Resumen del libro Cómo ser un líder por Plutarco (How to Be a Leader: An Ancient Guide to Wise Leadership)

Resumen del libro Cómo ser un líder por Plutarco (How to Be a Leader: An Ancient Guide to Wise Leadership)

Resumen corto/Sinópsis: Cómo ser un líder es un antiguo manual de liderazgo, que nos presenta lo que el famoso Plutarco considera como las cualidades esenciales que comparten todos los grandes líderes, combinando consejos pragmáticos con anécdotas históricas sobre los principales líderes de Grecia, la capital del conocimiento, y Roma, durante la época de su máximo esplendor.

¿Quién es Plutarco?

Plutarco, también conocido como Plutarco de Queronea o, tras serle concedida la ciudadanía romana, como Lucio Mestrio Plutarco, fue un filósofo, historiador y biógrafo griego de principios del siglo I d.C. Sus obras Moralia, Vidas Paralelas y Cuestiones han influido en escritores y pensadores tan diversos como Shakespeare, Rousseau y Thomas Jefferson durante milenios.

  • Su trabajo más conocido son las Vidas paralelas, una serie de biografías de griegos y romanos famosos, elaborada en forma de parejas con el fin de comparar sus virtudes y defectos morales comunes.-Wiki
  • Los restos supervivientes de su trabajo se recopilan bajo el título de Moralia (traducidos como Obras morales y de costumbres) son una colección de obras sobre ética (De virtute morali, De virtute et vitio De fraterno amore); política, considerada de forma realista y en que se contrastan superioridad intelectual de los griegos y superioridad política de los romanos (Praecepta gerendae rei publicae); sobre filosofía y ciencia (Platonicae quaestiones, De anima, De facie in orbe lunae, De primo frigido, De Stoicorum repugnantibus) entre otras- Wiki

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¿Qué debería motivar a un buen líder?

La idea de liderar a otros o jugar un papel importante en los asuntos de la comunidad puede ser motivada por razones que varían de una persona a otra, pero parece nacer de un instinto. Y nuestra cultura, en la que se nos inculca desde pequeños el ideal de liderar, de dirigir a grupos de personas y tener un impacto en el mundo, fomenta que crezca esta tendencia.

Por eso, el primer paso es entender por qué nos sentimos atraídos por posiciones de liderazgo, y considerar nuestras verdaderas motivaciones. Dejarnos llevar por las tendencias de nuestra sociedad, o por nuestro “instinto”, no es suficiente para ser un buen líder. 

La decisión de tomar las riendas nunca debe tomarse a la ligera. La ciudad-estado, era la unidad política más importante en el mundo de Plutarco. Aunque algunas órdenes procedían de Roma, la capital imperial, muchas decisiones del siglo I d. C. todavía se tomaban dentro de la polis. 

Eso significaba que nombrar funcionarios capaces y motivados para puestos de poder era fundamental. Y según Plutarco, de entre todas las motivaciones las que más nos pueden ayudar en el proceso son un sentido del deber y el honor, en lugar de un deseo excesivo de gloria y reconocimiento. 

Los líderes que buscan la gloria crean sociedades inestables. En lugar de tomar decisiones racionales y contextualizadas, se vuelven imprudentes en su búsqueda de la fama y actúan precipitadamente, a menudo en detrimento de las ciudades a las que se supone que deben servir. 

Plutarco eligió a Catón el Viejo, un político romano, como ejemplo de verdadero liderazgo. Cuando los ciudadanos de Roma quisieron erigir una estatua en su honor, Catón se negó, alegando que la gente preferiría preguntar por qué no había una estatua de él que por qué había una. Catón, según Plutarco, estaba motivado por el bienestar de Roma más que por el deseo de mejorar su propia reputación. 

Aunque también debemos recordar que Catón el viejo fue uno de los creadores del concepto de bellum se ipsum alet. Según Tito Livio, Catón en 195 a. C. usó la frase durante la conquista de Hispania cuando se negó a comprar suministros adicionales para su ejército en Iberia, y decidió que sería mejor saquear la zona para conseguir alimentos. 

Esto a su vez supuso un cambio en las dinámicas entre el Senado y el ejército, reduciendo el poder del primero, y aumentando el poder de los generales, lo que a su vez fue una de las causas de la era del imperio, porque permitió que César pasara de un general a un señor de la guerra. Por lo que quizá podríamos añadirle la idea de que un buen líder no solo tiene que tener en cuenta el bienestar de su nación, sino las posibles ramificaciones de sus actos, lo que se conoce como pensamiento de segundo orden.

