
Resumen del libro Cómo estar mentalmente equilibrado (School of Life) por Philippa Perry 2012 (How to Stay Sane)
Resumen corto/Sinópsis: Philippa Perry, psicoterapeuta y autora británica, nos muestra en Cómo estar mentalmente equilibrado cómo nutrir mejor las relaciones utilizando la autoobservación, el estrés “positivo”, o eustrés, y el poder de las historias para lograr y mantener nuestra salud mental.
¿Quién es Philippa Perry?
Philippa Perry es psicoterapeuta y autora. Es autora de la novela gráfica Couch Fiction y escribe para The Guardian, The Observer y la revista Psychologies.
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¿Por qué no somos racionales? El efecto de nuestro hemisferio derecho y los sesgos cognitivos
Podemos considerarnos personas razonables que toman decisiones bastante lógicas, pero es muy probable que no estemos teniendo en cuenta los sesgos cognitivos que tenemos.
No somos tan racionales como creemos en parte porque nuestro cerebro derecho, el asiento de la emoción y el instinto humanos, suele dominar. A la edad de dos años, el lado derecho del cerebro se vuelve más activo que el lado izquierdo a medida que se desarrolla.
Nuestra personalidad se forma en este cerebro derecho, guiada por señales de nuestro entorno. Cuando somos jóvenes, nuestro entorno social está dominado por nuestros principales cuidadores. Como resultado, nuestra personalidad, en términos de en quién confiamos y con quién nos vinculamos emocionalmente, se forma desde el principio como resultado de nuestro entorno social.
El lado izquierdo del cerebro, que es responsable del lenguaje, la lógica y el razonamiento, comienza a desarrollarse alrededor de los tres años. Sin embargo, a estas alturas, ha estado durante mucho tiempo a la sombra de la derecha en términos de influencia. Por eso es difícil superar una emoción fuerte con lógica, nuestro cerebro derecho sigue teniendo más poder.
Tendemos a creer que somos seres racionales, en parte porque las corrientes económicas llevan años intentando convencernos de esto aun sabiendo que no es del todo real, y porque hemisferio izquierdo nos “engaña” para que pensemos de esta manera.
A nivel de economía, una de las corrientes que se desarrolló a mediados del siglo XX, y que acepta este hecho es lo que se conoce como el modelo de bounded rationality de Herbert Simon, cuyo trabajo fue más tarde desarrollado por pensadores como Amos Tversky y Daniel Kahneman que han dedicado su carrera a estudiar los distintos sesgos cognitivos que nos afectan, cuando lo hacen y de qué forma.
Cuando nuestro cerebro derecho toma una decisión emocional, el hemisferio izquierdo presenta una razón en retrospectiva que hace que la decisión parezca lógica; este proceso se conoce como posracionalización.
Roger Sperry, un neuropsicólogo, realizó un experimento en el que activó la orden de “caminar” en el cerebro derecho de un sujeto de la misma forma que se activó el cerebro izquierdo, y el sujeto caminó cuando se le indicó. Cuando se les preguntó por qué eligieron caminar, dieron respuestas aleatorias, como querer tomar un trago de agua o estirar. Los sujetos no estaban mintiendo; aceptaron la justificación proporcionada por su hemisferio izquierdo.
La importancia de aprender a controlar nuestras emociones
¿Podemos encender y apagar nuestras emociones como un interruptor de luz? Incluso si tratamos de convencernos de lo contrario, es imposible. Esto no significa que no podamos tener un cierto control sobre nuestras emociones, y aprender a regular las respuestas que muchas veces parecen instintivas.
“Recuerda, ser golpeado o insultado no es suficiente para ser herido, has de creer que has sido herido. Si alguien tiene éxito provocándote, entiende que tu mente es cómplice en la provocación. Por eso es esencial que no respondamos de forma impulsiva a nuestras impresiones; esperar un momento antes de reaccionar, nos facilitará mantener el control.” –Epicteto
La psicología moderna concuerda con esta idea de más de dos mil años. En su libro Pensar Rápido Pensar Despacio, Daniel Kahneman nos habla sobre los dos “sistemas” que rigen nuestro pensamiento.
