
Resumen del libro Blockchain Chicken Farm (2020) por Xiaowei Wang
Resumen corto: Blockchain Chicken Farm (2020) , examina la forma en que la tecnología interactúa con la vida cotidiana. Este amplio estudio de la vida en las zonas rurales de China revela los cambios sociales, políticos y económicos que podemos esperar en el siglo XXI. Por Xiaowei Wang
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China en la actualidad
Cada año en toda China, se produce una gran migración. A medida que el invierno da paso a la primavera, la gente se amontona en los autobuses, y tren para ir hacia Chunyun, o por el festival de primavera.
Durante la fiesta nacional, más de 300 millones de personas viajan desde las ciudades de China a sus laogai, u hogares ancestrales, en el campo. Esta celebración brinda a los trabajadores urbanos una rara oportunidad de reconectarse con sus raíces y visitar a los mayores que permanecen en pueblos y aldeas más pequeñas.
Pero estas tierras del interior no son solo lugares de descanso. El extenso paisaje rural de China ha jugado un papel central en el desarrollo económico, político y social del país.
Solemos imaginar que la China contemporánea se define por megaciudades abarrotadas como Shanghai, Beijing y Shenzhen. Pero cuando se fundó la República Popular China en 1949, el país era un país en gran parte rural y agrario. Mao Zedong y el Partido Comunista Chino pudieron tomar el poder al enfrentar a la extensa población campesina del país contra las ciudades.
Pero una vez establecidos en el poder, dejaron de lado la rivalidad entre ciudades y pueblo, y se centraron en desarrollar el país en su conjunto. Después de establecer la República Popular, el gobierno comunista estaba decidido a desarrollar China. Quería elevar el nivel de vida y competir con las potencias occidentales. Este intento inicial de industrialización se conoció como el Gran Salto Adelante.
Para implementarlo, el estado se basó en las comunidades y los recursos rurales. Intentó impulsar la producción agrícola colectivizando la agricultura. El estado incluso alentó a las aldeas a construir sus propias fábricas a pequeña escala,aunque el resultado de estas políticas fue una hambruna generalizada.
Aún así, el país siguió adelante hasta encontrar un equilibrio entre sus ideales comunistas, y las realidades del mercado. En los años 80 y 90, la economía de China experimentó un auge. Las pequeñas empresas rurales, llamadas empresas de pueblos y aldeas, fueron un combustible clave para ese crecimiento. Estas eran más flexibles que las grandes empresas estatales. Podían responder mejor a los cambios del mercado, y hacia 1995, estas empresas eran responsables de aproximadamente una cuarta parte del PIB de China.
Hoy en día, muchos jóvenes se trasladan a las ciudades más grandes de China en busca de trabajo. Sin embargo, el 40 por ciento de la población todavía vive en el campo. El gobierno quiere que estas comunidades sigan prosperando, y para ello planea industrializar aún más los centros agrícolas.
La Innovación en China
China lo hizo primero. Esta frase se repite una y otra vez en los museos chinos, en los libros de historia y en la cultura popular. Y es en gran parte cierto. Los chinos fueron los primeros en crear productos revolucionarios como el papel y la pólvora. Fueron los primeros en inventar el vinagre, la receta más antigua aparece en los textos chinos de hace 1.500 años. Incluso hay indicios de que fueron los primeros agricultores en estudiar la variación genética en animales domésticos.
Ahora, en el siglo XXI, Chma continúa innovando. Su última creación novedosa se puede encontrar en un pueblo remoto llamado Sanqiao. Aquí, en la pobre región montañosa de Guizhou, encontramos GoGo Chicken, la primera granja de pollos blockchain.Y este no es mas que uno de los muchos ejemplos de como China está utilizando nuevas tecnologías para hacer que su suministro de alimentos sea seguro.
