Resumen del Libro El arte de la Lógica por Eugenia Cheng (The Art of Logic 2018)

Resumen del Libro El arte de la Lógica por Eugenia Cheng (The Art of Logic 2018)

Resumen corto/Sinópsis: The Art of Logic (2018) nos da las herramientas para navegar un mundo en el que, gracias a Internet, tenemos más información de la que podríamos ver en toda nuestra vida. Las noticias falsas y las redes sociales y los trolls dificultan saber que es cierto y que es mentira, y por eso Eugenia Cheng, matemática, nos explica cómo podemos usar la lógica para intentar entender la información que nos llega y buscar la verdad. 

¿Quién es Eugenia Cheng?

Eugenia Cheng es una matemática que considera que su objetivo es ayudarnos conquistar nuestra aversión a las matemáticas. Las conferencias de Cheng en YouTube, han sido vistas más de un millón de veces desde 2007. Los otros libros de Cheng incluyen How to Bake Pi y Beyond Infinity, ambos preseleccionados para el Premio de libros de ciencia de la Royal Society en 2017. 

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Una breve introducción a la relación entre lógica y el método científico

La lógica es un concepto que empezamos a usar de pequeños cuando descubrimos cómo una cosa se conecta con otra, pero pocos tenemos la suerte de que nos enseñen a usarla como una herramienta que para procesar información

Aristóteles fue el primero en desarrollar el concepto de lógica, con lo que hoy en dia se conoce como lógica aristotélica o lógica formal, como una herramienta para sacar conclusiones a partir de dos premisas. De su trabajo, quizá el concepto más conocido es el del silogismo, que simplemente hace referencia a tener dos premisas en la que alguno de los elementos es igual, y usar esta similitud para crear una tercera proposición que nos permita obtener información que no estaba en el mensaje inicial.

Esto puede sonar bastante confuso, pero con un ejemplo es mucho más facil de ver.

Digamos que tenemos la frase “Sócrates es humano”, “Todos los humanos son mortales” por lo que “Sócrates es mortal”.  Este simple ejemplo nos permite ver como la lógica y los silogismos, nos permiten obtener información que no tenemos desde un principio. Esta herramienta puede ser muy útil, y Aristóteles y sin fin de sucesores desarrollaron técnicas para facilitar su uso, pero debemos recordar que la lógica sólo tiene sentido como herramienta si tenemos unas premisas adecuadas. Y aquí es donde entra el método científico.

El método científico es un “modelo mental”, que nos facilita el proceso de validar las premisas. El método científico se basa en crear hipótesis, que puedan probarse como ciertas o falsas, y realizar experimentos y observaciones que nos permitan testear nuestras hipótesis. Una vez que tenemos estas hipótesis, podemos usar las herramientas de la lógica para hacer deducciones, o para plantear relaciones que nos lleven a crear nuevas hipótesis, siempre teniendo en cuenta que las hipótesis son “ciertas hasta que se demuestre lo contrario”.

Esto significa, que aunque hayamos hecho los experimentos pertinentes, es importante recordar que una hipótesis siempre depende de lo que sabemos de ese campo, nosotros como individuos y la humanidad como especie, y de las herramientas que tenemos. Ambas pueden tener errores, sea por sesgos cognitivos, o limitaciones tecnológicas, por lo que debemos ir con cuidado sobre todo cuando se trata de decisiones de alto riesgo, aquellas en las que perder una vez puede significar perderlo todo.

La lógica y las emociones

Para bien o para mal, nuestras emociones suelen dictar gran parte de lo que hacemos. Podríamos pensar que nuestras emociones son un lastre para la lógica. Como por ejemplo, cuando durante una discusión, si se tratan algunas de nuestras vulnerabilidades o nos sentimos acorralados, podemos recurrir a un comportamiento emocionalmente cargado, como gritar, amenazar o lanzar insultos, incluso cuando sabemos que no deberíamos. 

Esto no nos ayuda a refinar nuestros argumentos o considerarlos desde una perspectiva diferente. Pero si somos capaces de juntar las ideas de los estoicos, de que podemos controlar nuestras emociones, y aplicar las herramientas de la lógica, entonces no sólo dejan de ser un lastre, sino que se convierten en una fuente de energía. 

Empecemos examinando lo que ocurre cuando nos ponemos a la defensiva. Si no estamos a favor de la afirmación “Me gustan más los perros que los gatos”, podríamos decir “Mentira, los gatos son mejores” Pero este tipo de respuesta solo hace uso de la emoción, y con algo de lógica puede mejorar mucho más.

