
Resúmen del libro La Retórica, Ars Rhetorica por Aristóteles 322 a.c.
Resúmen corto/Sinópsis: La retórica nació en Siracusa en el siglo 5 AC, y se entiende como el arte de hablar con eficacia y persuasión. Esta disciplina ha sido parte del aprendizaje para la mayoría de los grandes pensadores de la historia, desde Aristóteles hasta Nietzsche. Hasta hace relativamente poco, el siglo XVIII, se impartía retórica como una de las asignaturas clave en las escuelas, aunque con el tiempo su posición fue relegada al olvido.
Pero el desinterés a nivel de la educación normal en esta disciplina no reduce su importancia. Hoy en día transmitir información de forma efectiva es clave, y la retórica es el estudio y el arte de expresar e informar. Pero antes de seguir, veamos más a fondo que es la retórica.
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¿Qué es la retórica y por qué merece la pena?
La retórica es el arte de persuadir a través de una comunicación efectiva y/o el uso de argumentos lógicos. Se basa en optimizar tanto lo que décimos, como la forma de transmitirlo.
Este arte antiguo nos enseña a influir las decisiones de los demás a través de nuestras palabras. Todos tenemos que comunicarnos con otras personas a lo largo del día, sea con mensajes de texto, llamadas, presentaciones o negociaciones con clientes. La habilidad de persuadir a otros a través del lenguaje es clave para comunicarnos.
Aprender a comunicar también nos animará a desarrollar nuestras ideas y formas de pensar. La retórica es un ejercicio cognitivo continuo que nos obliga a evaluar tanto lo que pensamos como las relaciones entre las ideas. La creatividad nace de encontrar nuevas conexiones y por lo tanto la retórica es también la práctica de la creatividad.
De forma inversa, la retórica también entrena la capacidad de entender los argumentos de otros y cómo nos afectan, para mejorar nuestro criterio. En un mundo en el que cualquier persona puede llegar a miles y millones con algo de suerte, saber que tiene sentido o quien nos está intentando manipular es esencial. El poder de las campañas de propaganda a lo largo de la historia, como la de Fredrich Gentz y su “marketing” de las ideas de Burke para evitar el desarrollo del capitalismo en alemania, que permitió que Bismark se hiciera un nombre en la política.
La retórica permite entender que en todo debate lo que combate son los argumentos y nunca las personas. No tenemos porqué sentir odio por personas que tienen argumentos opuestos, tenemos formas simplemente diferentes de ver el mundo. No estar acostumbrado a debatir nos pone a la defensiva cada vez que hay alguna discusión, por eso practicar la retórica es una forma de recordar que el objetivo de comunicar es intercambiar ideas y aprender.
¿Por qué estudiar Retórica?
Magnifica nuestra influencia. Todos los días tenemos docenas de interacciones en las que necesitamos influir sobre las personas, desde el memorándum que escribimos en el trabajo hasta la conversación con nuestro hijo sobre porqué debería estudiar más. Nuestra capacidad para persuadir a otros a través del lenguaje es clave para nuestra influencia como empleados, amigos, padres y ciudadanos. Estudiar retórica nos equipará con las herramientas lingüísticas para ser más persuasivos en nuestro trato con los demás y expandir nuestro círculo de influencia.
Nos hace mejores ciudadanos. Antes de cualquier elección, somos bombardeados con anuncios de campaña en la televisión y la radio, artículos de opinión en periódicos y blogs, videos de Youtube y un flujo continuo de “expertos” las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Con tanta información se hace difícil saber que es verdad y que es mentira, a menos que tengamos una metodología para entender el proceso.
Los políticos y empresas pagan a los expertos en el arte de la retórica cientos de miles de euros para que los ayuden a elaborar mensajes y anuncios políticos para persuadir a los votantes. Para ser un votante y ciudadano bien informado, y asegurarnos de conseguir lo que realmente queremos sin dejarnos engañar, debemos ser conscientes de las tácticas y técnicas que se utilizan con nosotros. Tal conocimiento nos permite discernir la verdad de las mentiras
Y como ciudadanos tenemos derecho a expresar nuestra opinión sobre los problemas. Pero muchas veces no sabemos como enfatizar los detalles que consideramos importantes, ni cómo atraer atención a lo que queremos mejorar. Estudiando retórica podemos conseguirlo.