En China, producir alimentos de forma segura es un gran desafío. Para empezar, el país tiene el 22 por ciento de la población mundial, pero tan solo el 7 por ciento de la tierra cultivable de la Tierra. Producir suficientes alimentos para la creciente población urbana es difícil. A raíz de esto, la industria agrícola de China está en gran parte descentralizada. Eso significa que los alimentos son cultivados y distribuidos por una red compleja de millones de pequeños agricultores y comerciantes.
La gran demanda de alimentos y el caótico sistema de suministro hacen que el país tenga dificultades para hacer cumplir las normas de seguridad. En 2008, varios niños murieron a causa de la leche contaminada con melanina. Los productores de lácteos agregaron el producto a su leche para cumplir con los objetivos de cantidad de aminoácidos en la leche. El resultado fueron miles de bebes muertos. Debido a incidentes como estos, China tiene una pésima calificación de seguridad en comparación con países con un PIB per cápita similar, como México y Turquía.
Para frenar este problema, el gobierno, junto a los empresarios, está experimentando cada vez más con nuevas tecnologías. Un ejemplo del resultado de esta colaboración es GoGoChicken. Esta empresa cría pollos de corral de alta calidad. Estas aves se venden a un precio superior a los empresarios adinerados de las ciudades costeras. Pero estos consumidores quieren una garantía de que los pollos que están comprando son los pollos que se anuncian.
Para establecer esta confianza, cada pollo es rastreado desde el momento en que nace hasta que llega a la mesa. Los datos de un pollo se recopilan y almacenan utilizando tecnología blockchain. El sistema de mantenimiento de registros distribuidos dificulta la falsificación de cualquier información. Cuando compramos una cadena de bloques que equivalen a un pollo, podemos escanear un código y ver su vida completa en un página web especial. De esta forma , realmente sabemos lo que estamos a punto de comer.
Las oportunidades de la tecnología
Conoce a Sun Wei. Wei nació en Anhui, una región rural del centro de China. Su padre trabajaba como mecánico para la compañía ferroviaria estatal local. Y se esperaba que Wei, siguiera sus pasos.
Pero Wei tomó un camino diferente. En su adolescencia, quedó fascinado con los modelos de aviones. Usando Internet, encontró una comunidad completa de personas que los construían y los pilotaban. Poco después, empezo a entrenar para ser piloto de drones. Ahora, a los 25, es operador de drones con licencia. Y está poniendo sus habilidades a trabajar en el campo emergente de la agricultura de precisión.
Para Wei, la formación online abrió un nuevo camino en la vida. Pero para muchos residentes rurales, el acceso deficiente a la educación sigue siendo difícil.
La agricultura de precisión sigue siendo una tecnología nueva. Se trata de mapear digitalmente pequeños granjas y el uso de drones pilotados por humanos para distribuir pesticidas y fertilizantes de forma selectiva. Una empresa llamada XAG es líder en el campo. Para administrar el negocio, capacita a los residentes rurales como Wei para pilotar los drones.
Cada vez son mas las personas de pueblos que estan viendo mejorar su situacion económica, pero sigue habiendo una segregación. Los residentes rurales pueden trabajar como operadores de drones, pero el resto de XAG proviene de un grupo demográfico diferente.
La gente con las mejores posiciones son licenciados de instituciones prestigiosas como Tsinghua y Peking University.
En China, al igual que en los demás países, la educación es la clave para el avance social y económico. Pero los habitantes de las ciudades tienen mejor acceso a la educación que los campesinos. Tan solo el 10 por ciento de los residentes rurales continúan sus estudios después de la escuela secundaria. Para remediar esto, China ha recurrido al aprendizaje online .
En 2015, una escuela secundaria urbana de élite, llamada Number 7 High School, ofrece clases online en vivo a estudiantes en áreas rurales en Yunnan y Guangxi. Inicialmente, el experimento fue un fracaso. La deficiente infraestructura de Internet y las obligaciones familiares hicieron que los estudiantes rurales no se beneficiarán de la iniciativa.
Pero, tres años después, 88 de sus estudiantes fueron aceptados en las universidades de Singapur y Pekín. Su experimento demuestra que la educación online puede ofrecer una calidad parecida por una fracción del precio.
