
Resumen del libro 21 lecciones para el siglo XXI por Yuval Noah Harari (21 Lessons For The 21st, 2018)
Resumen corto: 21 Lecciones para el siglo XXI nos presenta una descripción de algunos de los desafíos políticos, culturales y económicos de la actualidad creados en muchos casos por la tecnología, y cómo podemos hacerles frente.
¿Cómo preparamos a nuestros hijos para el año 2050? ¿O incluso el año 2100? Es una gran pregunta, especialmente porque hoy en día nadie sabe cómo cambiará el mundo. Sin embargo, eso no significa que no valga la pena darse por vencido para prepararse para un futuro incierto. En 21 lecciones para el siglo XXI, Yuval Noah Harari nos ayuda a lograrlo.
¿Quién es Yuval Noah Harari?
Después de sus éxitos de ventas anteriores, Sapiens, que exploraba el pasado humano, y Homo Deus, que se centró en el futuro lejano, el último libro de Yuval Noah Harari trata sobre nuestros mayores desafíos en el aquí y ahora y cómo podemos enfrentarnos a ellos.
3 de las ideas principales del libro son:
- Los datos se han convertido en un activo valioso, razón por la cual la tecnología interrumpe todos nuestros sistemas.
- Sabemos menos de lo que creemos
- La necesidad de una reforma educativa
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Los datos se han convertido en un activo valioso, razón por la cual la tecnología interrumpe todos nuestros sistemas.
Diferentes ideologías han dado forma a la forma en que los humanos ven y dirigen el mundo. En el siglo XX, el fascismo, el comunismo, el capitalismo y el liberalismo lucharon por ese privilegio.
Dependiendo de la ideología que domine, los diferentes activos aumentan de valor. Lo que sea de valor es aquello por lo que los políticos, las naciones y las empresas lucharán, decidiendo hacia qué futuro avanza el mundo. Hasta ahora, en el siglo XXI, la tecnología parece haberse convertido en la base en la que se sustenta el mundo.
Dado que el método científico es nuestra ideología principal, los datos se convierten en un activo valioso. De estos datos dependen las decisiones que tomamos. El método científico se basa en crear un marco teórico que explique algo, y hacer experimentos para comprobar la veracidad de nuestras hipótesis, y es en este último paso en el que entran los datos. Cuanta más información tengamos, mejor será nuestra comprensión del mundo, y por lo tanto nuestra capacidad para optimizar nuestros sistemas. Los datos se han convertido en nuestra principal forma para conseguir una ventaja, sin importar nuestro campo.
Por eso los políticos luchan por que sus naciones ganen la carrera tecnológica. El problema es que esta vez nadie comprende completamente las implicaciones de nuestra ideología. Para los políticos, esta falta de comprensión se convierte rápidamente en una amenaza. Las personas se sienten frustradas, se sienten ignoradas y se dan cuenta de que los representantes que eligieron no tratan los temas importantes.Y, sin embargo, sabemos tan poco sobre tecnología como ellos.
Un gran ejemplo son los mercados financieros, donde los algoritmos ya hacen gran parte del trabajo. Si vemos la volatilidad de campos como el de las criptomonedas, en el que esta tecnología se usa mucho más, podemos hacernos una idea de lo que nos puede deparar no tener un mayor control sobre la tecnología.
Sabemos menos de lo que creemos
A la hora de tomar decisiones nos encontramos con uno de los principales obstáculos para el ser humano, los sesgos cognitivos. No nos solemos dar cuenta, pero lo vemos y entendemos todo a través de “filtros”, que dependen de factores tan diversos como nuestras experiencias, hasta si hace demasiado calor donde estamos. Todos los factores de nuestro entorno, así como la información que está procesando nuestro cerebro, afectan a las decisiones que tomamos, y como no sabemos qué factores son, ni cómo nos afectan exactamente, esto introduce un error variable a nuestras decisiones.
En física se sabe que si el error asociado a una medida es demasiado grande, es probable que no podamos fiarnos de las medidas que tomemos, porque casi cualquier indicio o prueba podría ser ruido. Con los sesgos cognitivos pasa algo parecido, a menos que sepamos qué tipos de sesgos cognitivos nos afectan, y de qué forma suelen hacerlo, es muy difícil que podamos tomar decisiones de forma racional.
Uno de los sesgos cognitivos es lo que Harari llama “la ilusión del conocimiento”. Creemos que sabemos mucho más que nuestros antepasados cuando, en realidad, sabemos menos en muchos aspectos. Por ejemplo, dependemos de una infinidad de otras personas para mantener nuestro estilo de vida. No podemos cazar nuestra propia comida, construir nuestro propio refugio o hacer nuestra propia ropa. Creemos que somos inteligentes, pero el hecho de que podamos acceder a todo el conocimiento del mundo no significa que ya esté en nuestra cabeza.
La mejor forma de limitar el efecto de este sesgo es a través de hacer preguntas. Su efecto se basa en creer que sabemos, y por lo tanto, hacer más preguntas e intentar llegar al fondo de estas, es la mejor defensa.
Necesitamos una reforma educativa
Neil deGrasse Tyson dio una vez un gran discurso sobre la importancia de saber pensar frente a saber datos. Lamentablemente, nuestras escuelas nos enseñan lo último. Incluso la educación superior todavía se centra en meternos en la cabeza tantos datos como podamos, ponerlos en un papel y olvidarlos de nuevo.
Es importante una comprensión básica de historia, biología, matemáticas y otras materias. Pero más allá de eso, es más importante que aprendamos a navegar por el mar de información, a filtrar lo importante y tener las herramientas para saber que puede ser falso.
Nuestro futuro depende cada vez menos de tener toda la información en la cabeza, que de saber cómo encontrarla, organizarla y usarla. Para que nuestros hijos tengan un futuro próspero, eso es lo que debemos enseñarles a hacer.