Para empezar, podríamos pensar en qué pasaría si los perros fueran tan buenos como los gatos. El primer paso es no centrarnos solo en lo que creemos que es cierto, sino explorar otras posibilidades y con ello evitar los sesgos cognitivos que quizá estan controlando nuestra forma de pensar. Por ejemplo, en este caso, seguramente nos estemos dejando llevar por el sesgo de confirmación y el sesgo de disponibilidad. El primero nos lleva a pensar que lo que creemos es cierto y buscar únicamente aquello que concuerda con lo que ya queriamos demostrar.

El segundo, el sesgo de disponibilidad o heurística de disponibilidad, hace referencia a nuestra tendencia a priorizar aquello que vemos más a menudo. Por ejemplo, si desde pequeños siempre hemos tenido gatos en casa, es más probable que les demos prioridad y pensemos que son mejores.

Entender que muchas veces hay sesgos cognitivos controlando nuestras decisiones, nos permite dar un paso atrás y ver el conjunto.Aunque este ejemplo de mascotas puede parecer trivial, es útil dar pasos para reconocer la posibilidad de un área gris, la mayoría de los problemas en la vida nunca son blancos o negros. Cuando estamos lidiando con un conflicto, también tenemos que lidiar con suposiciones. 

Por ejemplo, si nuestro hijo no aprueba un examen de matemáticas, podemos suponer que es culpa suya, y que no ha estudiando lo suficiente. Pero no hemos considerado otras opciones. ¿Esta bien emocionalmente? ¿Estaba enfermo ese día en particular? ¿Puede haber llegado tarde al examen por alguna razón? Tal vez una combinación de factores contribuyó a su bajo rendimiento. 

Para superar este tipo de pensamiento limitado, debemos preguntar repetidamente “¿Por qué?” hasta que podamos reducir la ambigüedad. Esto no significa hacer preguntas hasta el fin de los tiempos, sino más bien dedicarle el tiempo suficiente para encontrar algo que nos permita llegar a un acuerdo, o una hipótesis que podamos testear. Esta es la forma que tiene la lógica de darnos esos peldaños de valor incalculable que nos pueden llevar directamente al origen de cualquier conflicto. Si podemos dejar de lado nuestras emociones, la lógica puede llevarnos a la verdad.

La importancia de contexto

La lógica es una herramienta útil en la búsqueda de la verdad, siempre que el contexto. El término contexto puede significar varias cosas. Por ejemplo, en un experimento de genética para ver el efecto de ciertos genes, podría significar el efecto que tiene poner la planta en un medio con más o menos agua. En este ejemplo, el contexto solo hace referencia a las circunstancias externas, pero a la hora de tomar decisiones, el contexto también hace referencia a los límites de nuestro conocimiento en ese momento, nuestro estado emocional, y las circunstancias externas. 

Comprender los límites de la lógica nos permite determinar cuándo es apropiado usarla, y en este caso nos centraremos en lo que significa el contexto a nivel de la información que tenemos y nuestro conocimiento. Por ejemplo, los matemáticos usan la lógica para crear argumentos y demostraciones para probar la validez de una teoría o hipótesis. 

Esto implica dividir un problema complicado en enunciados más pequeños, normalmente conocidos como premisas. Luego, estas declaraciones se dividen una y otra vez hasta que el argumento llega a las unidades más simples posibles, o al menos, las que parecen serlo en ese momento. 

Y aquí es donde entra la limitación, sólo podemos saber lo que sabemos, y por lo tanto solo podemos sacar conclusiones de acuerdo a la información que tenemos. Esto puede parecer muy obvio, pero igual que la ley de identidad de Aristóteles y los objetivistas, saber que algo es algo y no otra cosa es imprescindible para entender los límites de nuestro conocimiento.

Por ejemplo, si sólo observamos el cielo unos cuantos días podríamos pensar que la trayectoria de los planetas es circular. Pero si entendemos que esto no es suficiente para sacar una conclusión y lo observamos día a día durante años, nos daremos cuenta de que hay puntos en los que parece que los planetas “no avanzan”, con bastante esfuerzo quizá nos damos cuenta de que siguen una elipse. 

Es difícil hacer esto en el día a día, y para la mayoría de situaciones sería un poco absurdo hacerlo, por eso es importante que tengamos en cuenta el concepto de riesgo. El riesgo en este caso, hace referencia a lo difícil que sería recuperarnos si tomamos la decisión equivocada. Por ejemplo, si estudiamos la probabilidad de que nos toque la lotería, nos daremos cuenta de que no es una buena inversión, pero como solemos gastar poco en ello, el riesgo asociado es bajo y no hace falta que dediquemos tanto a la decisión, es una que podemos hacer en parte a nivel emocional.

En cambio, si nos planteamos gastar miles de euros en comprar billetes nos daremos cuenta de que el riesgo asociado es demasiado alto, y que es una muy mala idea. Estos ejemplos demuestran el talón de Aquiles de la lógica: no es tan poderoso como la emoción, y es nuestro trabajo tomar las riendas cuando el riesgo es demasiado alto.

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