
Resumen del libro Executive Presence por Sylvia Ann Hewlett
Resumen corto: Executive Presence es un libro que nos da una guía sobre los componentes esenciales para un buen líder. Por Sylvia Ann Hewlett
Colección de Los mejores libros de Productividad y Aprendizaje(PDF)


El Gravitas es el núcleo de tu presencia directiva
Gravitas según lo define Hewlett es la habilidad de exhibir integridad, calma y confianza ante la presión.
Las crisis son las mejores oportunidades para ver si alguien es un buen líder. Son las pruebas de fuego en las que debemos mantenernos capaces de salir de nuestra zona de confort y hacer lo que se deba para salir a salvo del embrollo
El objetivo es encontrar el equilibrio entre ser amable y tomar decisiones difíciles.
No es lo que dices sino cómo lo dices
Todos sabemos más o menos lo importantes que son las formas a la hora de decir las cosas. Alguien puede tener un gran mensaje pero si no somos capaces de decirlo bien o si al decirlo irritamos a la otra persona lo mas seguro es que no hagan caso al mensaje
Así que si queremos comunicarnos de forma efectiva es necesario que demostremos que podemos tener en cuenta el lugar, la ocasión y la persona y comunicar nuestro mensaje de forma que le resulte agradable al oyente para que sea lo más efectivo posible
Algunos trucos a tener en cuenta son:
Explica ideas usando ejemplos para ilustrarlas en vez de dejarlas como conceptos abstractos
Ajusta tu forma de hablar dependiendo no solo de con quien hables sino también de quién más está en la sala
Céntrate en los aspectos técnicos de lo que dices. No hables con términos que solo se usan en la calle si estas hablando con tu jefe, controla tu tono y habla de forma pausada
Tu apariencia importa
De la misma forma que nos damos cuenta de cuánto importa como decimos las cosas, también nos vamos dando cuenta de lo importante que es como nos presentamos
Podemos pensar que si tenemos la habilidad ya es suficiente para poder conseguir nuestros objetivos, y esto es cierto hasta cierto punto, pero en la mayor parte de los casos tener una apariencia que tiene en cuenta el tiempo y lugar nos ayudará a ganar puntos
Nuestra apariencia será la que forme o destruya la primera impresión que alguien tenga de nosotros. Si conseguimos que esta imagen sea buena tendremos muchas más posibilidades de salir ganando en las próximas interacciones, saldremos de una posición más ventajosa.
A menudo escuchamos que la práctica hace al maestro, pero eso no es del todo cierto
A todos les encanta hacer cosas en las que son buenos. Pero, ¿por qué somos buenos en estas cosas en primer lugar? A menudo escuchamos que la práctica hace al maestro, pero eso no es del todo cierto. Hemos desarrollado las fortalezas que tenemos porque comenzamos con un talento natural.
Los talentos son patrones de pensamiento y comportamiento que nos facilitan algunas cosas. Podríamos, por ejemplo, ser excelentes estableciendo relaciones. Eso es talento. A otros no les resulta tan fácil socializar.
Desarrollar nuestras fortalezas implica refinar nuestro talento con conocimientos y habilidades. El conocimiento puede ser factual o experiencial. Si estamos aprendiendo a tocar el piano, tendremos que retener una cierta cantidad de conocimiento fáctico, por ejemplo, aprendiendo diferentes notaciones musicales.
Pero también adquiriremos conocimientos a través de las experiencias de practicar, tocar y escuchar. A medida que reunimos conocimiento experiencial, empezamos a desarrollar nuestras habilidades.
Desarrollar nuestras fortalezas es un proceso a largo plazo, y ser específicos nos ayudará a identificar dónde se encuentran nuestras fortalezas.
¿Dónde estamos nosotros y nuestra organización en este momento? ¿A qué retos nos enfrentamos ?
Sin importar el contexto, ser designado para un puesto de liderazgo puede ser desalentador. Ya sea que nos acaben de pedir que entrenemos a un equipo de ligas menores o que nos hayan ascendido a un puesto ejecutivo en nuestra empresa, el liderazgo se presenta en todas las formas y tamaños.
Pero no importa cuán grande sea el equipo de personas que lideramos, o cuán alto sea el riesgo, los desafíos detrás del liderazgo siguen siendo los mismos. El mayor desafío de ser un líder es, liderar. Eso significa dirigir un barco lleno de gente hasta su destino, sin importar cuán agitadas estén las aguas después de partir.
Por suerte, hay dos preguntas que pueden guiarnos en el viaje. La primera es: ¿Dónde estamos nosotros y nuestra organización en este momento? ¿A qué retos nos enfrentamos?
Para encontrar las respuestas a estas preguntas, lo mejor que podemos hacer como líderes es escuchar, y las mejores personas para responder a esta pregunta son los empleados de primera línea que están orientados al cliente. Están directamente al tanto de los problemas que experimentan nuestros clientes.
Ya sean cajeros, vendedores o agentes de atención al cliente, sus conocimientos serán infinitamente más valiosos que cualquier costoso consultor externo que venga a diagnosticar los problemas de nuestra organización.
Hay varias formas en las que podemos recopilar estos conocimientos, podríamos utilizar métodos anónimos, como una encuesta online, por ejemplo. Pero si queremos ser efectivos, necesitamos un enfoque más íntimo, como las “reuniones de pizza”, donde personas de toda la empresa se reúnen para comer pizza gratis y compartir ideas sobre los problemas de la empresa.
Ahora que sabemos dónde está nuestra empresa, estamos listos para hacer la segunda pregunta: ¿Hacia dónde queremos ir? En este punto, no se quede atascado en declaraciones de misión o en idear una “visión”: Estas respuestas suelen ser demasiado ambiguas y no nos responden a la pregunta más importante, ¿que deberíamos hacer para llegar?
Tomemos como ejemplo la derrota del equipo inglés de rugby durante la primera ronda de la Copa Mundial de Rugby de 2015. A raíz de esta desastrosa derrota, contrataron a un nuevo coach en jefe: Eddie Jones. Jones se encontró haciendo las dos preguntas de liderazgo. Sabía dónde estaba su equipo: avergonzado y derrotado.
¿Y adónde quería ir el equipo? Querían ganar la próxima Copa del Mundo en 2019. En lugar de retorcerse las manos, Jones movió inmediatamente al equipo a trabajar para lograr ese objetivo. Y es tan fácil como eso. Sin consultores, sin visiones, sin declaraciones de misión y sin tonterías. Solo liderando.
