
Resumen del libro Finding Meaning in an Imperfect World 2017
Resumen corto/Sinópsis: Finding Meaning in an Imperfect World demuestra que, aunque las preguntas sobre el significado de la vida pueden ser difíciles, no tienen por qué ser misteriosas. Iddo Landau nos proporciona las herramientas para pensar el sentido de la vida de forma clara a través de la lógica y varias teorías que nos permiten acercarnos a los posibles significados de la vida y cómo mejorar nuestras vidas.
¿Quién es Iddo Landau?
Iddo Landau es profesor de filosofía en la Universidad de Haifa en Israel. Y es autor de los libros Is Philosophy Androcentric? y Finding Meaning in an Imperfect World.
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¿La vida no tiene ningún sentido?
¿Cómo reaccionaríamos si un amigo nos dijera eso? Si fuéramos filósofos, lo primero que haríamos sería tratar de averiguar qué quiere decir con “significado”. Cómo explicaba Sócrates, o Platón usando al personaje de Sócrates, una de las principales razones por las que todo nos parece tan subjetivo, es que no dedicamos el tiempo ni el esfuerzo necesarios a definir los términos que usamos.
¿A qué nos referimos con “el sentido de la vida”?
Según la definición del autor, todo se reduce al valor, cuando preguntamos sobre el significado de la vida, estamos preguntando sobre el impacto que esta teniendo. Cuando decimos que nuestras vidas no tienen sentido, estamos expresando una falta de valia, o impacto, en nuestras vidas. Que nuestras vidas no contiene suficientes experiencias valiosas. Tomemos, por ejemplo, Lev Nikolayevich Tolstoy.
Pensaríamos que el novelista de fama mundial que escribió Guerra y paz vería su vida como significativa. Durante su vida Tolstoy, ya era considerado como uno de los mejores escritores de todos los tiempos. Además de eso, tenía una hermosa finca en el campo donde vivía con su adorada esposa e hijos. ¿Qué más se puede pedir?
Tolstoy, en cambio experimentó una verdadera crisis en un momento de su vida, escribiendo sobre la falta de significado que sentía. Todos sus logros habían perdido significado para él. Podía estar contento mientras creyera que valía la pena escribir grandes libros que inspiraran a innumerables personas. Pero cuando eso perdió su valor para él, también lo hizo cualquier significado.
La forma de ver el mundo de Tolstoi se reducía a la pregunta “¿Y qué más da?” Cuando contemplamos el significado de nuestra existencia o nos preguntamos por qué estamos vivos, también estamos preguntando para qué sirve todo. Esta pregunta nace cuando hay una desconexión entre lo que consideramos importante en nuestras vidas, nuestros principios y lo que queremos conseguir, y lo que estamos haciendo ahora mismo y los resultados que está teniendo.
Una crisis existencial ocurre cuando hay una diferencia demasiado grande entre lo que sentimos que tenemos que hacer, lo que consideramos importante, y hacia donde creemos que nos lleva nuestra vida.
Una situación que puede ilustrar esta idea es la escena, del libro Fahrenheit 451, en la que el protagonista ha decidido que ya está cansado de dedicarse a quemar libros, de vivir una vida sin relaciones profundas, en la que cada persona simplemente parece un robot que sigue patrones concretos, y decide que quiere aprender, que quiere explorar el mundo, las ideas del pasado, y a donde llevan. Esto al final acabó con el protagonista dejando todo lo que tenía y huyendo hacia una de las “colonias ilegales”, pero en nuestro caso seguramente no haga falta tanto.
¿Qué hace falta para vivir una vida plena?
Una de las principales razones por las que creemos que nuestras vidas no tienen sentido es el Pensamos que necesitamos tener todo lo que “queremos” para ser felices. Sentimos que si no estamos haciendo algo, ya sea dedicar horas a trabajar cuando estamos cansados u organizando una fiesta o ayudando a alguna ONG, la vida no tiene sentido.
Incluso si la mayoría de nosotros no somos o la Madre Teresa, la conclusión es clara: nuestras vidas pueden tener sentido. No tenemos que ser perfeccionistas cuando se trata del significado de la vida. ¿No sería fantástica la vida si todo fuera perfecto? Quizás pero algo no tiene que ser perfecto para ser fantástico, o incluso bueno. Y hay algunos inconvenientes con dejarnos llevar por el perfeccionismo.
