
Resumen del libro El arte de vivir por Thich Nhat Hanh
Reseña/Sinópsis: El arte de vivir (2017) brinda orientación sobre cómo disfrutar cada momento de cada día. Muchos de nosotros estamos consumidos por los miedos, el pasado y/o el futuro, lo que nos impide experimentar las maravillas de la vida. Al aprender a ampliar nuestra comprensión de la existencia y adoptar prácticas de atención plena, podemos superar estas tendencias y sacar más partido a nuestras vidas.
¿Quién es Thich Nhat Hanh?
Thich Nhat Hahn es un monje budista, activista por la paz y autor de más de cien libros. Sus libros, que incluyen el best-seller Anger, van desde manuales de meditación hasta cuentos infantiles y poesía. Martin Luther King Jr. nominó a Thich Nhat Hahn para el Premio Nobel de la Paz en 1967.
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¿Qué forma una flor?
La respuesta obvia es un tallo, hojas y pétalos, todo lo que podemos ver. Sin embargo, hay más que eso. Una flor es la tierra que la nutrió, la lluvia que la regó y el sol que la iluminó. El espacio y el tiempo también son parte de su existencia. La flor no existiría si se eliminara cualquiera de estos elementos “no florales”.
Los humanos no son una excepción. Nuestros cuerpos están formados por millones de células no animales que nos mantienen vivos, tenemos todo el universo dentro de nosotros, desde el aire que respiramos y los alimentos que comemos hasta la educación y la cultura que dan forma a lo que somos.
Después están nuestros antepasados, generaciones tras generaciones de ellos. No seríamos lo que somos ahora, si no tuviéramos estos componentes. Los seres humanos son una síntesis de elementos extraídos de fuentes que abarcan el tiempo y el espacio.
Los niños demuestran esta interconexión. Un niño no solo se parecerá a sus padres, sino que también hablará y actuará como ellos. Si miramos a sus padres, encontraremos rastros del niño. Como resultado, están inextricablemente vinculados.
No son solo nuestros genes los que hacen que interactuemos, ni siquiera requiere contacto personal. Consideremos al maestro zen y autor Thich Nhat Hanh. No tiene hijos biológicos, pero si observamos a sus alumnos, notaremos que se mueven y hablan de forma similar a él. Incluso los estudiantes que solo han leído sus libros tienen rastros de su influencia.
Podemos conectar con toda la existencia visualizando a nuestros antepasados o la presencia de nuestros maestros mientras realizamos nuestras actividades diarias. No importa por lo que estemos pasando, recordarnos que no estamos solos puede ser una gran fuente de consuelo.
Ya sea que estemos lavando los platos, trabajando en un proyecto o perfeccionando una habilidad, tenemos la oportunidad de reconocer que somos parte del mundo, una célula viva que respira. No solo eso, sino que el mundo también es parte de nosotros.
Sobre la muerte
Es aterrador considerar que todos moriremos algún día. ¿Qué pasara con nuestra familia, nos preguntamos? ¿Qué pasara con nuestras posesiones, potencial y planes? La muerte desde esta perspectiva es una pérdida trágica. El poeta Lucrecio lo describió:
«Nuestros queridos hijos nunca más competirán por el premio de nuestros primeros besos y tocarán nuestro corazón con un placer demasiado profundo para las palabras.Pero no nos importará porque no existiremos».
Hablando como un estoico, el autor Jack London tiene una frase igualmente inteligente y profunda. Afirma que con la muerte, el hombre «no pierde nada, porque con la pérdida de sí mismo, pierde el conocimiento de la pérdida».
«Si fueses a vivir 3000 años, o varias veces esa cifra, recuerda que nadie pierde más vida que la que están viviendo, y que nadie vive otra vida que la que están perdiendo.
La vida más larga y la más corta corresponden, por ende, a la misma, ya que el momento presente dura lo mismo para todos y es lo único que todos poseemos.
Nadie puede perder ni el pasado ni el futuro, porque, ¿Cómo puede alguien perder algo que no es suyo?» Marco Aurelio (Meditaciones)
Realmente estamos viviendo nuestras vidas. Cuántas veces hemos anhelado tener más, cuántas veces hemos anhelado tener algo mejor, o haber hecho algo mejor en el pasado, sin darnos cuenta de que al hacer eso estamos desperdiciando lo único que realmente poseemos, el presente.
Sin importar lo larga que sea nuestra vida, sean miles de años o unos pocos minutos, lo único que tendremos son los segundos que transcurren en ese mismo instante. Así que porque no olvidarnos del pasado, porque no dedicarnos a disfrutar cada momento por lo que es, un momento más.
Nuestras vidas serán todo lo «felices» que puedan llegar a ser únicamente si somos capaces de aprovechar el momento y vivir. Porque no hay más realidad que el presente.
Carpe diem y el mindfulness
Nuestros antepasados desarrollaron la capacidad de correr para evitar el peligro y cazar animales para comer. Aunque los humanos ya no necesitan correr tan rápido para sobrevivir, el deseo de cazar todavía está integrado en nuestras células. Todo lo que ha cambiado es nuestro objetivo.
Perseguimos el dinero, el amor, la salud e incluso ayudar a los demás en lugar de perseguir la vida salvaje. Sin embargo, para lograr estos objetivos, sacrificamos las maravillas del ahora porque nuestra mirada está fija en el futuro. Nos decimos a nosotros mismos que habrá una recompensa por todo nuestro trabajo: que algún día llegaremos a nuestro objetivo y solo entonces seremos felices.
Pero el cielo ya está aquí para nosotros.
“Esta es la señal del carácter perfecto – vivir cada dia como si fuese el último, sin delirio, pereza o pretensión.” – Marco Aurelio Meditaciones
El concepto de Carpe diem, fue acuñado por el poeta romano Horacio, significa literalmente «Arranca el día», aunque generalmente se traduce como «Aprovecha el día». Esta expresión se puede entender como vivir cada día como si fuese el último. La frase se suele asociar con la expresión tempus fugit, el tiempo vuela, y ambas buscan recordarnos lo corta que puede llegar a ser la vida, y lo importante que es vivir de acuerdo a lo que consideramos importante.
Según Marco Aurelio. vivir de acuerdo a nuestros y actuar como si cada día fuese el último, es decir, no poner excusas y hacer aquello que consideramos importante para nosotros, sin importar lo ridículo que parezca, es la forma de vida mas cercana a la perfección.
Esto no significa que debamos aplicarlo en cada momento y circunstancia, porque para bien o para mal esto es difícil. Siempre hay alguna distracción, podemos cambiar de opinión con el tiempo, y hay veces en que lo que consideramos importante puede no serlo realmente, o en las que debemos dedicar nuestro tiempo al bien de otros o de la comunidad.
La vida es un proceso en el que constantemente debemos crear las circunstancias necesarias para vivir de acuerdo a nuestros a la vez que intentamos entenderlos explorando el mundo que nos rodea, las relaciones con otras personas, y nuestra propia vida “espiritual”.
Podría decirse que una buena vida es aquella en la que somos capaces de encontrar lo que nos llena y puede ayudar a nuestra comunidad, y dedicarle tiempo, sin importar lo poco que sea.
