
Resumen del libro Chasing the Scream por Johann Hari 2015
Resumen corto: Chasing The Scream es recuento de la guerra contra las drogas, que presenta los números detrás de la historia e identifica nuevas formas en las que podemos pensar sobre la adicción, la recuperación y las leyes sobre drogas.
Han pasado varios años desde que se ilegalizaron las drogas en Estados Unidos, y comenzamos lo que se conoce como la guerra contra las drogas. Aunque luchamos contra las drogas criminalizándolas, las muertes por drogas casi se han triplicado desde 1990, lo que lo convierte en un ejemplo de acción estatal, de resultados indeseados.
Para entender la situación, el autor Johann Hari comenzó un viaje de tres años para responder a esa pregunta. Lo que encontró fue que la guerra contra las drogas de hace un siglo no es como la imaginamos. Nuestras nociones de lo que son las drogas y la adicción son erróneas. Y los motivos que creemos que están detrás de esta guerra son muchas veces incorrectos.
En su libro, Chasing the Scream: The First and Last Days of the War on Drugs, Hari cuenta las historias, muchas veces desconocidas, de personas de todo el mundo cuyas vidas se han visto afectadas por esta guerra. Este libro nos presenta tanto la historia, cómo algunas formas en que podríamos mejorar la situación.
¿Quién es Johan Hari?
Johann Hari is the New York Times best-selling author of ‘Chasing The Scream: The First and Last Days of the War on Drugs’, and one of the top-rated TED talkers of all time.
3 de las principales ideas del libro son:
- Los ideales políticos suelen nacer de un deseo de ayudar, pero la complejidad del mundo puede dar el resultado opuesto
- La criminalización de las drogas ha dado paso a más delitos y violencia
- La situación de los adictos en la actualidad
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Los ideales políticos suelen nacer de un deseo de ayudar, pero la complejidad del mundo puede dar el resultado opuesto
A principios del siglo XX, las drogas que ahora consideramos ilícitas se consumían y se vendían tiendas. La “guerra contra las drogas” empezó en 1914 cuando Estados Unidos empezó a prohibir la venta de drogas durante la Primera Guerra Mundial y una época de gran industrialización por parte de Estados Unidos.
La incertidumbre del momento llevó a que mucho se sintieran desconcertados, y aumentasen los niveles de estrés. Una forma en que la gente sintió que podía controlar esta creciente ansiedad, en lugar de centrarse en las tensiones de clase u otros problemas menos tangibles, era prohibir las drogas.
El principal proponente, Harry Anslinger, tomó medidas como primer oficial de la Oficina de Estupefacientes de Estados Unidos. Pero cuando notó que todavía seguían entrando en el país, sospechó que los “comunistas” las estaban vendiendo para afectar a su posición. Y usó su posición para ayudar a convencer a otros países de que también tomaran medidas.
Campañas más recientes han funcionado para convencernos de que la guerra contra las drogas fue por razones nobles, como ayudar a los adictos. Pero en 1914, según el autor, los proponentes lo vieron como una forma de reprimir a las minorías.
Harry Anslinger afirmó en entrevistas que el aumento en el consumo de drogas se produjo enteramente entre los negros. Él y otros promovieron la idea de que era un problema racial. A través de esto, pudieron aprovechar los prejuicios de la gente y el miedo a las minorías para obtener apoyo para la lucha contra las drogas. Aunque el enfoque que usaron se basó en gran parte en el racismo, y un complejo de persecución, quizá la razón detrás de las medidas era reducir el consumo de algo que por aquel entonces era desconocido y generaba miedo.
La criminalización de las drogas ha dado paso a más delitos y violencia
Cuando Anslinger comenzó su cruzada para prohibir las drogas, pensó que desaparecerían lentamente de las calles. Pero prohibir un producto no lo hace desaparecer, la gente siempre encuentra formas de conseguirlo ilegalmente. Esto es especialmente cierto con las drogas porque la adicción impulsa a las personas a tratar de encontrar una forma de obtener su dosis a cualquier coste.
Es por eso que quizá el mayor legado de la criminalización de las drogas ha sido la creación de redes criminales que controlan la distribución de estas sustancias. Los adictos se vieron obligados a pagar el coste más alto porque su adicción no les dejaba otra opción.
Para lidiar con los cambios en precio, muchos adictos empezaron a cometer delitos para pagar su adicción. La imagen actual de los drogadictos, es una que nació principalmente durante esta época. Según el autor, las drogas legales permitieron a los adictos mantener un atisbo de normalidad, al ser precios que podían permitirse al trabajar, pero después de su criminalización, comenzaron a dejar sus trabajos y obligaciones para mantener adicción.
Después de las medidas, ha aumentado la violencia debido a la naturaleza del tráfico de drogas y las guerras entre cárteles.
La situación de los adictos en la actualidad
La guerra contra las drogas nos ha dado muchos conceptos erróneos sobre la adicción. Creemos que consumir drogas conduce a la adicción, pero puede depender mucho tanto de la sustancia, como de la situación de la persona.
Probablemente conocemos a alguien que haya tenido que operarse y le recetaron opiáceos para aliviar el dolor durante un tiempo. Según un estudio en el Canadian Journal of Medicine los pacientes expuestos a los opiáceos no tenían más probabilidades de volverse adictos a ellos que cualquier otra persona. Según el autor, la adicción nace de una combinación de sustancias que son adictivas y personas que son propensas a la adicción.
¿Qué hace a alguien susceptible? La susceptibilidad de muchas personas parece provenir de un trauma infantil. ¿Dos tercios de los adictos han sufrido algún tipo de trauma en el pasado, como abuso de cualquier tipo o la muerte de uno de sus padres? Las personas son susceptibles si se sienten solas o han perdido la conexión con los demás. La adicción se convierte en un sustituto de los lazos humanos que ayuda a olvidar.
Según el autor, una de las formas de reducir el problema, es de revisar el código penal, y los castigos por posesión de drogas. Esto ayudaría a reducir el estigma de la adicción, y permitiría que los adictos obtengan la ayuda que necesitan desesperadamente.
Si no temen ser arrestados por admitir el uso de drogas, es más probable que las personas sean honestas sobre su historial de uso. De esta manera, las autoridades podrían llegar a un porcentaje mayor de personas, y por lo tanto aumentar el número de personas que salen de la adicción cada año. Y sobre todo, ayudaría a que los vean como seres humanos que necesitan ayuda en lugar de criminales.
