
Resumen del libro El Error de Descartes por Antonio R. Damasio (Descartes’ Error Emotion, Reason, and the Human Brain 2005)
Resumen corto: El Error de Descartes. La idea de la dualidad de mente y cuerpo es algo que se remonta a la antigua Grecia. Y, sin embargo, cuando mencionamos el concepto, quizá el primero en venirnos a la mente es René Descartes, el filósofo francés. Este libro nos explica porque el argumento de la separación entre cuerpo y mente no es correcto, y los distintos efectos que pueden tener el uno sobre el otro, así como estrategías para usar esta relación a nuestro favor.
¿Quién es Antonio R. Damasio?
Antonio R. Damasio es M.W. Van Allen Profesor y Jefe de Neurología en la Universidad de Iowa. Obtuvo su título de médico y su doctorado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Lisboa en Portugal, y trabajó como investigador en el Centro de Investigación de Afasia en Boston.
3 de las principales ideas del libro son:
- Estudiar el comportamiento de pacientes con lesiones cerebrales, nos permite entender el funcionamiento del cerebro
- Las emociones son vitales para la capacidad de nuestra mente de funcionar correctamente y pensar con lógica.
- Los marcadores somáticos
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Estudiar el comportamiento de pacientes con lesiones cerebrales, nos permite entender el funcionamiento del cerebro
Para ver el cerebro desde la perspectiva de un neurólogo, lo mejor es ver antiguos casos, de personas que han tenido lesiones cerebrales comparando sus rasgos antes y después del incidente. Uno de los ejemplos más conocido es el de Phineas Gage.
Nacido en el siglo XIX, Gage trabajaba en la industria de la construcción, en concreto en una de las principales infraestructuras de la época, el ferrocarril. Tenía reputación de ser responsable, diligente y eficiente. Debido a la confianza que tenían en su trabajo, su empresa le confió el peligroso trabajo de gestionar unas demoliciones.
En el verano de 1848, Gage siguió los pasos que había hecho cientos de veces, pero esta vez, un error de causas desconocidas, envió una varilla de aceró a través de su cráneo. Milagrosamente, sobrevivió, e incluso estaba en un estado suficientemente estable como para tener una conversación.
Pero aunque los médicos pensaron que se podría recuperar sin problemas, los síntomas reales del accidente empezaron a aparecer durante la década restante de su vida. Comenzó a ser impulsivo y dejó planear para el futuro. Eventualmente perdió su trabajo en el ferrocarril y tuvo que ir cambiando de un trabajo a otro, porque le despedían debido a su impulsividad, y tendencia a causar peleas.
La causa, fue que parte del cerebro de Gage se dañó de una forma que alteró por completo su personalidad, incluidas las emociones. Y este tipo de situaciones no se limita a Gage, en el libro, el autor nos presenta varios casos de pacientes con sorprendentes efectos secundarios.
Las emociones son vitales para la capacidad de nuestra mente de funcionar correctamente y pensar con lógica
La trágica situación de Elliot le enseñó mucho al autor sobre cómo la mente y el cuerpo trabajan juntos. Después de pasar por varias situaciones dolorosas, incluida la pérdida de su trabajo y el divorcio, parecía haber perdido su capacidad para sentir ciertas emociones. Para comprobarlo, el autor le mostró diversas imágenes que deberían haberle generado algún tipo de respuesta emocional, pero no mostró respuesta alguna. Y los efectos sobre Elliot, no se limitaron a perder “parte de sus emociones”, sino que tambien afectaron a su capacidad de tomar decisiones.
La respuesta al caso de Elliot radica en cómo nuestro cuerpo y nuestra mente usan las emociones para dar sentido a nuestras experiencias. Cuando sentimos emociones, el cuerpo envía señales a nuestro cerebro para que sepamos qué sentir, pensar y hacer. Y en la dirección opuesta, también usa las emociones y asociadas a nuestras experiencias para decidir cómo nos deberíamos sentir. Esto último es la razón por la que si tenemos un trauma hacia las ratas, o las serpientes, nos podemos sentir paralizados nada más verlas.
Nuestro cerebro utiliza información de estos dos tipos de señales para decidir qué hacer con las cosas que nos rodean. Y en el caso de Elliot, se había roto esta conexión, reduciendo con ello su capacidad de responder a ciertas amenazas, o priorizar su instinto de supervivencia.
Los marcadores somáticos
Otra experiencia curiosa que tuvo el autor con Elliot fue al agendar una cita. Cuando el autor sugirió un par de fechas diferentes, Elliot empezó a considerar las distintos argumentos a favor o en contra de cada una. El autor decidió ver cuánto tiempo duraría esto y media hora después, Elliot seguía argumentando. Pero lo más curioso, es que después de pasar tanto tiempo considerando las opciones, aceptó la que le propuso el autor sin pensar demasiado.
Esto muestra cómo nuestra mente usa nuestras experiencias y emociones para crear atajos que nos ayuden a tomar decisiones. Quizá la razón por la que Elliot no podía decidirse, es que no tenia un factor de peso que suele nacer de las emociones, y que nos lleva en una u otra dirección. Perder nuestra conexión con nuestras experiencias y emociones podría tener un efecto más perjudicial del que esperaríamos.
El cerebro usa lo que se conoce como marcadores somáticos para adjuntar ciertos pensamientos o sentimientos sobre las diferentes elecciones que podríamos tomar. Cada opción tiene una emoción asociada a partir de nuestras experiencias que nuestra mente usa para decidir. Y todas nuestras experiencias pasadas contribuyen a estos atajos, guiándonos para saber qué camino tomar.
Nuestro cerebro usa los marcadores somáticos de nuestras experiencias para tomar automáticamente la decisión por nosotros. Quizá estos atajos no tienen un efecto directo sobre nuestra capacidad lógica, pero si que tienen un efecto sobre nuestra efectividad a la hora de tomar decisiones. Parece que Elliot perdió, en parte, la capacidad de usar lo que Daniel Kahneman llama el sistema uno, nuestra capacidad de pensar de forma instintiva usando principalmente el subconsciente, y por lo tanto nuestras experiencias y entorno en el momento.