Estos sistemas no existen como una región concreta, sino que sirven como una analogía para entender cómo reacciona nuestra mente ante distintos estímulos. El sistema 1 es el intuitivo y el que lleva a las respuestas rápidas, y el sistema 2 es el lento y que nos permite usar la lógica, aunque no siempre sea correcta.
En la cita de Epicteto. el hace referencia al funcionamiento del sistema 1. Este es el que nos lleva a reaccionar de forma automática, con respuestas condicionadas que hemos adquirido durante nuestra vida. Estas respuestas no suelen ser las ideales, porque nuestro cerebro tiende a usar aquello que requiere menos energía y esto suele coincidir con dejarnos llevar por las emociones.
Muchas de nuestras respuestas las adquirimos durante nuestra niñez. Por eso las respuestas de enfado, violencia, y victimismo son las mas comunes, porque son las estrategias que todos nosotros usamos de pequeños y que nos permitieron “controlar” la respuesta de nuestros padres.
Responder a cualquier situación sin pensar, es una receta para el desastre porque es lo mismo que dejar que conduzca un vehículo un niño de 5 años, en lugar de tomar el control nosotros mismos.
Darnos cuenta de esto, nos abre la posibilidad de controlar nuestras reacciones. Esto no significa eliminar la posibilidad de reaccionar sin pensar, es poco probable que lo podamos eliminar por completo, pero sí que permite elegir cuál será nuestra respuesta automática.
En esta elección, es donde entra la importancia de estudiar psicología y la lógica. La psicología nos permite entender mejor nuestro comportamiento, y cómo este afecta a los demás. La lógica nos permite aprender de nuestras experiencias, y entender las relaciones entre nuestras acciones y sus resultados, sin dejarnos llevar por nuestros sesgos cognitivos.
Tomarnos un segundo para respirar cada vez que sintamos la ira, o tranquilizarnos al ver que otra persona está alterada, son la clave para tomar el volante y dirigirnos hacia el camino que deseamos.
¿Alguna vez nos hemos sorprendido juzgando a alguien sin darnos cuenta?
Muchos de nosotros lo hemos hecho, y el problema es que juzgar prematuramente a alguien puede impedir que formemos una relación que podría ser beneficiosa para nosotros. Somos animales sociales, y mantener y fomentar relaciones sanas es una forma de mantenernos sanos pero, con frecuencia, juzgamos a los demás basándonos en nuestras propias experiencias y esto puede causar problemas donde no los hay.
Supongamos que fuimos abandonados por uno de nuestros padres cuando éramos niños. Como resultado, es posible que no confiemos en los demás porque esperamos que nos decepcionen. Al hacerlo estamos intentando protegernos, pero sin darnos cuenta nos perjudicamos cuando proyectamos nuestras experiencias pasadas en personas que ni siquiera conocemos.
Pero, antes de que podamos hacerlo, primero debemos entendernos a nosotros mismos. Según el psicoanalista Peter Fonagy, cuando estamos acostumbrados a nuestra vida emocional interna, nos volvemos más sensibles a los sentimientos de los demás, lo que nos permite mantener y nutrir las relaciones.
Nos quedamos atrapados en patrones de comportamiento que nos impiden tener relaciones satisfactorias sin darnos cuenta. Por eso, en lugar de juzgar de forma prematura podemos intentar controlar nuestra reacción, entender que seguramente no estemos reaccionando a la persona que tenemos delante sino a nuestro pasado, y centrarnos en entender mejor a la nueva persona y sus sentimientos.
Si sabemos qué nos ofende, nos daremos cuenta de que quizá los demás se sienten de la misma forma ante ello, y que no deberíamos hacerlo.
