
Resumen del libro Noise Living and Leading When Nobody Can Focus por Joseph McCormack
Reseña/Sinópsis: Noise (2019) nos explica cómo recuperar nuestros poderes naturales de concentración en una era en la que parece que cada vez nos cuesta más mantener la concentración.
¿Quién es Joseph McCormack?
Joseph McCormack es un ejecutivo de marketing, autor y empresario. Es el fundador del BRIEF Lab, que ofrece cursos de comunicación efectiva. También presenta el podcast Just Saying y es el autor de Brief (2014).
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La era de la información y sus desventajas
Hoy en día, sufrimos de un exceso de información. La mayoría de nosotros estamos inundados con información irrelevante de la mañana a la noche, ya sea un flujo de mensajes o un suministro de noticias interminable. Cuando sometemos nuestras mentes a esta avalancha de información, en realidad evitamos que funcionen a plena capacidad.
Esto se debe a varias razones. Una es que nuestras mentes requieren nutrición de la misma forma que nuestros cuerpos: cuando saltamos de una pantalla a la siguiente, hojeando información y sin darle el tiempo a concentrarse, estamos reduciendo nuestra capacidad para procesar información.
Evitamos consumir cualquier cosa sustancial manteniendo las cosas superficiales, y esto, puede debilitar nuestra mente. Nuestra mente aprende a esperar subidones constantes de dopamina lo que hace que sea más difícil que estemos dispuestos a dedicar largos periodos de tiempo a tareas que no dan recompensas instantáneas. El problema, es que casi todo lo que necesitamos para nuestros trabajos entra dentro de esta categoría.
Glenn Wilson, profesor de psicología en el Gresham College de Londres, estima que el multitasking reduce diez puntos nuestro coeficiente intelectual. Afirma que cuando intentamos realizar varias tareas a la vez, nuestras capacidades cognitivas sufren más que cuando fumamos marihuana.
Los efectos de la era de la información
La tecnología ha hecho que cada vez más nos cueste crear relaciones en personas. Debido a que hablar con familiares, y a veces incluso amigos, no siempre es tan estimulante como lo que aparece en nuestros teléfonos, y puede ser tentador desconectarse de las conversaciones del mundo real. Esto es especialmente peligroso para los niños, cuyos cerebros no se han desarrollado .
Los adolescentes, entre otras cosas, tienen un sistema de riesgo-recompensa hiperactivo, lo que los hace más vulnerables a la adicción. Cuando los jóvenes están inmersos en el mundo del ruido tecnológico, se distraen y se vuelven menos sensibles a las emociones de los demás.
Muchas personas se están dando cuenta de las consecuencias negativas de la sobrecarga de información. Consideremos la Escuela Waldorf en Silicon Valley. A pesar de su ubicación, la escuela está lejos de ser un punto de acceso tecnológico. Los estudiantes de la Escuela Waldorf aprenden a la antigua usanza, con bolígrafos, papel y conversación en lugar de tabletas y realidad virtual. Y tres cuartas partes de los estudiantes de Waldorf School tienen padres que trabajan para una empresa de tecnología, lo cual demuestra el peligro que puede tener dejarse llevar.
Hoy en día tenemos mucha información, pero sin criterio no vale nada
Hoy en día, gracias a internet y los ordenadores, vivimos en la era de la información. Una era en la que tenemos tantos datos que es imposible que alguien los analice todos, y esto nos lleva a usar máquinas y programas para ello
Tener información, aunque no sea realmente útil, nos hace sentir bien, nos hace sentir seguros, como si tuviésemos algo sobre lo que sostenernos en una época llena de incertidumbre, y por eso tendemos a querer aceptar lo que nos dicen los datos
El problema es que muchas veces no sabemos cómo usar estos programas, o no entendemos del todo lo que nos quieren decir.
Decidimos que solo porque nos lo diga una máquina ha de ser verdad, y olvidamos que esa máquina ha sido creada por personas y por lo tanto deberíamos poder entender los principios que lo rigen
Si algo es creado por humanos, es casi imposible que no descubramos errores en algún momento. Simplemente porque cada vez tenemos más información, y es probable que algo que pensábamos que era cierto hace 50 años no lo sea.
Por eso debemos usar una mentalidad crítica cada vez que trabajamos con datos, porque nunca podemos fiarnos al 100% de algo, y por lo tanto debemos medir la probabilidad de que sea cierto y las consecuencias de cada posibilidad
Solo entonces podremos pasar de ser controlados por número que no entendemos, a tener el poder de tomar decisiones y entender mejor el mundo. Aunque en todo momento debemos tener cuidado con los bias que tenemos dentro.
Lo queramos o no, en todo momento estamos siendo controlados por un montón de bias, es decir factores que afectan a nuestro juicio de forma subconsciente mientras nos dan la ilusión de que estamos siendo objetivos o razonables
Entre los bias más peligrosos está el de asumir que correlación y causalidad son lo mismo. Que dos cosas parezcan tener una relación, no implica que estas dos cosas tengan un efecto directo la una sobre la otra
Todo esta conectado, pero en un momento en el que no tenemos ni la tecnología ni el conocimiento suficiente para saber realmente qué conexiones existen, nos importa más la magnitud de la conexión que si existe o no una conexión