Por un lado, se aplica de forma inconsistente la mayor parte del tiempo. Las personas que son perfeccionistas sobre el significado de la vida con frecuencia no lo aplican a otros aspectos de sus vidas. Como resultado, existen dos conjuntos de estándares que usamos para evaluar el mundo. Si somos perfeccionistas, por ejemplo, es probable que no queramos ir a un restaurante a menos que sirva la mejor cocina japonesa. O nos consideramos un desastre si no cumplimos con nuestras metas, incluso si estamos mejorando. Por ejemplo, podríamos sentirnos mal si decimos que vamos a escribir 5 páginas hoy pero solo llegamos 3, o si queremos ganar músculo y en lugar de levantar 10kg más este mes solo subimos 5kg.
Pero esto, a la larga, no es sano. Si vamos en la dirección correcta, esta bien disfrutarlo y esta bien recompensarnos por ello, no hace falta que nos fustiguemos si no cumplimos con unas metas que establecimos sin saber lo que pasaría ese día. Uno de los sesgos cognitivos más conocidos es el de nuestra tendencia a asumir que el caso óptimo es el real. Por ejemplo, en un estudio se le preguntó a un grupo de estudiantes cuánto tiempo pensaban que les llevaría acabar sus deberes.
A uno de los grupos le preguntaron cuánto creen que tardarían en el mejor de los casos, y al otro le preguntaron cuánto creían que tardarían si va como siempre. El resultado es que ambos hacían predicciones muy similares, lo que indica que pensaban que lo normal es lo que en realidad sería lo ideal. Y cuando les preguntaron en la fecha que habían comentado, si habían terminado sus deberes, menos del 30% los tenían hechos.
La muerte y el sentido de la vida
El mito de Sísifo explica la historia del fundador y rey de Éfira. En la historia, como castigo por algo que Homero no menciona, le dan una piedra grande y dicen que la empuje cuesta arriba. Una vez en la cumbre, exhausto y sin aliento, la roca vuelve a rodar hacia abajo. Pero esto no pasa solo porque él haya cometido un error, sino porque “el principio” que rige el comportamiento de la piedra lo causa cada vez que llega a la cima.
Imagina vivir nuestras vidas de esta manera. En el mito Sísifo tuvo que repetir esta tarea tan absurda y frustrante sin fín, y según el famoso escritor Albert Camus, todos somos Sísifo; no importa lo que logremos, no importa cuan alto empujemos esa roca, al final, se derrumba, por el proceso conocido como muerte, algo que por ahora aún no podemos evitar.
Pero que todo pueda, o no, derrumbarse cuando morimos no significa que no podamos sacarle partido a nuestras vidas, encontrar significado en lo que hacemos, y disfrutar el proceso. Ya desde la época de Tales y Heráclito se debate sobre el hecho de que todo esta en constante cambio, y que por ejemplo, nunca podemos volver a ver el mismo río o paisaje, porque todas las moléculas que lo forman estan en cambio constante, incluso las que nos forman. Esto no significa que “el río, el paisaje, o nuestro antiguo yo” hayan “muerto”, solo significa que se han “transformado” y han seguido formando parte del todo.
Según la idea del efecto mariposa, todo lo que hacemos tiene algún efecto sobre el resto del mundo, y por lo tanto no podemos asumir que nuestras vidas no tienen efecto o sentido alguno, porque incluso sin hacer “nada”, estamos teniendo algún efecto sobre el mundo.
Y lo mismo se aplica a nuestra satisfacción a nivel personal. Aunque esta satisfacción sea temporal, eso no es razón suficietne pare dejarla de lado, o considerarnos como víctimas que no pueden hacer nada. Por ejemplo, los epicúreos defendían que una buena vida es aquella en la que reducimos el dolor y aumentamos el numero de cosas que disfrutamos y que forman parte de nuestros días. Esto incluye placeres como el de ver un atardecer, salir a dar un paseo con amigos o seres queridos, disfrutar de una buena comida. Todo esto es suficiente en si, si aprendemos a vivir en el momento, para distrutar de nuestras vidas.
Y si somos más s, podemos hacer caso a los consejos de Marco Aurelio, Seneca, o Epicteto, sobre la importancia de entender cual es nuestro papel en el mundo, cuales son nuestros y vivir de acuerdo a ambos, de forma que dejemos el mundo como un lugar un poco mejor de lo que era antes de nacer.
Aunque el pesimismo y la tendencia a asumir que el mundo siempre va a peor se han hecho populares desde la expansión del cristianismo, en parte porque vieron la caída del imperio romano y las invasiones de los Hun, Visigodos, Ostrogods, y Vandalos, no significa que los filósofos siempre hayan pensado lo mismo. Aparte de los escépticos, la mayoría de los filósofos de la antigua Grecia creían que el mundo siempre iba a mejor, entendían de dónde venían y cuánto ha mejorado el mundo, y consideraban que su trabajo era ayudar en el proceso.
