Resumen del libro La Elefanta que no Sabía que era una Elefanta Por Laurel Braitman

Resumen del libro La Elefanta que no Sabía que era una Elefanta Por Laurel Braitman

Reseña/Sinópsis: La Elefanta que no Sabía que era una Elefanta trata sobre los trastornos emocionales que sufren los animales y cómo estos problemas se asemejan a las enfermedades psiquiátricas en los seres humanos. El libro demuestra lo similares que somos a otros animales. 

¿Quién es Laurel Braitman ?

Laurel Braitman es historiadora científica y escritora residente en la Escuela de Ética Biomédica de Stanford. Es colaboradora de publicaciones como The Guardian y New Inquiry, consiguió una beca TED y es artista afiliada en Headlands Center for the Arts.

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No podemos asumir que los animales no tienen emociones similares a las nuestras

El filósofo René Descartes creía que los humanos eran únicos en su capacidad de razonar. Como resultado, vio a los animales como meras máquinas biológicas que eran incapaces de sentir o darnos cuenta de sí mismos. Pero esta no es la única escuela de pensamiento. 

Muchas personas describen los comportamientos y las experiencias de los animales como si fueran seres humanos. Esta visión se llama antropomorfismo. Digamos que entramos en casa y vemos a nuestro perro masticando nuestro sombrero favorito – El perro se vuelve inusualmente manso y no hace contacto visual con nosotros. 

¿Es porque se siente culpable? No está fuera del ámbito de lo posible, y no hay nada de malo en creer que este es el caso.  Hay buenas razones para pensar que los animales son similares a nosotros, que tienen sentimientos y mentes, como los humanos. 

Muchas de nuestras estructuras cerebrales son las mismas que las de los animales, especialmente de otros mamíferos. Como resultado, es probable que nuestro cerebro produzca experiencias y habilidades comparables. 

Por ejemplo, un estudio de resonancia magnética encontró que los perros que se reunieron con sus guardianes humanos mostraron una actividad cerebral elevada en las mismas regiones que procesan la alegría en el cerebro humano. 

Y los animales también pueden ser inteligentes. Los experimentos han demostrado que varias especies animales utilizan herramientas. Los simios usan palos para cavar en busca de comida e incluso parecen reconocerse en los espejos, lo que indica que tienen algún concepto de sí mismos. 

 Los animales sociales

Uno de los ejemplos de animal social que más se usa es el de los elefantes. Los elefantes suelen vivir en manadas, y se sabe que presentan interacciones entre miembros del mismo grupo, algo que se conoce como “comprensión de las relaciones entre terceros”, y es la clave de vivir en grupo.

Los elefantes cuentan con una sociedad matriarcal, en la que la hembra mas mayor tiene el conocimiento y actúa como guía para el resto de animales. Cuando esta muere, otra hembra toma su lugar, y el grupo puede dividirse o unirse a uno nuevo.

Debido a su tendencia a moverse, los elefantes tienen muy desarrollada la capacidad de aprender. Esto les permite recordar dónde están las fuentes de agua, y cuando tienen agua. Cuando nacen, el cerebro de los elefantes sólo está desarrollado al 35%, y es a lo largo de su vida que se va cultivando gracias a las experiencias.

Esto es inédito en otros mamíferos, porque en la mayoría nacen con el 90% del peso de su cerebro ya formado. La capacidad que tienen los cerebros de los elefantes de seguir creciendo nos puede enseñar mucho sobre el funcionamiento de los cerebro y cómo mejorar el nuestro.

Otro ejemplo de cómo los animales pueden crear sociedades parecidas a la nuestra, es como cuando un elefante está herido, el resto le ayuda para que pueda sobrevivir. Esto se debe en parte a su producción de oxitocina, que recompensa las actitudes de ayuda a otros animales.

Se cree que la estructura social de los elefantes ha resultado de su largo proceso de cría. Los elefantes macho de más de 30 suelen tener períodos reproductivos que duran un año, pero como el de las hembras apenas dura 4 días, tardan 2 años en concebir, y otros dos en criar al nuevo elefante. Las hembras sólo pueden tener crías cada 4 años, lo que resulta en una estructura en la que van en grupo para maximizar la probabilidad de tener crías.

El efecto de la actividad humana sobre los animales

El efecto de la caza no solo resulta en una reducción de las poblaciones de animales, sino también en su capacidad de aprender y temer a sus cazadores o cualquier herramienta que puedan haber utilizado.

Un ejemplo de esto, es como las orcas han cambiado sus rutas de caza para no tropezar con pescadores. Otro es el de los elefantes que han sido cazados en muchos casos para conseguir el material de sus colmillos, ahora los elefantes temen a muerte a cualquier humano que tenga una lanza.

El efecto es tal, que simplemente con ver ropa típica Masái los elefantes reaccionan con miedo. Algo que no pasa cuando ven la ropa de otras tribus, o una camiseta cualquiera. De forma que los elefantes han desarrollado la capacidad de detectar el olor de los Masai, y usarlo como señal para huir.

También han aprendido a temer a su idioma. Cuando los elefantes escuchan a alguien hablar inglés, no se mueven, pero cuando escuchan la lengua Masái, intentan escapar. Esto demuestra que los elefantes puede diferenciar entre humanos, usando distintas características

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