
Resumen del libro Micromastery Learn Small, Learn Fast, and Unlock Your Potential to Achieve Anything por Robert Twigger 2018
Resumen corto/Sinópsis: Micromastery (2017) nos enseña cómo aprender nuevas habilidades de forma efectiva a través de centrarnos en las “mini-habilidades” que forman cada una de ellas. ¿Alguna vez hemos querido aprender a tocar el violín o ballet? Quizá teníamos ganas de empezar, pero pensar en cuanto tiempo nos llevaría nos echa hacia atrás.
El concepto de micromastery/micromaestría busca eliminar el fenómeno de la desmotivación, a través de centrarnos en una habilidad específica antes de pasar a la siguiente al dividir una meta en etapas pequeñas y más fáciles de conseguir. La sensación de logro que obtenemos al completar cada etapa nos mantendrá en marcha hasta que alcancemos nuestro objetivo final.
El autor describe seis pasos que podemos seguir para asegurarnos de tener éxito en cualquier tarea con sugerencias y consejos útiles y prácticos.
¿Quién es Robert Twigger?
Robert Twigger es un autor británico y explorador que asistió a la Universidad de Oxford y se especializó en política y filosofía. Ha publicado varias obras de ficción así como artículos en periódicos como el Daily Telegraph y el Sunday Times.
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¿Qué es la micromaestría?
El aprendizaje ha sido un aspecto importante de la supervivencia desde que los primeros humanos caminaron sobre la tierra. Cada generación debe aprender a sobrevivir en el contexto en el que se encuentra. Los niños aprenden de sus padres, y estos a su vez enseñan a la próxima generación, y todo esto es gracias a la capacidad de nuestro cerebro de aprender, o lo que se conoce como neuroplasticidad.
La neuroplasticidad básicamente hace referencia a la capacidad de nuestro cerebro de moldearse a distintas situaciones y en el proceso desarrollar nuevas habilidades para adaptarse a nuestras nuevas necesidades. Gracias a la neuroplasticidad podemos aprender nuevos idiomas, podemos aprender nuevos deportes, crear nuevos hábitos y mejorar la efectividad de nuestro trabajo.
Muchas de las neuronas del cerebro son multisensoriales, lo que significa que se ocupan de la entrada de múltiples sentidos al mismo tiempo, como el olfato, el oído y el gusto. Cuantos más sentidos se utilizan, más fuertes son las conexiones neuronales y, como resultado, mejor aprende el cerebro. Al prepararnos para nuestro examen de historia, es más probable que recordemos nuestras notas de clase si miramos un video sobre el tema en lugar de volver a leer un libro de texto. Esto se debe a que el video estimula nuestro cerebro con estímulos tanto visuales como auditivos, lo que le permite formar conexiones más fuertes.
Nuestros cerebros están en constante cambio, y si no los ejercitamos aprendiendo cosas nuevas, no podremos formar nuevas conexiones neuronales que nos permitan realizar tareas. Si permitimos que nuestras vías neuronales se debiliten debido a la inactividad, podemos olvidar cómo hacer algo, y con ello perderemos habilidad en cualquier otra actividad que estuviese conectada.
“Por cada día de práctica que perdamos, necesitamos tres para recuperarlo.”-Refrán de origen Chino
Consideremos lo que pasa cuando olvidamos un número de teléfono que solíamos saber de memoria. La conexión neuronal que solía conectar esta información a nuestra memoria se ha deteriorado, muy probablemente porque ya no llamamos al número con regularidad.
Debido a que el microdominio se enfoca en aprender cosas más pequeñas rápidamente, es una buena forma de ejercitar el cerebro regularmente, dándole un impulso fomentando que podamos mantener nuestro hipotálamo activo y creando memorias.
El microdominio contribuye a un estilo de vida polimático, lo que implica aprender una variedad de habilidades, lo que nos permitirá evitar que nos estanquemos, y que nuestras capacidades cognitivas se deterioren.
¿Cuáles son los tres primeros pasos para la micromaestría?
Para empezar, cada micromaestría tiene una barrera de fricción, que es un impedimento que ocurre cuando dos habilidades requeridas son incompatibles entre sí. Este elemento recibe su nombre de la fricción que se crea cuando cualquier objeto intenta moverse por una superficie, y como suele perder energía y/o velocidad a medida que avanza.
Para superar esta barrera, es recomendable centrarse en cada habilidad individual. La dificultad inicial con la que nos encontramos para aprender cualquier habilidad suele nacer de que 1) no entendemos cuales son todas las habilidades y movimientos que realmente hacen falta para el proceso, y 2) no somos capaces de hacer cada uno de ellos de forma automática o subconsciente.
