Resumen del libro Accidentes Felices Serendipidad en los Mayores Descubrimientos Médicos en el siglo Veinte por Morton A. Meyers (Happy Accidents)

Resumen del libro Accidentes Felices Serendipidad en los Mayores Descubrimientos Médicos en el siglo Veinte por Morton A. Meyers (Happy Accidents)

Resumen corto: Happy Accidents Serendipity in Major Medical Breakthroughs in the Twentieth Century o en español Accidentes Felices explora el papel de la suerte y la aleatoriedad en muchos de los descubrimientos más importantes del campo de la medicina. Algunos de los medicamentos más importantes hoy en día fueron descubiertos a través de accidentes que cambiaron el curso de la disciplina. Por Morton A. Meyers

¿Quien es Morton A. Meyers?

Morton A. Meyers es un radiólogo y profesor de radiología de la universidad del estado de Nueva York. Es conocido por su descubrimiento de nuevas formas de observar el avance de las metástasis en distintos tipos de cáncer.

3 de las ideas principales del libro son:

  • La serendipidad en el campo de la medicina
  • Los primeros fármacos
  • El descubrimiento del primer antibiótico

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La serendipidad en el campo de la medicina

Wilhelm Rontgen no tenía como objetivo descubrir los rayos X cuando experimentaba con rayos catódicos en 1885. Solo fue cuando se dio cuenta de una luz fluorescente en la oscuridad de su laboratorio, que descubrió las ondas electromagnéticas que permitirían el nacimiento de los rayos X.

Rontgen no fue el único, muchos de los descubrimientos más importantes del campo de la medicina han sido logrados por pura suerte. En concreto, en la farmacología son muchos los casos en los que se desarrolla un fármaco solo para descubrir más tarde que tiene otra utilidad. 

Un gran ejemplo es el del viagra, que fue desarrollado como un medicamento para la tensión, pero que vio utilidad más extendida como una ayuda para las personas mayores o impotentes.

Otro ejemplo fue cuando en 1947 le dieron un nuevo tipo de antihistaminas a una mujer para tratar su sarpullido. Cuando volvió a ser examinada comentó que no solo no tenía el sarpullido, sino que tampoco tenía los mareos que siempre le acompañaban al conducir. Tras varios análisis se dieron cuenta de que este fármaco servía no solo como antialergeno sino también como un medicamento contra el mareo.

La suerte y la aleatoriedad tienen un gran papel en todo tipo de descubrimientos. Pero al transmitir la información cuesta aceptarlos porque demuestran lo poco que sabemos y lo fácil que podría haber sido que algo saliese mal. 

Otra razón es el sesgo de retrospectiva, o perjuicio de retrospectiva, que se basa en que veamos el resultado de algo y busquemos una explicación después de verlo. Aunque esto es una forma válida de crear conocimiento, hay que tener en cuenta que no podemos fiarnos del todo a menos que se vuelva a comprobar.

Los primeros fármacos

La  primera persona en observar las bacterias fue Antoni van Leeuwenhoek, un hombre de negocios e investigador autodidacta que creó el primer microscopio en el 1700. Su objetivo era inicialmente descubrir qué es lo que permitía que pimientos sean tan picantes como son, pero en su lugar descubrió que existía un mundo lleno de “pequeños animales”

Pero no  fue hasta la época de Louis Pasteur que se describió por primera vez la naturaleza de estos pequeños organismos y su relación con las patologías. El y el investigador Robert Koch transformaron el campo de la bacteriología en lo que es hoy , en lugar de un hobby. Koch descubrió las bacterias causantes de la gonorrea, pulmonía, y la causante del tifus.

En la segunda mitad de su vida Koch trabajó con Paul Ehrlich como socio. Ehrilich tenía una pasión por la química y durante su carrera desarrolló tintes para observar bacterias, nervios, células y otros tipos de tejidos visibles bajo el microscopio. Llamaba al tinte que usaba azul de metileno y fue el que permitió la detección de la bacteria de la tuberculosis.

Como muchos otros tipos de productos de la industria de los tintes del momento, el azul de metileno se producía a través del alquitrán de hulla, un producto resultante de quemar hulla. Al principio solo lo usó como un tinte, pero con el tiempo observo que tenía propiedades que reducian el dolor. En 1891, se lo administro a un marinero con malaria, y el resultado fue que se recuperó

Al ver que añadir una sustancia química podía ayudar a detener la progresión e incluso curar una enfermedad, Ehrlich empezó a pensar en si otros compuestos podrían tener el mismo efecto sobre otras patologías. Este fue el nacimiento del uso de fármacos, y en concreto la quimioterapia. En 1910 tras varios años de investigación encontró un fármaco capaz de lidiar con las infecciones por sífilis.

Esto fue también el nacimiento de las grandes empresas farmacéuticas que conocemos hoy en día Hoechst y Bayer, ambas empresas que se dedicaban en un principio al negocio de los tintes.

El descubrimiento del primer antibiótico

En 1928 un científico escoces descubrió algo que cambiaría el mundo para siempre. Por aquel entonces Fleming se dedicaba a trabajar con cultivos de staphylococcus aureus de infecciones. 

Fleming siempre fue regañado por ser demasiado desordenado, y mantuvo este hábito incluso en sus años como científico. Un día, tras volver a Londres se dio cuenta de que uno de sus cultivos había sido contaminado por un hongo.

Cuando examinó el cultivo se dio cuenta de que alrededor del moho no había crecimiento de bacterias. Esto le sorprendió, porque significaba que el hongo producía algo que no permitía el crecimiento de las bacterias. Tras investigarlo Fleming descubrió que el hongo era de la especie Penicillium notatum, cuyas esporas habían llegado de alguna forma a su laboratorio.

Por esa misma época la ciudad sufrió una bajada de temperaturas que le permitió crecer el hongo, seguido de un periodo de calidez que permitió que las bacterias creciesen. Fue únicamente gracias a estas coincidencias que pudo descubrir que había “algo” que permitía matar a las bacterias 

En su momento Fleming no pensó en usarlo para tratar la nueva epidemia de sífilis del momento, ni en probarla en animales. Su desorden le permitió hacer un gran descubrimiento, pero su punto de vista como experto en un campo no le permitió ver su utilidad para otros campos.

 Fue otro grupo de científicos, que en 1940 estudió los efectos de la penicilina para curar a ratones con una dosis letal de estreptococos. Tras ver que funcionaba lo probaron en humanos y lograron curarles, lo cual permitió el nacimiento de la era de los antibióticos.

Al principio se trató como un secreto militar, y fue en parte lo que permitió que venciesen a las tropas alemanas al reducir el número de muertes debidas a infección. Pero con el tiempo se expandió y hoy en día todos tenemos acceso. Aunque ahora nos enfrentamos a un problema diferente, apenas 80 años después de su primer uso.

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