
Resumen del libro Cradle to Cradle De La Cuna a La Cuna Rediseñando La Forma En Que Hacemos Las Cosas por Michael Braungart y William McDonough 2009
Resumen corto: Cradle To Cradle explica los problemas ocultos de la fabricación, cómo afectan a nuestro planeta y qué podemos hacer para ayudar a convertirnos en “ecoeficaces”.
¿Quién es Michael Braungart?
Michael Braungart es un químico conocido por desarrollar el concepto de diseño de “cradle to cradle” con el arquitecto estadounidense William McDonough. Michael Braungart también es profesor en la Universidad Leuphana de Lüneburg en Alemania.
Ha impulsado la implementación de “cradle to cradle” mediante la promoción de la innovación, y la calidad en el diseño de productos como fundador de EPEA Internationale Umweltforschung GmbH y cofundador de Mc-Donough Braungart Design Chemistry. Michael Braungart también fue cofundador del Hamburger Umweltinstitut (HUI), un instituto de investigación científica sin fines de lucro dedicado a soluciones ambientales.
¿Quién es William Andrews McDonough?
William Andrews McDonough es un arquitecto, diseñador y autor de los Estados Unidos. McDonough es cofundador y director fundador de William McDonough + Partners, así como coautor de Cradle to Cradle: Remaking the Way We Make Things y The Upcycle: Beyond Sustainability—Designing for Abundance. La carrera de McDonough se centra en dejar un legado positivo. Promueve la idea de que es posible crear materiales, sistemas, empresas, productos, edificios y comunidades que mejoran con el tiempo.
3 de las ideas principales del libro son
- La cultura basada en el consumo está destruyendo el planeta
- La forma actual en que regulamos el medio ambiente no es suficiente a largo plazo.
- La ecoeficacia es mejor que la ecoeficiencia en la protección del medio ambiente.
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La cultura basada en el consumo está destruyendo el planeta
Durante la Revolución Industrial, todos querían producir cosas de la forma más eficiente y rentable posible. La gente actuaba como si la naturaleza tuviera un suministro inagotable de recursos para tomar. Y a medida que aumentó la fabricación a gran escala, se pensó poco o nada en las consecuencias ambientales.
Puede que seamos más conscientes de nuestro impacto medioambiental hoy en día, pero sigue siendo lo que los autores llaman un sistema lineal. Es decir, las cosas que compramos van del productor a nosotros y a la basura. Esta forma de producción se conoce como modelo de la cuna a la tumba. Obtenemos recursos para fabricar productos, venderlos y terminan en una “tumba”, probablemente el basurero.
Las grandes corporaciones diseñan productos hechos para el consumidor medio, en lugar de adaptarse a las necesidades de distintos consumidores. Un ejemplo de esto se puede encontrar en el detergente para ropa en los EE. UU. Aunque muchos lugares como el noroeste tienen agua blanda, necesitan pequeñas cantidades de detergente para la ropa, los fabricantes de jabón hacen un detergente fuerte adecuado para las personas con agua más dura. Puede ahorrar dinero, pero es terrible para el medio ambiente.
Vemos esto en muchos otros ejemplos, como la minería o la limpieza de tierras para cultivo. Esta forma de pensar refleja nuestra ideología de que la tierra existe para nosotros, sin importar lo que pueda pasarle a nuestros descendientes. Hemos progresado, pero los autores argumentan que aún estamos lejos de tener una solución.
Cómo crear una sociedad sostenible
Es posible que hayamos oído hablar de las 3 R: “reducir, reutilizar y reciclar”. Parece una solución sencilla,pero el problema con la reducción es que no detiene el daño al medio ambiente, solo lo ralentiza. Reutilizar tampoco es ideal porque implica transferir un problema de un lugar a otro.
Finalmente, el problema con el reciclaje es que perdemos la calidad del material con el tiempo. Esto se debe a que no podemos separar lo que mezclamos al hacer el primer producto. Por lo tanto, los materiales de los productos no pueden volver a ser lo que eran en un principio.
Nuestras estrategias ecoeficientes solo sirven como medida a corto plazo. Aunque los edificios energéticamente eficientes han ayudado a reducir la necesidad de aceite para calefacción y refrigeración mediante un mejor aislamiento, los materiales de construcción se suman a la pila de desechos que creamos.
Y según los autores, el enfoque de los gobiernos, de castigar en lugar de incentivar, no ayuda a que quieran desarrollar nuevas soluciones que sean sostenibles a la larga.
La ecoeficacia
Los autores sugieren, en lugar de intentar ser eficientes, deberíamos buscar formas de ser eficaces. La ecoeficacia se basa en buscar formas de devolver los materiales manufacturados a la naturaleza de forma segura, un ejemplo seria hacer que los productos sean biodegradables.
Por lo general, tomamos materiales “bio” y los convertimos en materiales que no pueden devolverse a la naturaleza. Pero es posible diseñar productos que sigan siendo biodegradables, de forma que tras tirarlos haya bacterias que puedan incorporarlos de nuevo al ciclo de la vida. Un lugar donde podemos hacer esto es en jabones y otros limpiadores.
Otra estrategia que recomiendan los autores, es la de designar materiales como materiales técnicos, materiales que no son biodegradables, y prepararlos para ser usados en otras áreas de la industria. Una idea de cómo hacer esto es en lugar de vender un televisor, las empresas podrían alquilarlo por un tiempo. Cuando el cliente termine, podría devolverlo y el mismo material se puede reciclar para hacer la próxima generación de televisores.