Cuando estamos pensando en algo, se encuentra en lo que se conoce como working memory, o memoria de trabajo, y esta apenas es capaz de mantener unas pocas ideas o conceptos en cada momento. Lo que significa que intentar trabajar con más no solo nos abruma, sino que además es ineficiente.
Por ejemplo, si estamos en medio de escribir, pero nuestro hilo de pensamiento se rompe constantemente cuando de repente recordamos que tenemos que regar nuestras plantas … o comprar un regalo, es poco probable que seamos productivos.
Cuando estamos tratando de realizar un seguimiento constante de todo lo que tenemos que hacer en nuestra mente, eso interrumpirá nuestra concentración y dificultara que podamos trabajar. Esta es una de las razones por las que el multitasking no funciona. El Dr. Roy Baumeister, autor del libro Fuerza de Voluntad ha realizado varios estudios que respaldan esto, mostrando que dejar tareas incompletas limitan nuestra capacidad de concentración.
Por eso es tan importante centrarnos en una habilidad concreta, y trabajarla hasta que podamos automatizar el proceso. Esto nos permitirá liberar nuestra memoria de trabajo para concentrarnos en otros elementos y por lo tanto facilitar el proceso de aprender todo el conjunto de habilidades necesario para cumplir nuestra meta.
El tercer componente es crear el entorno adecuado para aprender, y para ellos debemos preguntarnos: “¿Qué me ayudará a tener éxito?” ¿Tengo las herramientas necesarias para aprender esta nueva habilidad o tarea? ¿Tengo suficiente tiempo? ¿Cómo voy a hacer tiempo para ello?
Esto significa que si controlamos nuestro entorno para eliminar cualquier ‘’tentación’’ o cualquier elemento que nos ayude a hacer algún habito que queremos eliminar, podemos reducir la probabilidad de hacerlo
Y si eliminamos nuestros malos habitos podemos mejorar la probabilidad de usar comportamientos que sean útiles para nosotros. La ventaja de los ‘’empujones’’ esta en que nos permiten tomar una decisión, no nos fuerzan a hacerlo de forma que nos resultara mas facil crear un nuevo hábito con el tiempo
Un ejemplo sería dejar o no el teléfono móvil cerca cuando trabajamos.
Si lo dejamos cerca lo más probable es que lo usemos y nos distraigamos, de forma que es un mal ‘’empujoncito’’, en cambio si lo quitamos de la zona de trabajo estamos usando un ‘’empujoncito’’ positivo
Los tres últimos pasos para lograr la micromaestría según Robert Twigger
¿Hemos intentado aprender una habilidad emocionante e impresionante sólo para abandonarla a la mitad? Tales experiencias demuestran por qué debe haber una recompensa que nos anime a seguir esforzándonos. Si sentimos que estamos mejorando en algo, esa sensación de logro nos motivará a seguir adelante. La clave es asegurarse de que la recompensa sea alcanzable y clara.
Aprender a hacer pancakes primero es preferible a aprender todo para convertirse en un maestro de cocina. Una vez que sepamos cómo hacer buenos pancakes, sentiremos una sensación de logro, lo que nos motivará a seguir aprendiendo.
El siguiente aspecto es la repetibilidad. Si podemos repetir una actividad con relativa facilidad podremos dedicar nuestra energía no solo a hacerlo, sino a intentar hacerlo un poc mejor cada vez.
Para mejorar sus habilidades de dibujo, Robert Twigger se desafió a dibujar cada taza de café que pidió en una cafetería. Era un ejercicio simple que podía repetir fácilmente. Se aseguró de dibujar cada taza y plato, incluso si era solo un boceto rápido cuando tenía poco tiempo, y se volvió más seguro con cada iteración.
La experimentación es el sexto y último componente del microdominio. La experimentación nos permite divertirnos. Con la habilidad o tarea que estamos intentando dominar, lo que evita que el proceso se vuelva monótono. Además, mantiene nuestra curiosidad, lo que ayuda en la expansión de nuestro deseo de conocimiento adicional y participación en la tarea en cuestión.
Otra habilidad que Robert Twigger quería perfeccionar era el movimiento en J, que se utiliza para dirigir la canoa. Primero intentó aprenderlo de las instrucciones que había leído en un libro, pero no funcionó. Luego, un experto le dio un consejo que le cambió la vida, probar otros movimientos. Con este estímulo, el autor se permitió experimentar y acabó mejorando lo suficiente acabar de dominar lo que quería conseguir al principio.