Nos protege del despotismo intelectual. La publicidad es la herramienta del “déspota”. Desde la antigüedad, los regímenes que gobiernan siempre han utilizado la propaganda para mantener el control sobre sus súbditos. Y la publicidad no es más que un nombre benigno para propaganda. Ambos se basan en apelaciones emocionales para cambiar nuestras ideas y sentimientos sobre una causa, posición o producto.
Cuando nos dejamos influir por la publicidad, ya sea política o comercial, le damos a otra persona el control de nuestras mentes. Estudiar retórica pone un escudo defensivo alrededor de nuestro cerebro, que nos permite ver a través del humo y los espejos, filtrar mensajes externos y seguir nuestra propia brújula interna.
La historia de la retórica
El nacimiento y desarrollo sistemático de la retórica comenzó en la antigua Grecia. El sistema de democracia ateniense permitía que todo varón ateniense pudiera participar en las decisiones de la ciudad estado. Todos ellos tenían el derecho de hablar y defender ideas o acciones que consideran correctas. Pero el gran número de participantes y diversidad de puntos de vista creó la necesidad de tener una forma efectiva de transmitir ideas, y este fue el nacimiento de la retórica.
Cuanto mejor fuese la capacidad de convencer de cada uno, mayor sería su éxito dentro de la ciudad. Donde hay éxito a nivel de reputación, pronto sigue la recompensa económica y el nacimiento de escuelas, lo que hoy en día vemos como cursos online, para educar sobre cómo realizar la disciplina. La primera escuela nació en el siglo 5 AC y fue la de los sofistas , diferentes a los sofistas árabes .
Las escuelas más importantes de los sofistas fueron las de Gorgias e Isócrates. A cambio de enseñarles cómo hablar y por lo tanto la posibilidad de conseguir poder político, los alumnos pagaban grandes sumas, convirtiéndolo en unas de las primeras agencias de marketing de la historia.
Las clases se basaban en analizar poesía, definir partes del diálogo, y explicar los distintos tipos de argumentos. También enseñaban cómo convertir argumentos “débiles” en buenos argumentos a través de recursos literarios. Hasta el punto de considerar su gancho la capacidad de ganar cualquier debate incluso sin conocimiento del tema. Razón por la que hoy en día se usa el sofismo como un término despectivo, equivalente a falacia.
La imagen negativa era tal que Socrates fue ejecutado por ser un Sofista, aun cuando su postura era opuesta a la que llevó a Socrates a perder el juicio. Y esto lo conseguían gracias a que, el uso de analogías, metáforas y juegos de palabras permitía a los sofistas convertir casi cualquier argumento en uno correcto.
Pero la posibilidad de que algo pueda tener usos indeseados no es razón suficiente como para dejarlo de lado. Aristoteles , alumno de Platón y por lo tanto de la escuela Socrática, consideraba el uso excesivo de la retórica como algo negativo, pero usado en la justa medida, su utilidad para mejorar argumentos lógicos es innegable.
En su tratado, El Arte de la Retórica , establece las bases del sistema para la comprensión y enseñanza de esta disciplina. Según Aristóteles la retórica es la capacidad de observar en cualquier caso, los métodos disponibles para la persuasión. El filósofo defiende el uso de la razón como principal método para convencer, pero entiende que hay situaciones en las que el público no busca solo lógica sino también entretenimiento.
En estos casos la retórica se convierte en el azúcar para beber la amarga medicina llamada lógica. El sistema de retórica de aristóteles se basa en los siguientes principios:
● Los 3 mecanismos de persuasión (logos, pathos y el ethos)
● Los 3 géneros de la retórica (deliberada, forense y epidíctica /demostrativa)
● Temas retóricos
● Partes del diálogo
● Uso efectivo del estilo
