
Resumen del Libro Cisne Negro por Nassim Nicholas Taleb (Black Swan)
Resumen corto: Black Swan o en español El cisne negro: El impacto de lo altamente improbable explica porque se nos da tan mal predecir el futuro y como eventos inesperados pueden afectarnos de forma dramática y cómo aprender a manejar mejor las situaciones inesperadas. Por Nassim Nicholas Taleb
¿Quién es Nassim Nicholas Taleb?
Nassim Nicholas Taleb se encuentra entre los economistas y pensadores contemporáneos más prolíficos, habiendo escrito una serie de obras aclamadas por la crítica como Fooled by Randomness, y sus numerosos ensayos se han publicado en varias revistas y revistas. Taleb es profesor de ingeniería de riesgos en el Instituto Politécnico de la Universidad de Nueva York.
Nassim Nicholas Taleb explora la naturaleza de lo que percibimos como eventos aleatorios y las trampas lógicas que nos hacen perder vista del panorama general. Él llama a estos eventos aparentemente aleatorios, que a menudo tienen profundas consecuencias para el individuo e incluso para la sociedad, “cisnes negros”.
Nuestra dependencia excesiva en métodos que apelan a nuestra intuición a expensas de la precisión, nuestra incapacidad básica para entender y definir la aleatoriedad, e incluso nuestra propia biología, contribuyen a una mala toma de decisiones y a los “cisnes negros”, eventos que se cree que son imposibles, y que redefinen nuestra comprensión del mundo.
4 de las ideas principales del libro son El cisne negro: El impacto de lo altamente improbable por Nassim Nicholas Taleb
- No nos solemos dar cuenta del efecto de los sesgos cognitivos
- Los cisnes negros siempre son inesperados, y cambian el mundo
- Nunca intentes explicar el futuro usando el pasado como referencia
- Nuestra mente no está hecha para entender los riesgos
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No nos solemos dar cuenta del efecto de los sesgos cognitivos
Sin darnos cuenta, intentamos sacar conclusiones y procesar todos los estímulos de nuestro entorno. Este es el talento que nos ha permitido crear el método científico, filosofar sobre la naturaleza del ser e inventar modelos matemáticos.
Pero el hecho de que podamos reflexionar y ordenar el mundo que nos rodea no significa que seamos buenos en eso. Por un lado, nos inclinamos a ser de mente estrecha en nuestras creencias sobre el mundo. Una vez que tenemos una idea de cómo funciona el mundo, nos aferramos a ella.
Pero debido a que el conocimiento humano crece y evoluciona constantemente, este enfoque dogmático no tiene sentido. Hace apenas doscientos años, por ejemplo, los médicos y científicos tenían una confianza suprema en su conocimiento de la medicina, pero hoy su confianza parece ridícula: ¡imagínese ir a nuestro médico quejándose de un resfriado y que le receten serpientes y sanguijuelas!
Ser dogmáticos acerca de nuestras creencias nos hace apegarnos a esos conceptos, pero queda fuera de los paradigmas que ya hemos aceptado como verdaderos. ¿Cómo, por ejemplo, es posible entender la medicina si no somos conscientes de que los gérmenes perduran? Podríamos encontrar una explicación sensata para la enfermedad, pero será defectuosa por la falta de información crucial.
Este tipo de pensamiento dogmático puede resultar en sorpresas. Los eventos nos sorprenden no porque sean aleatorios, sino porque nuestra perspectiva es demasiado limitada, las sorpresas se conocen como “cisnes negros: y pueden llevarnos a reconsiderar nuestra visión del mundo”.
Antes de que alguien hubiera visto un cisne negro, la gente asumió que todos los cisnes eran blancos. Debido a esto, todas sus representaciones e imágenes de cisnes eran blancas, lo que significa que el blanco era una parte esencial del “cisne”. Pero, cuando descubrieron su primer cisne negro, esto transformó su comprensión de lo que podía ser un cisne.
Como veremos, los cisnes negros pueden ser tan triviales como saber que no todos los cisnes son más blancos o tan transformadores como perderlo todo debido a una caída del mercado de valores.
Los cisnes negros siempre son inesperados, y cambian el mundo
Como seres humanos, se nos da bien convertir todos los estímulos de nuestro entorno en información “útil”. Este es un talento que nos ha permitido crear el método científico, filosofar sobre la naturaleza del ser, entender el mundo que nos rodea e inventar modelos para explicar cómo funciona el mundo. Pero el hecho de que podamos reflexionar y explicar el mundo que nos rodea no significa que se nos de bien.
Por un lado, nos inclinamos a priorizar información que confirme nuestras creencias sobre el mundo, o lo que se conoce como sesgo de confirmación. La diferencia en cómo procesamos información no suele ser a propósito. El bias de confirmación, o sesgo de confirmación, hace que prioricemos información que pueda ayudar a lo que queremos lograr y lo que creemos, y a dar menos importancia a información que no queremos tener en cuenta.
Una vez que tenemos una idea de cómo funciona el mundo, nos aferramos a ella. Pero debido a que el conocimiento humano crece y evoluciona constantemente, este enfoque dogmático, aunque útil para tomar decisiones rápidas y de poca importancia, aumenta los riesgos no percibidos a los que nos enfrentamos.
