
Resumen del libro El Compas del Placer por David J. Alden (The Compass of Pleasure How Our Brains Make Fatty Foods, Orgasm, Exercise, Marijuana, Generosity, Vodka, Learning, and Gambling Feel So Good 2011)
Resumen corto: The Compass of Pleasure (2011) explica por qué experiencias aparentemente diferentes, desde tomar heroína hasta hacer donaciones, desde comer en exceso hasta el orgasmo, parecen atraernos. Su atractivo se debe a su impacto en el circuito de placer de nuestro cerebro. Las experiencias placenteras reconfiguran nuestro cerebro con el tiempo y son la base de la adicción. Este libro nos explica como nos afectan todas estas experiencias, y como podemos sacarle partido para mejorarnos.
¿Quién es David J. Linden?
David J. Linden es profesor de neurociencia en la Universidad John Hopkins y editor en jefe del Journal of Neurophysiology. Un divulgador de la ciencia del cerebro, es el autor de:
- Think Tank: Forty Neuroscientists Explore the Biological Roots of Human Experience
- Unique: The New Science of Human Individuality
- Touch: The Science of Hand, Heart and Mind
- The Accidental Mind: How Brain Evolution Has Given Us Love, Memory, Dreams, and God
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¿Cuál es nuestra fuente de placer preferida?
Ya sea que sea legal, ilegal, algo de lo que podamos hablar durante la cena o algo tabú, las actividades placenteras tienen algo en común. Activan el circuito del placer en el prosencéfalo medial. Aunque podríamos ver un orgasmo, comer una rebanada de chocolate o inyectarse heroína como eventos diferentes, la ciencia detrás de ellos es esencialmente la misma.
El cerebro humano contiene varias estructuras interconectadas que nos permiten sentir placer. Una de estas estructuras es el área tegmental ventral (VTA). Cuando experimentamos algo placentero, las neuronas del VTA liberan dopamina a la amígdala.
Esta es la parte del cerebro que controla varias de nuestras emociones, como el miedo. Pero en este caso, cuando le llega la dopamina actúa de forma diferente. La dopamina es un compuesto que se envía al cuerpo estriado dorsal, una estructura que se encarga de aprender hábitos. Cuando comemos algo que nos gusta lo disfrutaremos y querremos comerlo una y otra vez. Nuestros intentos de experimentar repetidamente ciertos tipos de placer conducen a hábitos y adicciones.
De esta manera, nuestro circuito de placer del prosencéfalo medial tiene una fuerte influencia en nuestro comportamiento. Los científicos han examinado esta relación a través de estudios en los que se estimula deliberadamente el circuito del placer.
Uno de estos estudios fue controvertido y sus hallazgos han sido cuestionados. Tuvo lugar en la década de 1970, en la Universidad de Mane, por el Dr. Robert Galbraith Heath. Quería descubrir si un hombre homosexual podía sentir placer en las relaciones heterosexuales estimulando eléctricamente su circuito de placer.
Heath implantó electrodos en el cerebro del sujeto y afirmó que más adelante en el estudio, el sujeto había cambiado y podía eyacular durante el coito con una mujer en el laboratorio. Heath dijo que el sujeto incluso tuvo una relación sexual con una mujer casada después de que concluyera el experimento.
A pesar de su alcance limitado, este estudio muestra que la estimulación eléctrica directa en el circuito de placer del cerebro puede influir en el comportamiento a corto plazo.
No todas las actividades activan el circuito del placer de la misma manera
Algunas cosas la estimulan con más fuerza que otras, lo que hace que la actividad en sí sea más adictiva.
La heroína tiene un gran impacto en nuestro circuito de placer y conlleva un mayor riesgo de adicción que las drogas más débiles como el cannabis. Las drogas como el LSD conllevan poco o ningún riesgo de adicción porque no activan en absoluto el circuito del placer.
