Cuando se pone el sol, es decir no hay luz, nuestro cuerpo se empieza a preparar para la noche y por lo tanto optimiza los procesos relacionados con el sueño. Y cuando vemos la luz solar, cuando llega a nuestras retinas, por la mañana reduce la producción de hormonas como la melatonina que se encargan de ayudarnos a dormir, y activa la producción de otras hormonas que nos activan.
Los ritmos circadianos no son algo que solo tengamos nosotros, sino que muchos otros animales también cuentan con estos ciclos, e incluso las plantas y otros organismos controlan su comportamiento según procesos parecidos. Esto es lo que permite que algunas plantas florezcan al comenzar el dia. Conseguir una dosis suficiente de luz solar, puede ser tan sano como hacer mejoras en nuestra dieta.
La helioterapia
Tanto los pensadores griegos como los romanos creían que el sol tenía propiedades curativas. Esto llevó a que médicos tan famosos como Hipócrates, recomendasen tomar el sol cada día para mantener la salud. Los romanos también disfrutaban de una práctica llamada solaria que se creía que podía ayudar con problemas como la epilepsia, la anemia, el asma, y otras.
Durante muchos años se mantuvo esta práctica de la helioterapia, o terapia solar. Pero en las últimas décadas su popularidad ha bajado en picado, y son pocas las personas que dedican algo de tiempo a caminar bajo la luz del sol cada día. Entre las razones esta el efecto cancerígeno de la luz solar, y la falta de tiempo en unas vidas que solo buscan la productividad.
Pero tomar el sol, no con las máquinas, no solo permite aumentar la cantidad de vitamina D producida, un nutriente imprescindible para mantener los huesos sanos y prevenir problemas óseos. Sino que también se ha visto que actúa como una forma de desinfectar y eliminar cierto tipo de patógenos de la piel. También se ha visto que reduce la probabilidad de que los niños desarrollen esclerosis múltiple, si las madres toman el sol durante la segunda parte de su embarazo
La persona media toma alrededor de 590 lux, unidad usada para referirse a la cantidad de luz solar diaria, en verano y alrededor de 210 lux en invierno. Comparado con la cantidad de luz que llegaba a nuestros antepasados que rondaba los 4 mil lux diarios. Esto no significa que tengamos que conseguir tanto como las personas que pasan el dia fuera, pero si que nos ayudaría tener algo más de luz
El efecto de la luz artificial
Hoy en día pasamos tanto tiempo dentro de casa bajo luz artificial que sus efectos se están volviendo problemáticos. Vivir conectados a las pantallas causa una desregulación de nuestro reloj circadiano, y como resultado nos cuesta dormir.
Pero esto no se limita a no poder dormir, sino que también afecta a los subidones de energía debidos al cortisol cuando nos despertamos. El resultado es que nos cuesta dormir y nos despertamos cansados, solo para usar cafeína para seguir en pie que también afecta negativamente a nuestros ritmos de sueño
Controlar la luz artificial nos puede ayudar a mejorar nuestro sueño y conseguir un efecto más reparador. Si nos despertamos cansados cada día, quizá es hora de reducir el efecto de las pantallas sobre nuestro sueño.
Se suele recomendar dejar las pantallas de lado al menos una hora antes de ir a dormir. Esto se aplica sobre todo para las pantallas del ordenador y teléfonos que producen luz azul para despertarnos y que queramos seguir usándolos.
