Resumen del libro El poder del despertar Prácticas de mindfulness y herramientas espirituales para transformar tu vida por Wayne Dyer (The Power of Awakening)
Reseña/Sinópsis: El poder del despertar ofrece una exploración accesible pero inspiradora de su creencia de cómo los pequeños cambios en nuestras vidas pueden ayudarnos a crear un mundo mejor.
¿Quién es Wayne Dyer?
Wayne Dyer fue una figura espiritual y motivadora pionera que popularizó conceptos como visualización y el poder de establecer intenciones. Dyer fue un conocido conferenciante y maestro, además de autor de más de 40 libros, 21 de los cuales fueron best-sellers del New York Times. En 2015, falleció.
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La importancia de nuestra mentalidad
Consideremos algo que no está presente en nuestras vidas. Tal vez sea una relación romántica satisfactoria, el éxito artístico o la seguridad financiera. Consideremos tres obstáculos que se interponen en nuestro camino para lograr nuestro deseo.
¿Tenemos tres problemas en mente? Bien. Pero hay una cosa de la que debemos ser conscientes: todos estamos equivocados. Solo hay una cosa que puede impedirnos alcanzar nuestras metas, y esa es la creencia de que existen obstáculos.
Ese es el poder de nuestros pensamientos. Dejemos de creer que hay obstáculos en nuestro camino, y podremos sacarle más partido a nuestra energía y recursos.
Imaginemos a dos personas que cumplieron 70 años. Una de ellas podría pensar que su vida está llegando a su fin, ahora que sus “mejores años” se han ido. El otro, sin embargo, podría estar emocionado por todo lo que aún le espera. ¿Qué podría explicar una notable diferencia de perspectiva?
La forma en que vemos el mundo y a nosotros mismos está determinada por nuestras creencias: pero, ¿qué es una creencia? Una creencia es una idea que hemos adquirido a lo largo de nuestras vidas y que creemos cierta.
Podríamos, por ejemplo, tener la idea de que somos un buen jugador de ajedrez. Pero esa idea se convertirá en creencia solo si está respaldada por ciertas pruebas como por ejemplo, que hayamos ganado a todos nuestros conocidos.
Para nosotros, cualquier evento en nuestras vidas puede actuar como referencia e informar nuestras creencias. Esto significa que cada vez que pasa algo horrible, por ejemplo, perder a un ser querido, puede convertirse en un elemento que usamos para justificar alguna de nuestras creencias, sea positiva o negativa.
Pero el hecho de que podamos controlarlo, significa que si tenemos cuidado, podemos usarlas para crecer y acercarnos a nuestras metas. Podemos usar nuestras experiencias como un recurso para fortalecernos como personas.
La importancia de recordar nuestra mortalidad
A menudo se nos dice que “vivamos en el ahora”, pero hay un grupo de personas que tienen muchas más probabilidades que cualquier otro de hacerlo: aquellos que casi les quitaron su “ahora”.
Las personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte son mucho más propensas a abrazar el ahora. Y tiene mucho sentido: si estamos al borde de la muerte, dejamos de dar por sentado el tiempo que nos queda. Pero, aparte de sobrevivir a un accidente de autobús casi fatal o recuperarnos milagrosamente de una enfermedad terminal, ¿cómo llegamos a tener esta mentalidad?
Por suerte, hay un atajo para vivir el presente: aceptar nuestra mortalidad. Aceptar que moriremos algún día nos permite vivir y saborear el presente. Muchos de nosotros evitamos pensar en nuestra propia muerte porque es triste, doloroso o difícil de contemplar. Pero aquí hay un secreto: no dejamos de existir cuando morimos, incluso si nuestra forma física lo hace.
Nuestros pensamientos, sentimientos y esencia existen aparte de nuestro cuerpo físico. Visualicemos nuestro propio funeral o imaginemos que morimos de una terrible enfermedad para simular una experiencia cercana a la muerte. Alternativamente, podríamos intentar la meditación. Muchos ejercicios de meditación tradicionales nos enseñan a visualizarnos como cadáveres.
Al simular la muerte, transmitimos la idea de que nuestra conciencia existe fuera de nuestros cuerpos físicos. Estar a gusto con la muerte nos permite vivir cada día como si fuera el último. Aprendemos a ver la belleza en cosas que normalmente descartaríamos como feas o irritantes. También reconocemos que muchas de las cosas que consideramos importantes, como el éxito profesional, el dinero o el estatus, son solo fugaces. Contemplar nuestra muerte, paradójicamente, nos permite vivir una vida más despierta, más realizada.
Los dos tipos de libertad
Es natural anhelar una sensación de libertad cuando la vida se siente difícil, estresante y limitada. Pero, ¿sabíamos que hay dos tipos de libertad y que solo vale la pena buscar una? El primero es lo que el autor llama “falsa libertad”. Esta libertad se apoya en sustancias como el alcohol o emociones como la aprobación.
Y tan pronto como se eliminan estos, desaparece la sensación de libertad. ¿La única forma de mantenerlo? Encuentre más de lo que sea que nos dio esa sensación en primer lugar. La segunda es la libertad verdadera. La libertad verdadera nos deja satisfechos en lugar de hambrientos de más. Es la sensación de estar en contacto con nuestro ser superior. es volver a despertar.
Según el autor, en el fondo, somos conciencia pura, seres de amor, alegría y paz. Sin embargo, estamos luchando y sufriendo porque, sin saberlo, nos hemos identificado con nuestra mente y hemos creado un falso sentido de <<yo>>. La iluminación significa recuperar la conciencia de nuestro verdadero Ser y estar profundamente conectado con el Ser.
La mente es una herramienta poderosa cuando se usa correctamente. El problema es que no usamos conscientemente nuestra mente; en cambio, estamos controlados por nuestras mentes, con un ruido mental incesante y un falso sentido de identidad.
“¿Quién soy y qué represento?”. Nuestras respuestas suelen ser nuestras posesiones, posición, estatus social, educación, habilidades, relaciones, creencias, religión e incluso historia familiar. ¿Nos damos cuenta de que estas cosas con las que nos identificamos son externalidades? No son <<el yo>> y no nos seguirán más allá de nuestra muerte. Tolle se refiere a esto como nuestro “ego” o nuestro sentido derivado del yo.
Debido a que el ego no es nuestro verdadero <<yo>>, se alimenta del pasado (quiénes creemos que somos, basados en experiencias pasadas, recuerdos, etc.) y del futuro (quiénes creemos que queremos ser, basados en creencias y percepciones extraídas de influencias externas). Mientras nos identifiquemos con nuestra mente (y el yo egoísta que presenta), seguirá siendo nuestro mayor obstáculo para la iluminación.
Según el autor, la iluminación significa “elevarse por encima del pensamiento”. En nuestro estado “iluminado”, a lo que algunos se refieren satori, podemos dejarlo a un lado y aquietar nuestra mente cuando lo decidamos. En ese estado, usamos nuestra mente, pero no estamos esclavizados a ella.