Aún así, la neurología no es todo lo que importa. Por ejemplo, un estudio reciente en los Estados Unidos reveló que el 80 por ciento de quienes prueban los cigarrillos se vuelven adictos, mientras que porcentaje menor de quienes se inyectan heroína continúan usándolo.
La disponibilidad de drogas, las actitudes de nuestros compañeros hacia ellas y los métodos y rituales que las rodean son factores muy influyentes en la adicción. Una inyección de heroína da como resultado una gran oleada de placer, mientras que las caladas de muchos cigarrillos nos proporcionan oleadas de placer más ligeras.
Esto significa que actuar y ser recompensado por esa acción ocurre con más frecuencia con el tabaquismo; al repetir mucho más el comportamiento, la adicción ocurre más rápidamente. Es como el perro de Pavlov, si escucha una campana cada vez que le traemos comida llegará un punto en el que salive con tan solo escuchar la campana. En el caso del tabaco el estrés suele ser una de las principales señales que llevan a fumar.
La adicción cambia físicamente las estructuras del cerebro. Esto se demostró en un estudio en el que ratas a las que se les había administrado una solución de cocaína durante 28 días exhibían extensiones mucho frágiles de células nerviosas en su circuito de placer que antes del experimento.
¿Por qué cuesta renunciar a nuestro subidón diario de azúcar?
Porque activa el circuito de placer de nuestro cerebro. Aunque nuestro cerebro tiene un sistema para mantener nuestro peso bajo control, puede verse comprometido cuando entran en juego el azúcar y las grasas.
Nuestro cuerpo debería controlar automáticamente su peso. El hipotálamo recibe señales de nuestro cuerpo que le informan de si estamos ganando o perdiendo peso.
Si considera que hemos ganado, aumenta el nivel de leptina, una hormona producida por las células grasas. Esta actúa activando neuronas en el hipotálamo que suprimen el apetito y aumentan el gasto energético.
Pero en los casos en que una persona sufre de obesidad, puede ser resistente a la leptina. Esto significa que, aunque comer da como resultado un aumento de leptina, no logra suprimir el apetito de una persona.
Y, si bien la leptina se esfuerza por mantener nuestra alimentación bajo control, otras hormonas hacen que su trabajo sea más difícil. Los alimentos con alto contenido de azúcar y grasa liberan más dopamina. La necesidad de seguir activando nuestros circuitos de placer con alimentos puede ser poderosa incluso cuando no tenemos mucho apetito. Esta es la razón por la que las tasas de obesidad siguen creciendo cada año, es porque todos los alimentos estan llenos de azúcar, y con ellos todos aumentan nuestras ganas de seguir comiendo aun cuando no deberíamos.
Dejarnos llevar por el deseo de tomar un poco más de azúcar, en lugar de controlar nuestra dieta y comer mejor puede tener efectos perjudiciales sobre nuestra longevidad.
Otro factor en el que tambien tiene un gran efecto nuestra respuesta a la recompensa, son las relaciones. El sexo y el amor no son lo mismo. Enamorarse y la excitación sexual activan el circuito del placer, pero la forma en que lo activan es diferente. A diferencia de la excitación sexual, los sentimientos de amor desactivan los centros de juicio y cognición social del cerebro. Por eso, cuando nos enamoramos de alguien, creemos que es mejor, más inteligente que los demás.
Lucy Brown, del Albert Einstein College of Medicine en Nueva York, tomó escáneres cerebrales de parejas que estaban viendo imágenes de su ser querido y luego de un amor platónico. Descubrió que ciertas áreas del cerebro se activaban con imágenes de las primeras, pero no de las últimas.
El orgasmo tiene otro impacto completamente diferente en el circuito del placer. Es mucho más que un subidón de placer. Un orgasmo es una experiencia emocional y sensorial que tiene varios lados. Un orgasmo no se consigue unicamente cuando se tiene sexo, también se puede experimentar sin placer, o cuando escuchamos música o vemos algo que nos llena.

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