¿Por qué es mala idea buscar la fama?

Los líderes no deberían estar motivados por la fama y la gloria, porque ejemplos como los de Nerón, un emperador que habría preferido ser artista, o Calígula, un déspota narcisista, es una receta para el desastre. Y hay más razones por las que dejarnos llevar por la opinión pública es mala idea, porque no hay nada que cambie más rápido que lo que “piensan las masas”. 

La gente está mucho más dispuesta a criticar a los líderes que a elogiarlos. Los líderes, para bien o para mal, son personas conocidas que viven sus vidas en una especie de “escenario”. Esto hace que sea más fácil identificar sus defectos, y como “persona en el poder”, cuando hay cualquier tipo de problema la primera persona a la que se culpa es al líder. Se suele asumir que el liderazgo viene con la “capacidad de hacer casi cualquier cosa”, y un “control completo” pero esto no podría estar más lejos de la realidad. 

Un líder sigue siendo parte de una maquinaría, sea el estado, su organización, o su comunidad. Esto significa que sus decisiones están en parte limitadas por lo que han establecido sus predecesores, y lo que esperan otras personas con poder. Quizá el mejor ejemplo de esto es la situación en la que la Guardia Pretoriana, un “cuerpo policial” que empezó sirviendo al emperador, literalmente subastó el título de emperador a quién más pagara, después de haber asesinado al anterior emperador. 

Esto ocurrió en parte porque los distintos emperadores fueron aumentando la cantidad que pagaban a estos guardias, y cualquier posibilidad de reducir sus ingresos o los del ejercito multiplicaba la probabilidad de un golpe de estado. La historia del imperio romano desde que Octavio tomara el poder es la historia de un intento de golpe de estado tras otro. Querer ser líderes para ser aceptados por los demás o conseguir fama es una receta para el desastre. 

Cuánto más alto estamos menos vida privada tendremos

Cuando alguien se convierte en líder, la cantidad de atención que va hacia ellos y con ello el número de personas que les juzgan se multiplica. No solo se estudian sus sus estrategias políticas, decisiones y actos en público. Sino también sus matrimonios, las amistades, familia e incluso su vida sexual. Esta es la razón por la que se suele decir que perder tu privacidad es uno de los “impuestos” asociados a la fama. 

Cuando nos convertimos en líderes dejamos de ser únicamente un individuo más, y pasamos a ser una figura que guía a otros y que por lo tanto ha de tener en cuenta tanto los ideales de los demás, como los objetivos a largo plazo. Un ejemplo que menciona Plutarco es el de Catón el Viejo y su imagen de priorizar el bienestar de Roma. 

Cualquiera que aspire a ser líder debe anticiparse y evitar las críticas. Y la única forma segura de hacerlo es vivir de acuerdo a los ideales que se asocian con la posición, reduciendo con ello el riesgo de escándalos. 

Quizá uno de los mejores ejemplos de esto es el de Pericles. Este gran político ateniense era considerado como la personificación de la diosa Atenea. Hablaba con calma, caminaba despacio y siempre mantenía una mano cuidadosamente metida dentro de su toga, todos ellos gestos que se asociaban con la serenidad y racionalidad por aquel entonces. 

Pericles entendía que para ser un líder, debemos aceptar que nuestra vida deja de ser únicamente nuestra. Nuestra vida se convierte en una herramienta que usamos para cumplir con nuestra meta, y por eso es tan importante lo que decía Simon Sinek, de empezar por el porqué. Ser un lider no es facil, implica mucho más sacrificio del que esperamos al principio, y las recompensas pueden no acompañar. Por eso, necesitamos algo más, algo externo a la posición que nos permita seguir adelante cuando las cosas se ponen difíciles, debemos encontrar nuestro porqué.

Pericles es uno de los mejores ejemplos de qué hace que alguien sea un buen líder, y en el polo opuesto tenemos a Alcibíades. Alcibíades, uno de los principales políticos de la siguiente generación, no podría haber sido más diferente de su honrado y respetable predecesor. A pesar de su brillantez, Alcibíades se ganó  una reputación de exceso, imprudencia e indecencia. Sus acciones incluso llevaron a su expulsión de Atenas, no una, sino dos veces. Aunque su polis natal necesitaba desesperadamente su liderazgo, los atenienses no estaban dispuestos a pasar por alto sus evidentes defectos. Y como resultado, a pesar de sus talentos naturales, Alcibíades murió en el exilio.

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