Hace apenas doscientos años, por ejemplo, los médicos acababan matando a más pacientes de los que salvaban, y aun así muchos de ellos se consideraban como expertos en salud y el funcionamiento de nuestro cuerpo.
Mantener una postura dogmática sobre nuestras creencias nos convierte en sistemas frágiles, que pueden romperse por circunstancias que ni siquiera conocen. Muchas veces encontramos formas de explicar lo que nos rodea o lo que vivimos, sin darnos cuenta de que es probable que hayamos obviado un sin fin de factores, que pueden descarrilar el resultado sin que nos demos cuenta.
Nos sorprenden los eventos no porque sean “realmente aleatorios”, sino porque nuestra perspectiva es limitada. Estas “sorpresas” son lo que el autor llama “cisnes negros” y pueden llevarnos a reconsiderar nuestra forma de ver el mundo.
Según Nassim los cisnes negros son impredecibles no porque son random pero porque nuestra perspectiva es demasiado estrecha. El nombre viene del hecho de que hasta 1697 se creía que los cisnes eran únicamente blancos, pero después se demostró que no era así y que era únicamente una falta de información.
De la misma forma que la anterior crisis se convirtió en un gran golpe para muchas personas, también fue el momento en el que algunas se hicieron inmensamente ricas. Así que intenta prepararte al máximo porque este periodo del Covid-19 puede ser un cisne negro.
Antes de que alguien hubiera visto un cisne negro, la gente asumía que todos los cisnes eran blancos. Debido a esto, todas sus representaciones y la imaginación colectiva, o lo que se conoce como prueba social, consideraban que los cines “debían ser blancos”. Pero esto no tenia en cuenta el hecho de que su plumaje puede cambiar de color dependiendo de la época del año, de la misma forma que las ocas.
Cuando descubrieron su primer “cisne negro”, transformó su comprensión de lo que podría ser un cisne. Ya no podían considerar el color blanco como una parte esencial del concepto de cisne. Los cisnes negros podríamos verlos venir si pudiéramos procesar toda la información del mundo, pero debido a que nuestras capacidades son limitadas, lo mejor que podemos hacer es prepararnos para cuando estos lleguen.
La esencia de este libro se basa en explicarnos que si somos capaces de prepararnos lo suficiente antes de que pase, cualquier cisne negro que en un principio nos podría destruir podría convertirse en nuestra mejor oportunidad. Como veremos, los cisnes negros pueden ser tan triviales como aprender que no todos los cisnes son blancos o tan transformadores como perderlo todo debido a una caída del mercado.
Nunca intentes explicar el futuro usando el pasado como referencia
Tenemos la tendencia de asumir que aquello que ha pasado, lo que hemos vivido, se repetirá o que tiene más probabilidad de repetirse solo porque ya lo hemos visto o viceversa, que tiene menos probabilidad de pasar.
Un gran ejemplo es el de las monedas, si al tirar una moneda, vemos que sale cara varias veces es probable que pensemos que como ha salido cara tantas veces es menos probable que vuelva a caer en cara.
Pero la realidad es que en todo momento la probabilidad es de 1/2 , alrededor de esta cifra debido a que no hay monedas perfectas, y por lo tanto lo que hayamos visto hasta ese momento no afecta en nada a lo que pasará en la próxima tirada.
La información extraída del pasado tiene peso, y está bien usarla para hacer suposiciones sobre el futuro pero hay que tener en cuenta que las circunstancias pueden cambiar y que nunca tenemos toda la información así que puede que nuestras hipótesis sean erróneas.
Nuestra mente no está hecha para entender los riesgos
Este principio se basa en los dos anteriores. A simple vista podríamos pensar que las probabilidades que asociamos a cierto eventos son correctas y que simplemente con tenerlas en cuenta podemos controlar nuestro nivel de riesgo.
Pero el problema con este enfoque está en que si asumimos esto, estamos aceptando que tenemos toda la información necesaria para tomar una decisión acertada. Las probabilidades pueden variar enormemente según la situación y esto es algo que no solemos tener en cuenta.
Por ejemplo, en la situación actual podríamos asumir la probabilidad de acabar infectado con el Covid basándonos en el número de personas infectadas y el número de personas en la ciudad en la que vivimos.
Según esto podríamos estimar la cantidad de gente en los locales a los que vamos y sacar la probabilidad de que acabemos infectados si vamos a ese local. El problema con este enfoque es que no tiene en cuenta la personalidad o propensidades de las personas que van
Si por ejemplo vas al supermercado o alguna biblioteca la probabilidad de acabar infectado será en el primer caso parecida a la media porque van todo tipo de personas al supermercado, mientras que en una biblioteca estás escogiendo un sector de la población que, basado en estereotipos, tiene menor tendencia a salir y por lo tanto menor contacto con otras personas y menor probabilidad de infectarse.
O el caso más extremo serían las discotecas en las que entra una gran cantidad de gente y en las que suelen ser personas con más propensidad a salir.
Siempre tenemos que tener en cuenta que lo que asumimos que va a pasar solo es una posibilidad y que la probabilidad real muchas veces es diferente a la que creemos, únicamente debido a que no tenemos información y que tenemos tendencia a asumir ‘’hechos’’ sin probarlos.
